¿Cómo saber si sufro disfagia?

¿Cómo saber si sufro de disfagia?

La deglución es un complejo proceso sensorial y motor que se activa cuando presentamos un alimento y este entra por la boca. Cuando vemos, olemos e incluso escuchamos un alimento, se ponen en marcha los centros neuromotores y sensoriales implicados en la deglución: respiración, succión (si es bebé), mordida, masticación e ingesta. Cualquier alteración en algunas de estas funciones puede derivar a una disfagia.

¿Qué es la disfagia?

La disfagia se conoce como la dificultad para comer. Se divide en dos tipos según la fase de la deglución: disfagia orofaríngea y disfagia esofágica. La disfagia orofaríngea se manifiesta en las alteraciones de la fase oral (1-2), dividida en oral preparatoria y oral de transporte, y de la fase faríngea de la deglución (3).

¿Quién puede sufrir de disfagia? La disfagia puede estar presente en todas las edades; bebés, niños, jóvenes, adultos y ancianos. Sus factores de riesgo son:

  • Nacimiento prematuro
  • Trastornos del neurodesarrollo como la parálisis cerebral infantil
  • Malformaciones congénitas: paladar hendido, labio leporino.
  • Cáncer de cabeza y cuello
  • Intervenciones quirúrgicas del sistema estomatognático
  • Ictus
  • Enfermedades neurodegenerativas
  • Edad avanzada: presbifagia
  • Enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson

 

¿Cómo saber si tengo disfagia?

Los síntomas característicos de la disfagia son:

  • Tos durante y después de la ingesta
  • Voz húmeda o gangosa después de comer
  • Sensación de restos en la garganta
  • Sobresfuerzo para tragar
  • Salivación excesiva
  • Episodios de neumonía recurrentes
  • Rechazo a determinados alimentos
  • Pérdida de peso
  • Demora en las comidas

La logopedia es la profesión encargada de prevenir, evaluar, diagnosticar y rehabilitar las funciones deglutorias alteradas en una disfagia orofaríngea.

Esta publicación es meramente informativa y no posee valor para realizar ningún tipo de diagnóstico. Si siente que puede presentar disfagia, te invitamos a contactar con la logopeda de nuestro centro.

Contacto

Fuente:

Paniagua, J., et al. (2019). Disfagia. De la evidencia científica a la práctica clínica. Giunti EOS.

Dodrill, P. y Gosa, M. (2015). Pediatric Dysphagia: Physiology, Assessment and Management. Ann Nutr Metab, 66(5), 24-31.

Perepa, L. (2017). Dysphagia: Approach to Assessment and Treatment. Journal of Head Neck and Spine Surgery, 1(1).

PENELOPE SALIDO

Penélope Salido
Logopeda experta en daño neurológico

El daño cerebral adquirido en Neuropsicología

Daño cerebral adquirido

El daño cerebral adquirido es una condición en la que el cerebro sufre una lesión que altera su estructura y funcionamiento previo. Las causas pueden ser muy diversas: traumatismos craneoencefálicos (lesiones), enfermedades cerebrovasculares (AIT, Ictus, demencias, encefalopatias hipertensivas…), tumores o enfermedades infecciosas del sistema nervioso central, entre otras.

Gracias a los avances médicos y los buenos profesionales, un mayor porcentaje de personas sobreviven tras una lesión cerebral. Desgraciadamente, en ocasiones aparecen ciertas secuelas en estos pacientes:

  • Déficits en la capacidad motora y sensorial: se aprecian en el equilibrio, el control de la postura, falta de sensibilidad en ciertas partes del cuerpo o la funcionalidad de los sentidos.
  • Problemas cognitivos: según la localización del daño pueden surgir dificultades de atención, memoria, lenguaje y funciones ejecutivas.
  • Alteraciones emocionales y conductuales: frecuentes tras el daño en la corteza prefrontal. Concretamente, puede surgir un perfil caracterizado por la pasividad, la apatía y la desmotivación u otro compuesto de conductas desinhibidas, impulsividad e hiperactividad. Asimismo, son frecuentes también los episodios de irritabilidad e ira, cambios en el estado de ánimo y síntomas de ansiedad y depresión.
  • Falta de conciencia de las dificultades: también denominado “anosognosia”, es la imposibilidad para detectar las limitaciones o problemáticas causadas por el daño cerebral.

Por tanto, junto al trabajo de otras disciplinas, la Neuropsicología se hace imprescindible en la evaluación y abordaje de estos casos. Los programas de rehabilitación cognitiva compensan o mejoran las alteraciones, contribuyendo a la mejora de la calidad de vida del paciente.  Este proceso debe ser totalmente individualizado, teniendo en cuenta la causa, amplitud y pronóstico de la lesión y creando ejercicios prácticos y útiles para las dificultades que aparecen en el día y a día. Además, también es muy interesante conocer los gustos y aficiones del paciente para personalizar aún más estas actividades.

De igual modo, este tipo de rehabilitaciones requieren del trabajo de los familiares. Tanto en el proceso de evaluación como en el de intervención, facilitando los cambios en el entorno, favoreciendo el cumplimiento de las tareas y aportando apoyo emocional. En este tipo de pacientes, son habituales los sentimientos de miedo y frustración, dando lugar a una serie de predicciones negativas que dificultan el curso del tratamiento.

En resumen, el tratamiento de pacientes con daño cerebral se aborda de forma multidisciplinar. Concretamente, la neuropsicología se centra en favorecer la autonomía personal y los procesos de socialización, estimular las funciones cognitivas y acompañar a los pacientes en la toma de conciencia de las dificultades.

Bibliografía:

Arango Lasprilla, J. C. (2006). Rehabilitación neuropsicológica. El Manual Moderno

Delgado-Mejia, I. D. y Etchepareborda, M. C. (2013). Trastornos de las funciones ejecutivas. Diagnóstico y tratamiento. Revista de Neurología, 57(1), 95–103.

Por Desirée Castellano Olivera, psicóloga sanitaria y neuropsicóloga

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