Probióticos y prebióticos

PROBIÓTICOS Y PREBIÓTICOS

La microbiota es un conjunto fascinante de billones de microorganismos, principalmente bacterias, que residen en nuestro cuerpo, sobre todo en el tracto gastrointestinal. Estos pequeños habitantes desempeñan roles de vital importancia para nuestra salud:

 Ayudar en la digestión de los alimentos.
 Producir vitaminas.
 Regular nuestro sistema inmunológico.
 Protegernos de microorganismos dañinos.

Hay que destacar que la composición de nuestra microbiota no es algo fijo; evoluciona y cambia a lo largo de nuestra vida, desde la infancia hasta la vejez, influenciada por factores como la genética, el entorno, la dieta y nuestro estilo de vida.

La relación entre nuestro organismo y la microbiota es simbiótica, lo que significa que ambos se benefician mutuamente. Estas bacterias nos ayudan a defendernos de infecciones, a mantener la salud de nuestra mucosa intestinal y a regular procesos inmunológicos. A cambio, nuestro cuerpo les ofrece un ambiente propicio para que vivan y se reproduzcan.

Sin embargo, cuando hay un desequilibrio en estas cepas bacterianas, conocido como disbiosis, nuestro organismo puede volverse más susceptible a diversas enfermedades. Este desequilibrio puede ser provocado por muchos factores:

 El estrés crónico, una dieta baja en fibra y alta en azúcares y grasas saturadas, el uso excesivo de antibióticos, la falta de actividad física, el consumo de alcohol, el tabaquismo o la exposición a microorganismos patógenos.

Todo esto puede favorecer el crecimiento de bacterias dañinas y afectar funciones vitales de nuestro cuerpo.

Para que pueda existir un entorno propicio y adecuado se ha ampliado el estudio de dos sustancias, los probióticos y los prebióticos.

Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se consumen en las cantidades adecuadas, pueden ofrecer beneficios para la salud del huésped. Estos microorganismos beneficiosos incluyen diversas cepas de bacterias como Lactobacillus, Bifidobacterium (ayudan a la maduración del intestino y su bienestar, son antagónicos de patógenos y promueven la inmunidad intestinal.), y se encuentran de manera natural en nuestro cuerpo y en ciertos alimentos fermentados, como el yogur, el kéfir, el chucrut, el kimchi o el miso.
Incorporar probióticos en nuestra dieta puede ayudar a fortalecer la microbiota intestinal, mejorar la digestión, reducir la inflamación y potenciar nuestras defensas inmunológicas. Además, algunos estudios indican que los probióticos pueden ser útiles en el tratamiento de trastornos digestivos como el síndrome del intestino irritable, la diarrea infecciosa, la enfermedad inflamatoria intestinal y en la recuperación después de tomar antibióticos.

Por otro lado, los prebióticos son sustancias no digeribles que actúan como alimento para las bacterias beneficiosas en nuestro intestino. Estas sustancias fomentan el crecimiento y la actividad de las bacterias, ayudando a mantener un equilibrio saludable en la microbiota. Los prebióticos más comunes son los oligosacáridos, que se encuentran en alimentos como la cebolla, el ajo, la alcachofa, el puerro, la remolacha, el tomate, los espárragos, los plátanos, en cereales integrales como la cebada, el trigo y el centeno, así como en legumbres como los frijoles, las lentejas y la soja. También están presentes en productos derivados de la caña de azúcar, como el jugo de caña, las melazas y el bagazo, y en el maíz.
Consumir la cantidad adecuada de prebióticos puede mejorar la salud digestiva, aumentar la absorción de minerales como el calcio y el magnesio, y contribuir a la regulación del peso corporal y a la función inmunológica.

Bibliografía:

Castañeda Guillot, C. (Julio, 2017) Microbiota intestinal, probióticos y prebióticos.
De las Cagigas Reig, A. Blanco Anesto, J. (2002) Prebióticos y probióticos, una relación beneficiosa.
Tormo Carnicé, R. (Agosto, 2006) Probióticos. Concepto y mecanismos de acción.
Nutribiótica (s.f.) Probióticos. ¿Qué son? ¿Para qué sirven? https://nutribiotica.es/digestivo-y-nutricion/probioticos/
Moreno Calderón, X. (2022) Disbiosis en la microbiota intestinal.

ANA SÁNCHEZ GUTIÉRREZ
Psicóloga

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

¿Por qué odio las matemáticas?

¿Por qué las Matemáticas y la Física son asignaturas que cuestan especialmente al alumnado, y en concreto a las niñas?

 

Las matemáticas y la física/química son dos de las asignaturas que más desafíos presentan a estudiantes de todas las edades. Aunque son fundamentales para el desarrollo del pensamiento lógico, suelen conllevar más esfuerzos. ¿Por qué ocurre esto? Existen diversos motivos a los que atribuir esta situación:

  • La abstracción de los conceptos: estas materias exigen la habilidad para entender y manejar ideas abstractas, a diferencia de disciplinas más específicas como historia o biología que ofrecen información palpable.
  • Razonamiento lógico: implica un pensamiento secuencial que nos permite abordar los problemas de manera gradual, siguiendo un orden estricto, puesto que cualquier equivocación en el proceso podría afectar el resultado final.
  • Falta de conexión con la realidad: en ocasiones resulta complicado comprender claramente la aplicación de lo que se aprende en estas materias en nuestra vida cotidiana, lo que puede generar una disminución del interés en las asignaturas.
  • El aprendizaje acumulativo: el conocimiento se desarrolla de forma progresiva y es fundamental comprender lo que se estudia, ya que será complicado mantener la continuidad del contenido si no se posee una base sólida para avanzar.

Por otro lado, la discalculia evolutiva, entendida como una condición que afecta la habilidad de entender y trabajar con números y conceptos matemáticos (Scrich, Fonseca, Bembibre & Torres, 2017), se trata de un trastorno del aprendizaje infradiagnosticado (solo se detectan alrededor del 10%) lo que provoca que los alumnos que lo presentan no cuenten con el apoyo necesario.

Además, los síntomas puedan ser sutiles o confundirse con otras dificultades en el aprendizaje, la escasa implantación de neuropsicología infantil o la poca concienciación sobre la importancia de la detección temprana pueden ser algunas de las causas de este infradiagnóstico. Lo cual nos deja unas consecuencias en los alumnos como la frustración, el descenso de autoestima, un peor rendimiento académico, dificultades y rechazo de asignaturas como matemáticas y física/química.

Por otro lado, hay que hablar de la brecha de género presente en asignaturas como matemáticas. En 2019, se compararon los datos de la prueba internacional de matemáticas de 4º de Primaria de TIMSS 2019 donde se apreció una diferencia desfavorable para las niñas. Sin embargo, en otras asignaturas no se reportan diferencias de género. ¿Por qué?

Existen diversas razones a las que podríamos atribuir parte de la causa de esta brecha, como por ejemplo:

  • Los estereotipos de género: los prejuicios de género a los que se someten los alumnos en contextos tanto académicos, como familiares en ocasiones pueden terminar influyendo en la forma de relacionarse con las materias.
  • Pérdida de confianza y motivación: en el momento en el que sienten que se “confirma el estereotipo” o que realmente su rendimiento o capacidad es peor, se acaba por interiorizar presentando así un descenso en el rendimiento.
  • Presentan mayores niveles de estrés en matemáticas: este estrés puede provocar que los resultados no sean fieles a la preparación y conocimientos que poseen.
  • La influencia de los profesores: la transmisión de confianza y seguridad a los alumnos es una parte esencial de la educación y si esta se ve alterada, puede provocar peores resultados en algunas materias.

Para reducir esta brecha de género sería importante crear entornos educativos que eliminen los estereotipos de género, ofrecer modelos a seguir y fomentar la confianza y la motivación del alumnado.

No dejes que las matemáticas y la física/química te genere ansiedad o más dificultades. En PSYCOLab detectamos casos de Discalculia y entrenamos en estas áreas para que superes el curso, en cualquier etapa, con éxito. Pregúntanos!!!

CONTACTO

Bibliografía:

Mateos Mateos R, López Guinea C (Febrero, 2011) Difficulties of learning. Problems of the late diagnose and/or of infradiagnostico.

Gómez Vera A, Moya Martínez M. (Agosto, 2019) La discalculia y el aprendizaje en matemáticas.

Scrich, Fonseca, Bembibre & Torres (2017). Dyslexia, dysgraphia and dyscalculia: their impact on ecuadorean education. 

Arconada D, Explorando las causas del fracaso en los estudios de matemáticas y física.

Sanz I, Cuevas Ruíz P, Sevilla A (Septiembre, 2021) La brecha de género en el rendimiento en matemáticas (TIMSS 2019)

ANA SÁNCHEZ GUTIÉRREZ
Psicóloga y preparadora académica en cualquier etapa educativa

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

 

 

Memoria de trabajo

MEMORIA DE TRABAJO

 

La memoria de trabajo es fundamental para las diversas tareas que realizamos en nuestro día a día.

Se trata de un conjunto de procesos mentales encargados del almacenamiento y la manipulación de la información de forma activa, simultánea a la realización de la tarea. Es una de nuestras principales funciones ejecutivas, las cuales nos ayudan a planificar, organizar, guiar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse al entorno y alcanzar metas. (Bauermeister, 2008).

La memoria de trabajo debe ser estimulada desde las primeras experiencias escolares, ya que cuenta con una capacidad de flexibilización y ampliación a medida que se adquieren conocimientos que hay que ejercitar. Es importante destacar la importancia de hacerlo sobre todo al inicio de la escolarización ya que en los primeros años es un factor clave para el correcto desarrollo estratégico del niño. También es fundamental su entrenamiento tras el diagnóstico del TDAH.

La Neuropsicología de la memoria de trabajo poco a poco ha ido consiguiendo recaudar más información gracias a las técnicas con las que contamos actualmente. Estaríamos hablando de una compleja red de conexiones y hay que destacar la importancia de la corteza prefrontal dorsolateral, con una tarea fundamental en el funcionamiento ejecutivo, el lóbulo parietal se encuentra muy relacionado con la manipulación espacial y la corteza temporal medial desempeña una importante función en la interacción con la memoria a largo plazo.

Han existido numerosos modelos para explicar esta función, uno de los más destacados es el Modelo Multicomponente de Baddeley y Hitch. En él se explica que la memoria de trabajo estaría compuesta por tres componentes y un sistema ejecutivo central:

  • El componente del bucle fonológico:

Se encuentra enlazado con el lenguaje, es el almacenamiento de la información a través de la lingüística. La información puede provenir del exterior (alguien nos habla y procesamos la información que contienen sus palabras) o de nuestro propio sistema cognitivo (somos capaces de comunicarnos con nosotros mismos a partir de la lengua sin necesidad de exteriorizarla). El bucle fonológico tiene una gran importancia en el desarrollo y la adquisición del lenguaje de los niños, ya que un mal funcionamiento o desajuste puede desencadenar en un trastorno del lenguaje.

Este bucle está compuesto por dos componentes un almacén temporal de la información acústica cuyos contenidos desaparecen al cabo de unos segundos (a menos que se refuercen) y un sistema de mantenimiento de la información acústico-verbal que, a través de la reactualización de la información, consigue mantenerla indefinidamente.

  • El componente de la agenda viso-espacial:

Es el componente responsable de procesar y mantener la información de naturaleza visual y espacial, la cual puede provenir tanto de la percepción visual como de nuestra mente. Es más complejo, por lo que ha presentado más dificultades a la hora de estudiarlo.

Podemos mantener esta información visual en nuestra memoria y crear nuestra propia representación espacial, la cual nos ayudaría a orientarnos en el espacio y tomar decisiones basadas en la ubicación y el movimiento de los objetos.

  • El componente buffer episódico:

Estaríamos hablando de un componente añadido en el 2000 por Baddeley, en su versión revisada del modelo original. Actúa como un almacenamiento temporal capaz de integrar información de diferentes componentes. Es el intermediario entre la memoria de trabajo y la memoria a largo plazo y realiza una especie de selección con la información que trasladar.

 

  • El sistema ejecutivo central o sistema atencional supervisor:

Es un sistema de orden superior encargado de mantener el control cognitivo y de procesamiento que precede a nuestro comportamiento. Es responsable de la selección ante situaciones novedosas para poder responder ante ellas y poniendo en funcionamiento procesos ejecutivos tan importantes como la anticipación, planificación y monitorización de las estrategias.

Dedicaremos otro post a este complejo sistema ejecutivo, llamado también SISTEMA DE ACTIVACIÓN RETICULAR ASCENDENTE (S.A.R.A).

En PSYCOLab disponemos de una variedad de pruebas diagnósticas, incluida NESPLORA, para la evaluación de los procesos atencionales, memoria y funciones ejecutivas. Pregúntanos!!!

Contacto

 

BIBLIOGRAFÍA

Escudero Cabarcas, J.; Wilmar Fernando, Pineda Alhucema.  Memoria de trabajo: El modelo multicolor ente de Baddeley, y otros modelos y su rol en la práctica clínica.

García, L. (Mayo, 2022) Memoria de trabajo y memoria a corto plazo, definición y diferencias.

González, S; Flavio Humberto, Fernández; Julio Enrique, Duarte. (Diciembre, 2016) Memoria de trabajo y aprendizaje: Implicaciones para la educación.

López, M. (2011) Memoria de trabajo y aprendizaje: aportes de la neuropsicología.

Tirapu-Ustárroz, J. y Grandi, F. (2016). Sobre la memoria de trabajo y la memoria declarativa: propuesta de una clarificación conceptual. PanamericanJournal of Neuropsychology, 10 (3): 13-31.

Tirapu-Ustárroz, J. y Muñoz-Céspedes, J.M. (2005). Memoria y funciones ejecutivas. Revista de Neurología, 41 (8): 475-484.

Urquinaona, S.; Luis Alberto, Heredia. (Octubre, 2010) Relaciones del ejecutivo central de la memoria de trabajo con los problemas comportamentales en la infancia. Universidad Nacional de Rosario.

ANA SÁNCHEZ GUTIÉRREZ
Psicóloga

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

Evaluación Neuropsicológica en el TDAH

EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA EN EL TDAH

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo con una prevalencia significativa a nivel mundial. Se caracteriza por dificultades tales como la inatención, impulsividad e hiperactividad, y puede afectar negativamente a diversas áreas de la vida de quien la padece.

Dentro de la evaluación de TDAH existen una serie de síntomas de los cuales deben cumplirse 6 o más en el caso de niños, y a partir de 5 en el caso de personas mayores de 17 años, durante los últimos 6 meses, en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta en sus actividades sociales, académicas o laborales. Hay que especificar que se trata de un trastorno heterogéneo en el que puede aparecer:

  • Con presentación predominante de falta de atención:
    • Falla en prestar la debida atención a los detalles, cometer errores por descuidos.
    • Tiene dificultades en mantener la atención en tareas o actividades recreativas
    • Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
    • No sigue las instrucciones y no termina los quehaceres.
    • Tiene dificultad para organizar las actividades.
    • Evita o le disgusta iniciar tareas que implican un esfuerzo mental sostenido.
    • Pierde cosas necesarias para las tareas.
    • Se distrae por estímulos externos.
    • Olvida las actividades cotidianas.
  • Con presentación predominante de hiperactividad/impulsividad:
    • Juguetea o golpea con las manos y los pies o se retuerce en el asiento.
    • Se levanta en situaciones en las que se espera que permanezca sentado.
    • Corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado.
    • Es incapaz de ocuparse tranquilamente de actividades recreativas.
    • Es incapaz o se siente incómodo estando quieto durante un tiempo prolongado.
    • Con frecuencia habla excesivamente.
    • Responde inesperadamente antes de que haya concluido la pregunta.
    • Le es difícil esperar su turno.
    • Interrumpe o se inmiscuye con otros.
  • Con presentación combinada: Si se cumplen síntomas tanto de los criterios de inatención como de hiperactividad/impulsividad.

Hay que apreciar estos síntomas en al menos dos contextos, ya que en caso de observarse en uno solo podrían ser consecuencia de la situación y las circunstancias concretas de dicho contexto. Además, también hay que descartar que puedan deberse a otro trastorno, por lo que también es importante tener en cuenta la comorbilidad.

En ocasiones los síntomas del TDAH pueden ser confundidos con otros trastornos o situaciones que afectan a la persona. Por ejemplo, en el caso de los niños es necesario que se encuentren bien descansados y que su ingesta sea regular antes de presentarles una prueba de este tipo ya que sus resultados pueden verse afectados por ello. También hay que tener mucho cuidado con que el déficit no sea únicamente en tareas concretas, ya que en ese caso puede que no estemos hablando de inatención sino de una dificultad específica en dicha prueba.

Así mismo, la cantidad de horas que pasan jugando a videojuegos donde la atención alternante es muy rápida pero no la sostenida (concentración) o en aplicaciones de vídeos muy breves y muy continuos tipo los que observamos en TIKTOK, pueden perjudicar la atención sin tratarse de un trastorno del neurodesarrollo, viendo cómo interviniendo sobre estas áreas que hemos comentado, se favorecen procesos atencionales adecuados.

Para una evaluación correcta, a través de pruebas como “Test de Stroop” o  “CPT – continuous performance test”, habría que analizar las dificultades en las pruebas de atención,  suelen agravarse en los tiempos de reacción y la vigilancia. Además de detallar las disfunciones ejecutivas presentes en las personas con TDAH, las más afectadas suelen ser:

  • La respuesta inhibitoria: dificultad para controlar las respuestas hacia estímulos externos irrelevantes o la dificultad de frenar conductas disruptivas.
  • La flexibilidad cognitiva: déficit en la capacidad mental para cambiar de pensamiento alrededor de dos conceptos diferentes, y pensar en múltiples conceptos simultáneamente.
  • La capacidad de planificación: dificultad para “pensar en el futuro”, de anticipar mentalmente la forma correcta de ejecutar una tarea o alcanzar una meta específica. (Una de las más tardías en adquirirse, alrededor de la pubertad/adolescencia).
  • La fluidez verbal: tarea de producción lingüística donde se observarían problemas en la activación de los mecanismos necesarios para el acceso al léxico, se trata de una función compleja que implica procesos cognitivos como la capacidad de producción verbal controlada y programada, organización de la respuesta y estrategias de búsqueda.
  • La memoria de trabajo: sistema que mantiene y manipula la información de manera temporal, por lo que interviene en importantes procesos cognitivos como la comprensión del lenguaje, la lectura, el razonamiento, etc. y que además afectaría en sus subcomponentes: el bucle fonológico, la agenda visuoespacial, el ejecutivo central y el buffer episódico. (De los que hablaremos en otro post dedicado a la MEMORIA DE TRABAJO).

Javier Tirapu

El TDAH es un trastorno complejo que presenta una amplia comorbilidad y que necesita someterse a un diagnóstico diferencial exhaustivo. Hay que analizar en profundidad los síntomas, los contextos en los que se presenta y las situaciones concretas que rodean al paciente.

En PSYCOLab, disponemos de sistemas de screening de realidad virtual como NESPLORA, con mayor validez ecológica, al situar al usuario en un contexto similar al que vive en su día a día (escuela, trabajo, etc).

Bibliografía:

American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing.

Alba García (2019) TDAH en adultos: Disfunciones ejecutivas. Fundación CADAH. https://www.fundacioncadah.org/web/articulo/tdah-en-adultos-disfunciones-ejecutivas.html

Ana Sánchez Gutiérrez Psicóloga

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

 

Trastorno del espectro autista (TEA)

TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo caracterizado por alteraciones en la comunicación, en la interacción social y la presencia de comportamientos repetitivos y/o intereses de tipo restringido. Las manifestaciones de este trastorno varían considerablemente, lo que hace que cada individuo se ubique en diferentes puntos de un espectro. Por tanto, abarca desde personas con altos niveles de funcionamiento (anteriormente clasificado como Síndrome de Asperger) hasta aquellas que presentan déficits muy significativos (Muñoz & Villanueva, 2021).

Las dificultades en la comprensión y el uso del lenguaje en contextos sociales engloban pacientes no verbales, con una limitación para iniciar y mantener conversaciones, con déficits en la interpretación de señales sutiles como expresiones faciales, gestos y/o tonos de voz, etc. (Cuevas et al., 2020). Este hecho puede apreciarse, en ocasiones, en una falta de reciprocidad que conlleva una tendencia a mantener comunicaciones centradas en el tema de interés de la persona, obviando las necesidades del otro (Álvarez et al., 2019).

Además, los pacientes suelen tener preferencia por seguir rutinas estrictas, presentando una resistencia al cambio en sus tareas del día a día (López, 2018). Suele ser habitual que muestren un interés excesivo en ciertos temas que dificultan la participación en otras actividades o interacciones sociales (González & Fernández, 2020).

Otra característica habitual es la alteración en el procesamiento sensorial. Muchos niños y adultos tienen una respuesta atípica, incluyendo tanto hipersensibilidad (molestias a ruidos, luces, texturas… ) como hiposensibilidad (falta de respuesta al dolor o la temperatura, hecho que puede ser muy peligroso) (Sánchez et al., 2018). Este hecho contribuye a la dificultad para adaptarse a nuevos entornos y situaciones, aumentando la ansiedad y el estrés. (Sánchez et al., 2018).

Desde un punto de vista diagnóstico, es crucial una evaluación que combine diversas fuentes de información, incluidas observaciones clínicas, entrevistas con los padres y el uso de herramientas estandarizadas. Entre las más utilizadas en el contexto clínico están el Autism Diagnostic Interview-Revised (ADI-R) y el Autism Diagnostic Observation Schedule (ADOS-2), que permiten evaluar tanto las características del trastorno en función del desarrollo temprano como los comportamientos actuales del individuo (Grados et al., 2018; López, 2018). Además, las pruebas de reconocimiento emocional y los autoinformes proporcionan mucha información sobre la capacidad del individuo para percibir y comprender las emociones de los demás (Saldarriaga et al., 2019).

La evaluación precisa es la base para ofrecer apoyos adecuados a la persona (González & Fernández, 2020). El tratamiento debe centrarse en conocer y potenciar las habilidades del paciente con su ritmo y estilo de aprendizaje, más allá de enfocarse únicamente en las dificultades. Entre las técnicas encontramos el entrenamiento en habilidades sociales, gestión y comprensión emocional, funciones ejecutivas (inhibición, flexibilidad cognitiva…), integración sensorial, etc.

Si necesitas realizar una evaluación de autismo (TEA) con ADOS-2 y ADI-R en Benalmádena, Málaga, consúltanos.

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Referencias

Álvarez, S., Pérez, C., & Gómez, J. (2019). Trastorno del espectro autista: Perspectivas actuales en la evaluación y el tratamiento. Editorial Universidad de Salamanca.

Cuevas, K., Lázaro, S., & García-Pérez, R. (2020). Aspectos neuropsicológicos del autismo: Nuevas perspectivas en la comprensión del trastorno del espectro autista. Revista Latinoamericana de Psicología, 52(2), 168-179. https://doi.org/10.14349/rlp.2020.v52.n2.168

González, M., & Fernández, E. (2020). El diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista en la infancia: Estrategias y herramientas en la evaluación. Psicología en Desarrollo, 23(1), 45-58.

Grados, M., Salgado, J., & Martínez, G. (2018). Herramientas diagnósticas para el Trastorno del Espectro Autista: Avances y desafíos. Revista de Psicología y Neurociencias, 40(1), 45-56.

López, M. (2018). El diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista: Herramientas y técnicas de evaluación en la práctica clínica. Editorial Planteamiento.

Muñoz, A., & Villanueva, A. (2021). El Trastorno del Espectro Autista: Nuevas tendencias en la identificación y diagnóstico temprano. Revista Española de Pedagogía, 79(1), 85-99. https://doi.org/10.22550/REP2021.79.1.003

Saldarriaga, E., Vargas, C., & Saldarriaga, G. (2019). Evaluación y diagnóstico del autismo en niños: Herramientas y enfoques actuales. Revista de Psicología del Desarrollo, 30(4), 227-239. https://doi.org/10.1016/j.rpsd.2019.06.003

Sánchez, L., Rodríguez, S., & García, J. (2018). Trastornos del procesamiento sensorial en el Trastorno del Espectro Autista: Implicaciones para la intervención. Psicología y Salud, 28(2), 132-145. https://doi.org/10.1016/j.psysal.2018.03.004

Desirée Castellano
Neuropsicóloga Clínica

Microbiota y Alzheimer

Conexión entre la Microbiota Intestinal y la Enfermedad de Alzheimer

En el 2019 más de 50 millones de personas en todo el mundo vivían con demencia y se espera que su número aumente a 152 millones en el 2050), (Romanenko et al.,2021).

La enfermedad de Alzheimer (EA), es una de las principales causas de las demencias, se caracteriza por ser un trastorno neurodegenerativo complejo que se identifica por el deterioro progresivo de la función cognitiva. Sus principales manifestaciones neuropatológicas incluyen la acumulación de placas de amiloide-β (Aβ) y ovillos neurofibrilares compuestos de tau hiperfosforilada, junto con neuroinflamación y muerte neuronal. Estas alteraciones afectan especialmente al hipocampo, una región del cerebro fundamental para el aprendizaje y la memoria, que también es responsable de generar nuevas neuronas en un proceso llamado neurogénesis hipocampal adulta (AHN).

La disfunción en la AHN se observa desde las etapas iniciales de la EA, lo que sugiere su implicación en la patogénesis temprana de esta enfermedad. Estudios recientes han destacado que la EA es una enfermedad multifactorial influenciada por factores genéticos, de estilo de vida y ambientales. Entre estos factores, la microbiota intestinal ha emergido como un elemento clave en la investigación sobre el Alzheimer, (Grabrucker et al., 2023)

 

¿Qué es la Microbiota Intestinal y el Eje Microbiota-Intestino-Cerebro?

La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos que habitan en el tracto digestivo y que participan en funciones metabólicas, inmunes y cognitivas. Este ecosistema se comunica con el sistema nervioso central mediante tres vías principales:

  1. El nervio vago
  2. La vía sistémica, a través de metabolitos, hormonas y neurotransmisores.
  3. El sistema inmune, mediante citocinas y mediadores inflamatorios, (Rolando, 2021)

Estudios Preclínicos y Trasplantes de Microbiota Fecal

Investigaciones con modelos animales han demostrado que la microbiota intestinal puede influir en la patogénesis del Alzheimer. En estudios de trasplante de microbiota fecal (FMT), la transferencia de microbiota de pacientes con Alzheimer a ratones ha inducido síntomas cognitivos similares a los de la enfermedad, incluyendo deterioro en la memoria espacial y la neurogénesis hipocampal. Además, el FMT ha mostrado cambios en la morfología de las neuronas recién nacidas, afectando su integración funcional en los circ uitos cerebrales, (Grabrucker et al., 2023).

Identificando por primera vez que los síntomas del Alzheimer se pueden transmitir a un organismo joven y saludable mediante la microbiota intestinal, poniendo de manifiesto que la microbiota intestinal desempeña un papel causal en la enfermedad que resalta la neurogénesis en el hipocampo que actúa como un proceso clave. Este proceso conecta factores sistémicos, como los mediadores circulatorios, con los efectos generados por el intestino en el desarrollo del Alzheimer, (Grabrucker et al., 2023).

Por lo tanto, las Alteraciones en el microbiota intestinal incluyen cambios en la composición bacteriana y la producción de metabolitos clave. Por ejemplo, se ha observado un aumento en la proporción de Bacteroidetes y una disminución de Firmicutes, así como niveles reducidos de ácidos grasos de cadena corta (SCFA), como el butirato, que se asocian con efectos antiinflamatorios y beneficiosos para la función cognitiva.

 

Inflamación Sistémica e Intestinal

La EA también se caracteriza por una inflamación crónica tanto en el sistema nervioso central como en el tracto intestinal. La presencia de géneros bacterianos proinflamatorios como Desulfovibrio y la reducción de bacterias productoras de butirato, como Clostridium y Coprococcus, se han asociado con un aumento de la acumulación de amiloide-β y una mayor carga inflamatoria, (Grabrucker et al., 2023)

Implicaciones Terapéuticas

Estos hallazgos resaltan la importancia de la microbiota intestinal como un posible objetivo terapéutico para prevenir o tratar la EA. La modulación de la microbiota mediante intervenciones como probóticos, prebóticos, cambios dietéticos y trasplantes de microbiota fecal podría ofrecer una vía prometedora para mejorar los síntomas cognitivos y reducir la progresión de la enfermedad, (Almaguer et al.,2018).

El eje microbiota-intestino-cerebro representa un área de investigación crucial para entender los mecanismos subyacentes en la enfermedad de Alzheimer. Aunque quedan muchas preguntas por resolver, los avances en este campo podrían allanar el camino hacia estrategias terapéuticas innovadoras que promuevan una mejor calidad de vida para los pacientes y sus familias.

Como dijo Hipócrates:

 “Toda enfermedad comienza en el intestino”; y en el caso del Alzheimer, esta idea podría ser más relevante que nunca, (Cryan et al.,2019).

Bibliografía:

Almaguer, L., Martinez, W. y Guach, D. (2018). Implicaciones de la microbiota intestinal en la etiología y terapéutica de la enfermedad de Parkinson, 48-57.

http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S1729-519X2018000100007&script=sci_arttext

Cryan, JF., O’Riordan, KJ., Cowan, CSM., Sandhu, KV., Bastiaanssen, TFS., Boehme, M., Codagnone, MG., Cussotto, S., Fulling, C., Golubeva, AV., Guzzetta, KE., Jaggar, M., Long-Smith, CM., Lyte, JM., Martin, JA., Molinero-Perez, A., Moloney, G., Morelli, E., Morillas, E., O’Connor, R., Cruz-Pereira, JS., Peterson, VL., Rea, K., Ritz, NL., Sherwin, E., Spichak, S., Teichman EM., van de Wouw M., Ventura-Silva AP., Wallace-Fitzsimons, SE., Hyland, N., Clarke G. y Dinan TG. (2019). El eje microbiota- intestino- cerebro. Rev.1;99(4):1877.

https://journals.physiology.org/doi/full/10.1152/physrev.00018.2018?rfr_dat=cr_pub++0pubmed&url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori%3Arid%3Acrossref.org

Grabrucker, S., Marizzoni, M., Slajdzic, E., Lopizzo, N., Mobelli, E., Nicolas, S., Dohmn-Hansen, S., Scassellati, C., Vito Moretti, D., Rosa, M., Hoffmann, K., Cryan, Juan F., O´leary, O., Inglesa, J., Lavelle, A., O´Neill, Cora., Thuret, S., Catráneo, J. y Nolan, Yvvone. La microbiota de pacientes con Alzheimer induce déficits en la cognición y la neurogénesis hipocampal, 4916-4918.

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37849234/

Rolando, C. (19 de mayo de 2021). Eje microbiota-intestino-cerebro: ¿Qué es y cuál es su relación con el estrés?.

https://www.keval.es/blog/eje-microbiota-intestino-cerebro

Romanenko, M., Kholin, V., Koliada, A. y Vairman, A. (2021). Nutrición, microbiota intestinal y enfermedad de Alzheimer. 1-9.

https://www.frontiersin.org/journals/psychiatry/articles/10.3389/fpsyt.2021.712673/full

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental o al neurodesarrollo de tu bebé.

Recuerda que durante la exposición, nuestros especialistas no ofrecerán formaciones regladas, sino que estarán en las instalaciones para que te dirijas a ellos cuando quieras.

Más adelante publicaremos fechas en las que sí realizaremos una Jornada de Formación sobre Microbiota y Psicobioma más reglada.

Consulta horarios de la exposición y la asistencia de nuestros especialistas AQUÍ.

Apúntate!!!

Engie Tatiana Torralba Grisales
Psicóloga

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

Microbiota y Trastornos del Sueño

Microbiota y Trastornos del Sueño: Un vínculo más profundo de lo que pensamos.

¿Sabías que la calidad de tu sueño podría estar relacionada con las bacterias que habitan en tu intestino? Aunque a menudo pensamos que los trastornos del sueño, como el insomnio, son solo problemas del cerebro, investigaciones recientes muestran que la microbiota intestinal —el conjunto de microorganismos que viven en nuestro intestino— juega un papel fundamental en nuestro descanso. Esta relación funciona en ambos sentidos, lo que significa que la salud intestinal y el sueño están profundamente interconectados. A continuación, exploraremos cómo estos dos factores se influyen mutuamente y qué podemos hacer para mejorar ambos.

La Microbiota Intestinal: Un “Cerebro” menos conocido

Nuestro intestino alberga billones de bacterias que no solo ayudan a digerir los alimentos, sino que también cumplen funciones cruciales para nuestra salud general. Entre estas funciones destaca la regulación del sistema inmune, el metabolismo y, lo más fascinante, su conexión con el cerebro a través del eje intestino-cerebro. Este sistema permite que las señales químicas, hormonales e inmunológicas viajen entre el intestino y el cerebro, influyendo en aspectos como el estado de ánimo, el comportamiento y, por supuesto, el sueño (Carabotti et al., 2015).

Cuando la microbiota intestinal se ve alterada —un fenómeno conocido como disbiosis— se pueden desencadenar una serie de cambios que afectan tanto a la salud física como mental, incluyendo trastornos del sueño. Un ejemplo claro es la producción de neurotransmisores como la serotonina, que, además de estar relacionada con el estado de ánimo, también es la precursora de la síntesis de melatonina, la hormona que regula nuestro ciclo de sueño-vigilia (Reynolds et al., 2017).

¿Cómo impacta el sueño en la Microbiota?

El sueño y la microbiota intestinal no solo se influencian, sino como decíamos, es una relación bidireccional. Esto significa que, cuando no dormimos bien, nuestra microbiota también sufre. La privación crónica del sueño puede alterar el equilibrio bacteriano y desencadenar una serie de efectos negativos, tales como:

  • Menor diversidad microbiana: Un factor clave para una microbiota saludable. La falta de sueño puede reducir la variedad de bacterias, lo que afecta negativamente al sistema inmunológico y al metabolismo (Benedict et al., 2012).
  • Aumento de la permeabilidad intestinal (“intestino permeable”): La falta de descanso puede dañar la barrera intestinal, permitiendo que sustancias dañinas entren al torrente sanguíneo, lo que genera inflamación (Anderson et al., 2017).
  • Alteración en la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC): Estos compuestos, como el butirato, son cruciales para la salud cerebral y tienen propiedades antiinflamatorias. El butirato se produce a partir de la fermentación de la fibra por parte de las bacterias intestinales y, cuando no se produce en cantidades adecuadas debido a una microbiota desequilibrada o la falta de sueño, se puede afectar tanto el estado de ánimo como la función cerebral (Zhu et al., 2020).

¿Y qué hay de la Microbiota en los Trastornos del Sueño?

Por otro lado, los trastornos del sueño también pueden empeorar el estado de la microbiota. La disbiosis intestinal puede generar problemas adicionales para dormir, como:

  • Producción insuficiente de neurotransmisores: La alteración de la microbiota puede dificultar la producción de neurotransmisores esenciales como el GABA y la serotonina, que son fundamentales para inducir el sueño y la relajación (Clarke et al., 2014).
  • Aumento de la inflamación: La inflamación de bajo grado, provocada por una microbiota desequilibrada, afecta el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HPA), que regula nuestra respuesta al estrés. Esto hace que el cuerpo esté en un estado de alerta constante, dificultando la conciliación del sueño (Mäkelä et al., 2021).

Estrategias para Mejorar el Sueño y la Salud Intestinal

La buena noticia es que existen estrategias que podemos incorporar a nuestra vida diaria para mejorar tanto la calidad del sueño como la salud de la microbiota intestinal. Algunas recomendaciones basadas en la ciencia incluyen:

  1. Incluir prebióticos y probióticos en la dieta: Los prebióticos, que se encuentran en alimentos como el ajo, las cebollas, el plátano o los espárragos, alimentan las bacterias buenas del intestino. Los probióticos como el yogur, el kéfir o el chucrut, repueblan el intestino con bacterias beneficiosas. Ambos son cruciales para equilibrar la microbiota y mejorar el sueño.
  2. Consumir alimentos ricos en triptófano: Este aminoácido es fundamental para producir serotonina y melatonina. Alimentos como carnes magras, huevos, frutos secos y plátanos son excelentes fuentes de triptófano.
  3. Favorecer la producción de butirato: El butirato es un ácido graso de cadena corta producido por las bacterias intestinales a partir de la fibra. Tiene efectos antiinflamatorios, favorece la salud cerebral y regula el estado de ánimo. Para promover su producción, es esencial consumir alimentos ricos en fibra, como legumbres, frutas (especialmente manzanas y peras), verduras (como la alcachofa o el brócoli) y cereales integrales. Estos alimentos no solo mejoran la salud intestinal, sino que también favorecen un sueño más reparador al reducir la inflamación y promover un ambiente adecuado para el descanso.
  4. Evitar cenas pesadas y ultraprocesados: Comer tarde o consumir alimentos difíciles de digerir puede alterar el equilibrio intestinal y empeorar el sueño. Opta por cenas ligeras y fáciles de digerir para un mejor descanso nocturno.
  5. Gestionar el estrés: Técnicas como la meditación, el yoga o la respiración profunda no solo son útiles para reducir el estrés, sino que también pueden favorecer una microbiota equilibrada y promover un sueño más reparador.
  6. Establecer una rutina de sueño consistente: Mantener horarios regulares para dormir y despertar ayuda a sincronizar el ritmo circadiano, lo que beneficia tanto al cerebro como al intestino, favoreciendo un ciclo de sueño saludable.

En Psycolab, consideramos que este campo de investigación es esencial para comprender mejor la conexión entre el sueño y la microbiota intestinal. Esto permitirá desarrollar estrategias preventivas que mejoren la calidad de ambos y ayuden a prevenir diversas enfermedades.

Cuidar de nuestra microbiota y mantener hábitos de sueño saludables son pasos clave para promover una buena salud integral. Sin embargo, es importante recordar que cada persona es única. Si los problemas de sueño persisten o no tienes claro cómo mejorar tu alimentación, te recomendamos acudir a un especialista que pueda ofrecerte un enfoque personalizado y adaptado a tus necesidades.

Además, te invitamos a nuestra Exposición de EXCRETA, donde podremos resolver cualquier duda que tengas sobre este fascinante tema. Y recuerda: no subestimes el poder de dormir bien y mantener un intestino contento. ¡Tu cuerpo te lo agradecerá!

Referencias

  • Anderson, J. R., et al. (2017). The impact of sleep deprivation on barriers to optimal health: Gut permeability and inflammation. Experimental Biology and Medicine, 242(12), 1376-1384. https://doi.org/10.1177/1535370217703977
  • Benedict, C., et al. (2012). Gut microbiota and sleep–wake regulation. Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care, 15(6), 571-577. https://doi.org/10.1097/MCO.0b013e328358d30a
  • Carabotti, M., et al. (2015). The gut-brain axis: Interactions between enteric microbiota, central and enteric nervous systems. Annals of Gastroenterology, 28(2), 203-209.
  • Clarke, G., et al. (2014). Minireview: Gut microbiota: The neglected endocrine organ. Molecular Endocrinology, 28(8), 1221-1238. https://doi.org/10.1210/me.2014-1108
  • Mäkelä, S., et al. (2021). The role of gut microbiota in the relationship between chronic stress and sleep. Frontiers in Psychiatry, 12, 674519. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2021.674519
  • Reynolds, A. C., et al. (2017). Impact of five nights of insufficient sleep on glucose metabolism, leptin and gut microbiota. Journal of Sleep Research, 26(6), 725-734. https://doi.org/10.1111/jsr.12531
  • Zhu, L., et al. (2020). Gut microbiota and sleep: Advances and challenges. Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care, 23(2), 90-95. https://doi.org/10.1097/MCO.0000000000000624

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental o al neurodesarrollo de tu bebé.

Recuerda que durante la exposición, nuestros especialistas no ofrecerán formaciones regladas, sino que estarán en las instalaciones para que te dirijas a ellos cuando quieras.

Más adelante publicaremos fechas en las que sí realizaremos una Jornada de Formación sobre Microbiota y Psicobioma más reglada.

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Lucía Puorto
Psicóloga/Councellor

Síndrome del Intestino Irritable (SII)

Síndrome del Intestino Irritable (SII)

El síndrome del intestino irritable (SII), anteriormente conocido como colon irritable, es uno de los trastornos funcionales digestivos más comunes, con una prevalencia en España en torno al 7-10% (Mearin et al., 2016). Se caracteriza por dolor abdominal recurrente, hinchazón y alteraciones en el hábito intestinal (diarrea, estreñimiento o una combinación de ambos). Es un trastorno que representa un alto porcentaje de consultas en atención primaria y derivaciones a gastroenterología. Durante los últimos años, las investigaciones han resaltado el papel central de la microbiota intestinal y su relación con las implicaciones psicológicas asociadas a este trastorno.

La microbiota intestinal, compuesta por miles de millones de microorganismos que habitan el tracto gastrointestinal, desempeña un papel esencial en funciones metabólicas, inmunológicas y de comunicación con el sistema nervioso central (SNC). En el SII, los estudios han señalado desequilibrios significativos en la composición microbiana como la disminución de bacterias beneficiosas [fundamentales para la regulación de la inflamación] (Rodríguez de Santiago et al., 2019), el aumento de bacterias patógenas [hecho que contribuye a la inflamación y el aumento de la permeabilidad intestinal] (Cañete & Esteban, 2020) y la pérdida de diversidad microbiana [asociado a una menor capacidad de la microbiota a adaptarse a cambios externos como el estrés] (Molina-Infante et al., 2018).

El eje intestino-cerebro es clave para entender la interacción entre el sistema digestivo y el nervioso central. Esta comunicación bidireccional permite que los factores físicos y los emocionales se influyan mutuamente. En pacientes con SII, este eje está particularmente alteado:

La Inflamación sistémica de bajo grado provocado por el desequilibrio en la microbiota: desencadena una serie de respuesta inflamatorias, contribuyendo al dolor abdominal y al incremento de la ansiedad y depresión (Gutiérrez & Olmedo, 2020).

Desequilibrio a nivel neuroquímico: las bacterias intestinales tienen dificultades para producir con normalidad neurotransmisores como la serotonina y el GABA que son esenciales para regular el estado de ánimo y la percepción del dolor (Rodríguez de Santiago et al., 2019).

Hiperactivación del eje HPA (hipotalámico-hipofisario-adrenal): implicando una mayor respuesta al estrés y al agravamiento de la sintomatología, afectando al estado de ánimo y el bienestar emocional (Cañete & Esteban, 2020).

Estos factores conforman un círculo vicioso: el estrés aumenta los síntomas digestivos, la alteración de la microbiota y la inflamación aumentan el dolor y la sintomatología emocional, y estos, a su vez, intensifican la sensación de malestar psicológico.

El diagnóstico de SII puede generar un gran impacto psicológico en los pacientes debido al carácter crónico, impredecible y multifactorial del mismo. Entre las principales consecuencias se incluyen ansiedad anticipatoria (miedo a los síntomas en situaciones sociales y laborales) (Gutiérrez & Olmedo, 2020), depresión y aislamiento social debido a la frustración derivada de los síntomas recurrentes y las limitaciones en la calidad de vida (Molina-Infante et al., 2018), somatización que incrementa la atención a las señales físicas y perpetúa el malestar emocional (Rodríguez de Santiago et al., 2019) e, incluso, estigma y vergüenza.

Para abordar estas consecuencias, se recomienda un enfoque integral que combine diferentes enfoques: educación sobre el SII para comprender el trastorno, planificación dietética (consultar con un nutricionista especializado), cambios en el estilo de vida, control del estrés, conseguir una red de apoyo, tratamiento médico y terapia psicológica con exposición ante situaciones temidas (eficaz para reducir la ansiedad y modificar las creencias disfuncionales sobre el dolor y los síntomas digestivos) (Gutiérrez & Olmedo, 2020).

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Referencias

Cañete, F., & Esteban, M. (2020). Avances en el conocimiento del eje intestino-cerebro en el síndrome de intestino irritable. Gastroenterología y Hepatología, 43(4), 203-214. https://doi.org/10.1016/j.gastrohep.2019.12.004

Gutiérrez, M. M., & Olmedo, M. (2020). Relación entre microbiota intestinal y trastornos emocionales en el síndrome de intestino irritable. Revista Española de Enfermedades Digestivas, 112(5), 345-352. https://doi.org/10.17235/reed.2020.6859/2019

Mearin, F., Ciriza, C., Mínguez, M., Rey, E., Mascort, J. J., & Peña, E. (2016). Guía clínica para el manejo del síndrome del intestino irritable. Medicina Clínica (Barcelona), 147(8), 345-351. https://doi.org/10.1016/j.medcli.2016.06.001

Molina-Infante, J., Serra, J., Fernández-Bañares, F., & Mearin, F. (2018). Dieta baja en FODMAPs en el tratamiento del síndrome de intestino irritable. Gastroenterología y Hepatología, 41(1), 10-22. https://doi.org/10.1016/j.gastrohep.2017.11.005

Rodríguez de Santiago, E., Rodríguez Ferrer, I., & Yago, F. (2019). Disbiosis intestinal en el síndrome del intestino irritable: nuevas perspectivas terapéuticas. Revista de Gastroenterología de México, 84(1), 35-43. https://doi.org/10.1016/j.rgmx.2018.04.002

Desirée Castellano
Neuropsicóloga Clínica

Microbiota y Neurodesarrollo

MICROBIOTA Y NEURODESARROLLO

 

La influencia de la microbiota en los primeros 1000 días de vida: Un factor clave para el desarrollo infantil

Los primeros 1000 días de vida, que comprenden desde la concepción hasta los dos años del bebé, son fundamentales para el desarrollo físico, cognitivo y emocional del niño. Sin embargo, un aspecto a menudo subestimado en este proceso es el papel crucial que juega la microbiota intestinal en estos primeros años.

¿Qué es la microbiota y por qué es importante?

La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos y otros) que habitan en nuestro sistema digestivo. En los primeros 1000 días, el desarrollo de esta microbiota es especialmente sensible, ya que se establece y moldea, influenciando la salud y el bienestar a largo plazo.

Un desarrollo adecuado de la microbiota puede impactar:

  • El sistema inmune: Una microbiota saludable ayuda a entrenar al sistema inmunológico para distinguir entre agentes patógenos y sustancias inofensivas, reduciendo el riesgo de alergias, asma e infecciones.
  • La salud digestiva: La diversidad microbiana influye directamente en la capacidad del cuerpo para digerir y absorber nutrientes esenciales, lo que puede afectar el crecimiento y el desarrollo del niño.
  • Desarrollo cognitivo y emocional: Cada vez más estudios sugieren que la microbiota tiene un impacto en el cerebro, lo que podría influir en aspectos como el comportamiento, el estado de ánimo y la función cognitiva a lo largo de la vida.

Tian, M., Li, Q., Zheng, T., Yang, S., Chen, F., Guan, W. y Zhang, S. (2023). Modulación específica de microbios maternos del microbioma de la descendencia y desarrollo durante el embarazo y la lactancia. Microbios intestinales, 15(1). https://doi.org/10.1080/19490976.2023.2206505

Factores que afectan el desarrollo de la microbiota en los primeros 1000 días

  1. El parto: Sabemos que la microbiota está presente en el meconio de los bebés, por lo que ya la madre será responsable con su alimentación, de las primeras bacterias del neonato. Los bebés nacidos por cesárea tienen una microbiota diferente a los nacidos por parto vaginal, ya que no entran en contacto con las bacterias presentes en el canal de parto. Este factor inicial puede influir en el desarrollo del sistema inmunológico y en la salud digestiva, aunque siempre puede recuperarse una óptima microbiota a lo largo de la vida.
  2. La lactancia materna: La leche materna contiene una gran cantidad de prebióticos (que alimentan a las bacterias buenas) y anticuerpos que ayudan a formar una microbiota intestinal saludable y a fortalecer el sistema inmune del bebé.
  3. La alimentación complementaria: La introducción de alimentos sólidos es un momento clave para diversificar la microbiota. Alimentos ricos en fibra, frutas, verduras y probióticos (como el yogur) pueden favorecer el crecimiento de bacterias beneficiosas.
  4. Antibióticos y otros factores ambientales: El uso innecesario de antibióticos, la contaminación ambiental o el estrés también pueden alterar el equilibrio microbiano, afectando el desarrollo del sistema inmune y aumentando el riesgo de enfermedades crónicas en la edad adulta.

¿Cómo promover una microbiota saludable?

  1. Optar por el parto vaginal cuando sea posible: El contacto con las bacterias del canal de parto es beneficioso para el bebé.
  2. Fomentar la lactancia materna: Además de ser el alimento ideal, la leche materna tiene componentes esenciales para el desarrollo de una microbiota sana.
  3. Incorporar alimentos ricos en fibra: Una vez iniciada la alimentación complementaria, ofrecer una variedad de alimentos saludables puede ayudar a establecer una microbiota diversa.
  4. Evitar el uso innecesario de antibióticos: Siempre bajo indicación médica, los antibióticos deben usarse con precaución para no alterar la microbiota de forma negativa.

REFERENCIAS:

  1. Kerr CA, Grice DM, Tran CD, Bauer DC, Li D, Hendry P, Hannan GN. Los primeros eventos de la vida influyen en la salud metabólica de toda la vida a través de la microflora intestinal y la permeabilidad intestinal. Crit Rev Microbiol. 2015;41(3):326–340. doi:10.3109/1040841X.2013.837863.
  2. Sanidad KZ, Zeng MY. Microbioma intestinal neonatal e inmunidad. Curr Opin Microbiol. 2020;56:30–37. doi:10.1016/j.mib.2020.05.011.
  3. Meckel KR, Kiraly DD. Los microbios maternos apoyan el cableado cerebral fetal.Naturaleza. 2020;586(7828):203-205. doi:10.1038/d41586-020-02657-y.
  4. Warner BB, Deych E, Zhou Y, Hall-Moore C, Weinstock GM, Sodergren E, Shaikh N, Hoffmann JA, Linneman LA, Hamvas A, et al. Disbiosis bacteriana intestinal y enterocolitis necrotizante en bebés de muy bajo peso al nacer: un estudio prospectivo de casos y controles. Lancet. 2016;387(10031):1928-1936. doi:10.1016/s0140-6736(16)00081-7.
  5. Stewart CJ, Embleton ND, Marrs ECL, Smith DP, Fofanova T, Nelson A, Skeath T, Perry JD, Petrosino JF, Berrington JE, et al. Desarrollo longitudinal del microbioma intestinal y el metaboloma en recién nacidos prematuros con sepsis de inicio tardío y controles sanos.Microbioma. 2017;5(1):75. doi:10.1186/s40168-017-0295-1.
  6. Mischke M, Arora T, Tims S, Engels E, Sommer N, van Limpt K, Baars A, Oozeer R, Oosting A, Bäckhed F, et al. Los sinbióticos específicos en la vida temprana protegen contra la obesidad inducida por la dieta en ratones adultos. Diabetes Obes Metab. 2018;20(6):1408–1418. doi:10.1111/dom.13240.
  7. Stokholm J, Blaser MJ, Thorsen J, Rasmussen MA, Waage J, Vinding RK, Schoos AMM, Kunøe A, Fink NR, Chawes BL, et al. Maduración del microbioma intestinal y riesgo de asma en la infancia. Nat Commun. 2018;9(1):141. doi:10.1038/s41467-017-02573-2.
  8. Koren O, Goodrich JK, Cullender TC, Spor A, Laitinen K, Bäckhed HK, Gonzalez A, Werner JJ, Angenent LT, Knight R, et al. Remodelación del microbioma intestinal y cambios metabólicos durante el embarazo. Célula. 2012;150(3):470–480. doi:10.1016/j.cell.2012.07.008.
  9. Collado MC, Isolauri E, Laitinen K, Salminen S. Composición distinta de la microbiota intestinal durante el embarazo en mujeres con sobrepeso y peso normal. Soy J Clin Nutr. 2008;88(4):894–899. doi:10.1093/ajcn/88.4.894.
  10. Röytiö H, Mokkala K, Vahlberg T, Laitinen K. La ingesta dietética de grasa y fibra según los valores de referencia se relaciona con una mayor riqueza de microbiota intestinal en mujeres embarazadas con sobrepeso. Br J Nutr. 2017;118(5):343–352.

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Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

 

Cómo las hormonas digestivas afectan a la salud mental

Cómo las hormonas digestivas afectan a la salud mental

La Navidad y el Año Nuevo ya han quedado atrás, y la mayoría de nosotros pasamos esos días no solo rodeados de nuestros seres queridos, sino también disfrutando de deliciosos platos. Aunque esto nos deja una sensación de calidez y satisfacción, puede tener efectos mayores en nuestros cuerpos que solo darle un poco de trabajo extra a nuestra digestión. ¿Quién habría pensado que las hormonas liberadas durante el simple acto de comer podrían influir directamente en nuestra salud mental? ¿O que algo tan común como saborear una comida también podría moldear cómo nuestro cerebro procesa el estrés, el hambre o la saciedad?

En el centro de esta conexión compleja entre comida, cuerpo y cerebro están tres actores clave: la grelina, el cortisol y la colecistoquinina (CCK). Estas hormonas hacen más que regular el hambre o la digestión: también interactúan con el cerebro, a veces actuando como neurotransmisores. Pero, ¿qué significa eso? ¿Y cómo pueden las sustancias que viajan por el torrente sanguíneo tener un impacto tan profundo en nuestra comunicación neural?

Para responder a esto, es esencial entender los roles de los neurotransmisores y las hormonas. Los neurotransmisores son los mensajeros de respuesta rápida del cuerpo. Son liberados por las células nerviosas y actúan localmente, enviando señales a través de las sinapsis a otras neuronas, músculos o glándulas. Imagínalos como mensajes instantáneos enviados de un dispositivo a otro (University of Queensland, 2024). Las hormonas, en cambio, son más como cartas enviadas por correo postal. Producidas por las glándulas endocrinas y liberadas en el torrente sanguíneo, viajan por el cuerpo para alcanzar sus células objetivo, influyendo en procesos como el metabolismo, la respuesta al estrés y el crecimiento. Sus efectos son sistémicos y más lentos que la acción rápida de los neurotransmisores (Stárka & Dušková, 2020).

Pero aquí es donde se pone fascinante: algunas hormonas, como la grelina, el cortisol y la colecistoquinina CCK, pueden difuminar las líneas entre estos dos roles.

Por ejemplo, imagina que te saltas el desayuno y sientes ese rugido tan familiar en tu estómago. Eso es la grelina en acción. Producida en el estómago, le señala a tu cerebro que es hora de comer. Sin embargo, la grelina no se limita a ser una hormona del hambre; también puede funcionar como una molécula neuroactiva, aumentando tu concentración y motivándote a priorizar la comida (Pradhan, Samson, & Sun, 2013).

Ahora imagina que te estás recuperando de una presentación estresante. El cortisol, liberado por las glándulas suprarrenales, ayuda a tu cuerpo a afrontar el estrés (Knezevic, Nenic, Milanovic, & Knezevic, 2023). Pero esta “hormona del estrés” también influye en neurotransmisores como el GABA y el glutamato, que afectan el estado de ánimo y la regulación de la energía. Aunque el cortisol no es directamente un neurotransmisor, modula el equilibrio químico del cerebro, ilustrando su rol dual (Cleveland Clinic, 2024).

Finalmente, piensa en la satisfacción que sientes después de una comida abundante. Ahí está entrando la colecistoquinina. Liberada por el intestino delgado, activa las enzimas digestivas y estimula la vesícula biliar (National Institutes of Medicine, 2024). Al mismo tiempo, actúa como un neurotransmisor en el cerebro, señalando la saciedad y alentándote a dejar de comer (Rehfeld, 2017).

Grelina: más que solo la campana de rebato del hambre

Comencemos con la grelina, la llamada “hormona del hambre”. Aunque su función principal es indicarle al cerebro que es hora de comer, el alcance de la grelina va mucho más allá de señalar un estómago vacío. Esta hormona interactúa con los sistemas de recompensa del cerebro, particularmente en el área tegmental ventral, una parte clave del cerebro asociada con la motivación y el placer (Müller et al., 2015). Los estudios muestran que la grelina puede amplificar los aspectos gratificantes de la comida, especialmente en condiciones de estrés, empujándonos hacia la comida reconfortante (Schéle, Bake, Rabasa, & Dickson, 2016). Pero este mismo camino también significa que la grelina tiene un papel en la modulación del estado de ánimo y la resiliencia emocional.

Por ejemplo, el ayuno prolongado puede llevar no solo al hambre física, sino también a una irritabilidad o inquietud aumentada, un efecto emocional de la actividad de la grelina en el cerebro (Chuang & Zigman, 2020). Por el contrario, en el contexto del estrés crónico o los trastornos de ansiedad, los niveles elevados de grelina pueden desajustar el equilibrio de recompensa del cerebro, haciendo que sea más difícil resistir los hábitos alimenticios poco saludables (Müller et al., 2015).

Cortisol: el regulador del estrés que tiene un costo oculto

El cortisol, a menudo asociado con la respuesta de “lucha o huida” del cuerpo, es otra hormona que conecta la salud física y mental. En pequeñas dosis, el cortisol es invaluable, permitiéndonos responder a los desafíos, mantener el enfoque y recuperarnos del estrés. Pero cuando el estrés se vuelve crónico, el cortisol pasa de ser un regulador útil a una fuerza disruptiva. La elevación prolongada del cortisol puede suprimir la digestión, interrumpir la motilidad intestinal e incluso alterar el microbioma intestinal, que es crucial para la salud digestiva general (Chrousos, 2009).

En el lado de la salud mental, el cortisol elevado interfiere con neurotransmisores como la serotonina, un estabilizador clave del estado de ánimo. Esto puede llevar a síntomas de ansiedad, depresión e incluso dificultades cognitivas. Piensa en esos momentos en los que el estrés te deja incapaz de comer o, por el contrario, deseando alimentos azucarados y energéticos: el cortisol está trabajando a toda máquina, reorganizando tanto los sistemas de energía de tu cuerpo como tus respuestas emocionales (The Center for Health, 2024).

Colecistoquinina: de la saciedad al equilibrio emocional

La colecistoquinina puede no gozar del mismo reconocimiento que la grelina o el cortisol, pero sus funciones son igualmente intrigantes. Liberada durante las comidas, la CCK se comunica con el cerebro para frenar el apetito y ayuda en la digestión de las grasas (Rehfeld, 2017). Más allá de sus roles físicos, ejerce influencia sobre las emociones al activar el sistema límbico, fomentando sentimientos de satisfacción y relajación después de comer. Sin embargo, esta hormona tiene sus complejidades. La mayor sensibilidad a la CCK se ha relacionado con trastornos de ansiedad, ya que su activación del sistema límbico puede a veces provocar respuestas emocionales intensificadas (Rotzinger & Vaccarino, 2003).

Los estudios indican que una mayor actividad de la CCK, particularmente a través del receptor CCK-B, puede provocar ansiedad e incluso pánico en individuos vulnerables (Rotzinger & Vaccarino, 2003). Por ejemplo, la investigación ha demostrado que la administración de compuestos relacionados con la CCK puede provocar reacciones parecidas al pánico en quienes están predispuestos a estos síntomas. Esto revela la naturaleza dual de la CCK: mientras juega un papel vital en la regulación del apetito y la digestión, la disfunción en su señalización puede contribuir a trastornos del estado de ánimo, como la ansiedad generalizada y el trastorno de pánico. Estos hallazgos subrayan la conexión intrincada entre los procesos digestivos y la salud mental, destacando el eje intestino-cerebro como un área vital para la investigación continua.

En conclusión, la interacción entre la grelina, el cortisol y la colecistoquinina (CCK) va más allá del hambre y la regulación emocional para afectar significativamente el sistema digestivo. La grelina, que estimula el apetito y promueve la motilidad gástrica, prepara al cuerpo para la ingesta de alimentos (Pradhan, Samson, & Sun, 2013). El cortisol, una hormona del estrés, interrumpe la digestión cuando está elevado crónicamente, ralentizando la motilidad intestinal y alterando el microbioma intestinal, lo que puede causar problemas digestivos (Chrousos, 2009). Mientras tanto, la colecistoquinina, liberada después de comer, apoya la digestión al estimular la liberación de bilis y enzimas digestivas, mientras señala al cerebro que se ha alcanzado la saciedad (Rehfeld, 2017). Dado que estas hormonas desempeñan roles fundamentales tanto en la digestión como en la regulación emocional, su influencia en el sistema digestivo puede afectar directamente el estado de ánimo, los niveles de estrés y la salud mental en general, destacando la profunda conexión entre nuestro intestino y cerebro.

Al comprender estos mecanismos, podemos tomar decisiones más informadas sobre nuestros hábitos alimenticios y cómo gestionamos el estrés.

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental.

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Referencias

Chrousos, G. P. (2009). Stress and disorders of the stress system. Nature Reviews

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Jana Isabel Vicente
@neuropsyblog

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

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