Microbiota y depresión

MICROBIOTA Y DEPRESIÓN

Según la OMS (2023), la depresión es uno de los trastornos mentales más comunes, estimando que 1 de cada 6 españoles les afectará en algún momento de su vida. La sintomatología representa un cambio en el funcionamiento previo (estado ánimo deprimido, diminución interés o placer en actividades diarias, pérdida o aumento de peso, insomnio o hipersomnia, agitación o retraso psicomotor, sentimiento de culpa y disminución de la capacidad de concentración y toma de decisiones), durante al menos dos semanas. En los últimos años, las investigaciones que relacionan la sintomatología depresiva y la microbiota intestinal han plasmado la influencia de ésta en la presencia de los síntomas de este trastorno.

La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos que residen en nuestro cuerpo (bacterias, hongos, arqueras, virus y parásitos).

En los últimos años, se evidencia la comunicación bidireccional entre el tracto gastrointestinal y el sistema nervioso central (SNC), a través del denominado eje intestino-cerebro. Principalmente se da la comunicación entre (Kransel et al., 2024):

  • Nervio vago: las fibras aferentes del nervio vago, transmiten señales de la microbiota intestinal al cerebro, influyendo en la aparición de sintomatología depresiva. Su estimulación tiene un efecto antiinflamatorio y ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de la depresión.
  • Sistema circulatorio: la presencia de estrés promueve un estado de dibiosis intestinal, y a nivel del SNC se asocia a peor control del estrés, presentando una mayor tendencia a estados depresivos.
  • Sistema inmune: su activación viene determinada por microorganismos patógenos, empeorando la sintomatología depresiva.

Numerosos estudios, describen la existencia de una alteración en la composición de la microbiota intestinal en pacientes son síntomas depresivos. Se ha demostrado que la presencia de ciertas bacterias en el tracto intestinal, están involucradas en la síntesis de neurotransmisores del SNC. La composición de la microbiota, interviene en la regulación del sistema inmune, la respuesta inflamatoria y los niveles de ciertos neurotransmisores implicados en la depresión.

La relación entre la microbiota intestinal y la depresión se ha estudiado ya que se conocen los vínculos entre la inflamación, la liberación de hormonas y la presencia de síntomas depresivos (Peirce y Alviña, 2019). Los cambios en la composición de la microbiota podrían desempeñar un papel en el desarrollo y la exacerbación de trastornos del estado de ánimo, como la depresión (Keller et al., 2017)

Es importante destacar que tanto la microbiota intestinal como la depresión están influenciadas por factores externos. La dieta, el estilo de vida y el estrés son elementos ambientales que pueden modular tanto la composición de la microbiota como el estado de ánimo de una persona (Lucas, 2018). Al igual que la presencia de un estrés a largo plazo puede afectar de forma negativa tanto al eje hipotálamo-hipófisis-adrenal como a la microbiota intestinal, lo que favorece y contribuye al desarrollo y mantenimiento de la sintomatología depresiva (Kelly et al, 2016).

Por todo ello, el abordaje de la depresión debe ser multidisciplinar. Un aspecto esencial es mantener un estilo de vida saludable, en el que se tenga en cuenta tanto el ejercicio físico como la alimentación, ya que como hemos conocido contribuyen a la mejora de la salud mental, y, por consiguiente, menor sintomatología depresiva.

Numerosos estudios indican la influencia positiva del tratamiento probiótico en la depresión, ya que reduce los marcadores inflamatorios y condiciona los niveles en diversas áreas encefálicas, modulando los niveles de neurotransmisores implicados en este trastorno. Además, mejora la calidad del sueño, memoria, fatiga y rendimiento cognitivo, síntomas del cuadro depresivo.

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental o al neurodesarrollo de tu bebé.

Recuerda que durante la exposición, nuestros especialistas no ofrecerán formaciones regladas, sino que estarán en las instalaciones para que te dirijas a ellos cuando quieras.

Más adelante publicaremos fechas en las que sí realizaremos una Jornada de Formación sobre Microbiota y Psicobioma más reglada.

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REFERENCIAS:

Keller, J., Gomez, R., Williams, G., Lembke, A., Lazzeroni, L., Murphy, G. M., & Schatzberg, A. F. (2017). HPA axis in major depression: Cortisol, clinical symptomatology and genetic variation predict cognition. Molecular Psychiatry, 22(4), 527-536. https://doi.org/10.1038/mp.2016.120

Kelly, J. R., Borre, Y., Aidy, S. E., Deane, J., Patterson, E., Kennedy, P. J., Beers, S., Scott, K., Moloney, G., Scott, L., Ross, P., Stanton, C., Clarke, G., Cryan, J. F., & Dinan, T. G. (2016). P.4.001 Transferring the blues: Depression-associated gut microbiota induces neurobehavioural changes in the rat. European Neuropsychopharmacology, 26, S85-S86

Kransel            MSS,    Jaramillo         Zafra   JJ,        Osorio Diago   I,          Becerra           Hernández      LV.        Depresión,      ansiedad         y            microbiota      intestinal:        mecanismos   neurobiológicos.        Acta    Neurol Colomb.          2024;40(3):e1341.                  https://doi.org/10.22379/anc.v40i3.1341

Lucas, G. (2018). Gut thinking: The gut microbiome and mental health beyond the head. Microbial Ecology in Health and Disease, 29(2), 1548250. https://doi.org/10.1080/16512235.2018.1548250

Peirce, J. M., & Alviña, K. (2019). The role of inflammation and the gut microbiome in depression and anxiety. Journal of neuroscience research, 97(10), 1223-1241.

Alba Ruiz Gómez
Psicóloga Sanitaria

Síndrome del Intestino Irritable (SII)

Síndrome del Intestino Irritable (SII)

El síndrome del intestino irritable (SII), anteriormente conocido como colon irritable, es uno de los trastornos funcionales digestivos más comunes, con una prevalencia en España en torno al 7-10% (Mearin et al., 2016). Se caracteriza por dolor abdominal recurrente, hinchazón y alteraciones en el hábito intestinal (diarrea, estreñimiento o una combinación de ambos). Es un trastorno que representa un alto porcentaje de consultas en atención primaria y derivaciones a gastroenterología. Durante los últimos años, las investigaciones han resaltado el papel central de la microbiota intestinal y su relación con las implicaciones psicológicas asociadas a este trastorno.

La microbiota intestinal, compuesta por miles de millones de microorganismos que habitan el tracto gastrointestinal, desempeña un papel esencial en funciones metabólicas, inmunológicas y de comunicación con el sistema nervioso central (SNC). En el SII, los estudios han señalado desequilibrios significativos en la composición microbiana como la disminución de bacterias beneficiosas [fundamentales para la regulación de la inflamación] (Rodríguez de Santiago et al., 2019), el aumento de bacterias patógenas [hecho que contribuye a la inflamación y el aumento de la permeabilidad intestinal] (Cañete & Esteban, 2020) y la pérdida de diversidad microbiana [asociado a una menor capacidad de la microbiota a adaptarse a cambios externos como el estrés] (Molina-Infante et al., 2018).

El eje intestino-cerebro es clave para entender la interacción entre el sistema digestivo y el nervioso central. Esta comunicación bidireccional permite que los factores físicos y los emocionales se influyan mutuamente. En pacientes con SII, este eje está particularmente alteado:

La Inflamación sistémica de bajo grado provocado por el desequilibrio en la microbiota: desencadena una serie de respuesta inflamatorias, contribuyendo al dolor abdominal y al incremento de la ansiedad y depresión (Gutiérrez & Olmedo, 2020).

Desequilibrio a nivel neuroquímico: las bacterias intestinales tienen dificultades para producir con normalidad neurotransmisores como la serotonina y el GABA que son esenciales para regular el estado de ánimo y la percepción del dolor (Rodríguez de Santiago et al., 2019).

Hiperactivación del eje HPA (hipotalámico-hipofisario-adrenal): implicando una mayor respuesta al estrés y al agravamiento de la sintomatología, afectando al estado de ánimo y el bienestar emocional (Cañete & Esteban, 2020).

Estos factores conforman un círculo vicioso: el estrés aumenta los síntomas digestivos, la alteración de la microbiota y la inflamación aumentan el dolor y la sintomatología emocional, y estos, a su vez, intensifican la sensación de malestar psicológico.

El diagnóstico de SII puede generar un gran impacto psicológico en los pacientes debido al carácter crónico, impredecible y multifactorial del mismo. Entre las principales consecuencias se incluyen ansiedad anticipatoria (miedo a los síntomas en situaciones sociales y laborales) (Gutiérrez & Olmedo, 2020), depresión y aislamiento social debido a la frustración derivada de los síntomas recurrentes y las limitaciones en la calidad de vida (Molina-Infante et al., 2018), somatización que incrementa la atención a las señales físicas y perpetúa el malestar emocional (Rodríguez de Santiago et al., 2019) e, incluso, estigma y vergüenza.

Para abordar estas consecuencias, se recomienda un enfoque integral que combine diferentes enfoques: educación sobre el SII para comprender el trastorno, planificación dietética (consultar con un nutricionista especializado), cambios en el estilo de vida, control del estrés, conseguir una red de apoyo, tratamiento médico y terapia psicológica con exposición ante situaciones temidas (eficaz para reducir la ansiedad y modificar las creencias disfuncionales sobre el dolor y los síntomas digestivos) (Gutiérrez & Olmedo, 2020).

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Referencias

Cañete, F., & Esteban, M. (2020). Avances en el conocimiento del eje intestino-cerebro en el síndrome de intestino irritable. Gastroenterología y Hepatología, 43(4), 203-214. https://doi.org/10.1016/j.gastrohep.2019.12.004

Gutiérrez, M. M., & Olmedo, M. (2020). Relación entre microbiota intestinal y trastornos emocionales en el síndrome de intestino irritable. Revista Española de Enfermedades Digestivas, 112(5), 345-352. https://doi.org/10.17235/reed.2020.6859/2019

Mearin, F., Ciriza, C., Mínguez, M., Rey, E., Mascort, J. J., & Peña, E. (2016). Guía clínica para el manejo del síndrome del intestino irritable. Medicina Clínica (Barcelona), 147(8), 345-351. https://doi.org/10.1016/j.medcli.2016.06.001

Molina-Infante, J., Serra, J., Fernández-Bañares, F., & Mearin, F. (2018). Dieta baja en FODMAPs en el tratamiento del síndrome de intestino irritable. Gastroenterología y Hepatología, 41(1), 10-22. https://doi.org/10.1016/j.gastrohep.2017.11.005

Rodríguez de Santiago, E., Rodríguez Ferrer, I., & Yago, F. (2019). Disbiosis intestinal en el síndrome del intestino irritable: nuevas perspectivas terapéuticas. Revista de Gastroenterología de México, 84(1), 35-43. https://doi.org/10.1016/j.rgmx.2018.04.002

Desirée Castellano
Neuropsicóloga Clínica

Cómo las hormonas digestivas afectan a la salud mental

Cómo las hormonas digestivas afectan a la salud mental

La Navidad y el Año Nuevo ya han quedado atrás, y la mayoría de nosotros pasamos esos días no solo rodeados de nuestros seres queridos, sino también disfrutando de deliciosos platos. Aunque esto nos deja una sensación de calidez y satisfacción, puede tener efectos mayores en nuestros cuerpos que solo darle un poco de trabajo extra a nuestra digestión. ¿Quién habría pensado que las hormonas liberadas durante el simple acto de comer podrían influir directamente en nuestra salud mental? ¿O que algo tan común como saborear una comida también podría moldear cómo nuestro cerebro procesa el estrés, el hambre o la saciedad?

En el centro de esta conexión compleja entre comida, cuerpo y cerebro están tres actores clave: la grelina, el cortisol y la colecistoquinina (CCK). Estas hormonas hacen más que regular el hambre o la digestión: también interactúan con el cerebro, a veces actuando como neurotransmisores. Pero, ¿qué significa eso? ¿Y cómo pueden las sustancias que viajan por el torrente sanguíneo tener un impacto tan profundo en nuestra comunicación neural?

Para responder a esto, es esencial entender los roles de los neurotransmisores y las hormonas. Los neurotransmisores son los mensajeros de respuesta rápida del cuerpo. Son liberados por las células nerviosas y actúan localmente, enviando señales a través de las sinapsis a otras neuronas, músculos o glándulas. Imagínalos como mensajes instantáneos enviados de un dispositivo a otro (University of Queensland, 2024). Las hormonas, en cambio, son más como cartas enviadas por correo postal. Producidas por las glándulas endocrinas y liberadas en el torrente sanguíneo, viajan por el cuerpo para alcanzar sus células objetivo, influyendo en procesos como el metabolismo, la respuesta al estrés y el crecimiento. Sus efectos son sistémicos y más lentos que la acción rápida de los neurotransmisores (Stárka & Dušková, 2020).

Pero aquí es donde se pone fascinante: algunas hormonas, como la grelina, el cortisol y la colecistoquinina CCK, pueden difuminar las líneas entre estos dos roles.

Por ejemplo, imagina que te saltas el desayuno y sientes ese rugido tan familiar en tu estómago. Eso es la grelina en acción. Producida en el estómago, le señala a tu cerebro que es hora de comer. Sin embargo, la grelina no se limita a ser una hormona del hambre; también puede funcionar como una molécula neuroactiva, aumentando tu concentración y motivándote a priorizar la comida (Pradhan, Samson, & Sun, 2013).

Ahora imagina que te estás recuperando de una presentación estresante. El cortisol, liberado por las glándulas suprarrenales, ayuda a tu cuerpo a afrontar el estrés (Knezevic, Nenic, Milanovic, & Knezevic, 2023). Pero esta “hormona del estrés” también influye en neurotransmisores como el GABA y el glutamato, que afectan el estado de ánimo y la regulación de la energía. Aunque el cortisol no es directamente un neurotransmisor, modula el equilibrio químico del cerebro, ilustrando su rol dual (Cleveland Clinic, 2024).

Finalmente, piensa en la satisfacción que sientes después de una comida abundante. Ahí está entrando la colecistoquinina. Liberada por el intestino delgado, activa las enzimas digestivas y estimula la vesícula biliar (National Institutes of Medicine, 2024). Al mismo tiempo, actúa como un neurotransmisor en el cerebro, señalando la saciedad y alentándote a dejar de comer (Rehfeld, 2017).

Grelina: más que solo la campana de rebato del hambre

Comencemos con la grelina, la llamada “hormona del hambre”. Aunque su función principal es indicarle al cerebro que es hora de comer, el alcance de la grelina va mucho más allá de señalar un estómago vacío. Esta hormona interactúa con los sistemas de recompensa del cerebro, particularmente en el área tegmental ventral, una parte clave del cerebro asociada con la motivación y el placer (Müller et al., 2015). Los estudios muestran que la grelina puede amplificar los aspectos gratificantes de la comida, especialmente en condiciones de estrés, empujándonos hacia la comida reconfortante (Schéle, Bake, Rabasa, & Dickson, 2016). Pero este mismo camino también significa que la grelina tiene un papel en la modulación del estado de ánimo y la resiliencia emocional.

Por ejemplo, el ayuno prolongado puede llevar no solo al hambre física, sino también a una irritabilidad o inquietud aumentada, un efecto emocional de la actividad de la grelina en el cerebro (Chuang & Zigman, 2020). Por el contrario, en el contexto del estrés crónico o los trastornos de ansiedad, los niveles elevados de grelina pueden desajustar el equilibrio de recompensa del cerebro, haciendo que sea más difícil resistir los hábitos alimenticios poco saludables (Müller et al., 2015).

Cortisol: el regulador del estrés que tiene un costo oculto

El cortisol, a menudo asociado con la respuesta de “lucha o huida” del cuerpo, es otra hormona que conecta la salud física y mental. En pequeñas dosis, el cortisol es invaluable, permitiéndonos responder a los desafíos, mantener el enfoque y recuperarnos del estrés. Pero cuando el estrés se vuelve crónico, el cortisol pasa de ser un regulador útil a una fuerza disruptiva. La elevación prolongada del cortisol puede suprimir la digestión, interrumpir la motilidad intestinal e incluso alterar el microbioma intestinal, que es crucial para la salud digestiva general (Chrousos, 2009).

En el lado de la salud mental, el cortisol elevado interfiere con neurotransmisores como la serotonina, un estabilizador clave del estado de ánimo. Esto puede llevar a síntomas de ansiedad, depresión e incluso dificultades cognitivas. Piensa en esos momentos en los que el estrés te deja incapaz de comer o, por el contrario, deseando alimentos azucarados y energéticos: el cortisol está trabajando a toda máquina, reorganizando tanto los sistemas de energía de tu cuerpo como tus respuestas emocionales (The Center for Health, 2024).

Colecistoquinina: de la saciedad al equilibrio emocional

La colecistoquinina puede no gozar del mismo reconocimiento que la grelina o el cortisol, pero sus funciones son igualmente intrigantes. Liberada durante las comidas, la CCK se comunica con el cerebro para frenar el apetito y ayuda en la digestión de las grasas (Rehfeld, 2017). Más allá de sus roles físicos, ejerce influencia sobre las emociones al activar el sistema límbico, fomentando sentimientos de satisfacción y relajación después de comer. Sin embargo, esta hormona tiene sus complejidades. La mayor sensibilidad a la CCK se ha relacionado con trastornos de ansiedad, ya que su activación del sistema límbico puede a veces provocar respuestas emocionales intensificadas (Rotzinger & Vaccarino, 2003).

Los estudios indican que una mayor actividad de la CCK, particularmente a través del receptor CCK-B, puede provocar ansiedad e incluso pánico en individuos vulnerables (Rotzinger & Vaccarino, 2003). Por ejemplo, la investigación ha demostrado que la administración de compuestos relacionados con la CCK puede provocar reacciones parecidas al pánico en quienes están predispuestos a estos síntomas. Esto revela la naturaleza dual de la CCK: mientras juega un papel vital en la regulación del apetito y la digestión, la disfunción en su señalización puede contribuir a trastornos del estado de ánimo, como la ansiedad generalizada y el trastorno de pánico. Estos hallazgos subrayan la conexión intrincada entre los procesos digestivos y la salud mental, destacando el eje intestino-cerebro como un área vital para la investigación continua.

En conclusión, la interacción entre la grelina, el cortisol y la colecistoquinina (CCK) va más allá del hambre y la regulación emocional para afectar significativamente el sistema digestivo. La grelina, que estimula el apetito y promueve la motilidad gástrica, prepara al cuerpo para la ingesta de alimentos (Pradhan, Samson, & Sun, 2013). El cortisol, una hormona del estrés, interrumpe la digestión cuando está elevado crónicamente, ralentizando la motilidad intestinal y alterando el microbioma intestinal, lo que puede causar problemas digestivos (Chrousos, 2009). Mientras tanto, la colecistoquinina, liberada después de comer, apoya la digestión al estimular la liberación de bilis y enzimas digestivas, mientras señala al cerebro que se ha alcanzado la saciedad (Rehfeld, 2017). Dado que estas hormonas desempeñan roles fundamentales tanto en la digestión como en la regulación emocional, su influencia en el sistema digestivo puede afectar directamente el estado de ánimo, los niveles de estrés y la salud mental en general, destacando la profunda conexión entre nuestro intestino y cerebro.

Al comprender estos mecanismos, podemos tomar decisiones más informadas sobre nuestros hábitos alimenticios y cómo gestionamos el estrés.

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Referencias

Chrousos, G. P. (2009). Stress and disorders of the stress system. Nature Reviews

Endocrinology, 5(7), 374-381. https://doi.org/10.1038/nrendo.2009.106

Chuang, J., & Zigman, J. M. (2010). Ghrelin’s roles in stress, mood, and anxiety regulation. International Journal of Peptides, 2010, 1–5. https://doi.org/10.1155/2010/460549

Cleveland Clinic. (2024). The cortisol connection. Retrieved from https://consultqd.clevelandclinic.org/the-cortisol-connection?utm_source=chatgpt.co m

Knezevic, E., Nenic, K., Milanovic, V., & Knezevic, N. N. (2023). The role of cortisol in chronic stress, neurodegenerative diseases, and psychological disorders. Cells, 12(23), 2726. https://doi.org/10.3390/cells12232726

Müller, T., Nogueiras, R., Andermann, M., Andrews, Z., Anker, S., Argente, J., Batterham, R., Benoit, S., Bowers, C., Broglio, F., Casanueva, F., D’Alessio, D., Depoortere, I., Geliebter, A., Ghigo, E., Cole, P., Cowley, M., Cummings, D., Dagher, A., … Tschöp, M. (2015). Ghrelin. Molecular Metabolism, 4(6), 437-460.https://doi.org/10.1016/j.molmet.2015.03.005

Okonkwo, O., Zezoff, D., & Adeyinka, A. (2023, May 1). Biochemistry, cholecystokinin. StatPearls – NCBI Bookshelf. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK534204/

Pradhan, G., Samson, S. L., & Sun, Y. (2013). Ghrelin: Much more than a hunger hormone. Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care, 16(6), 619-624. https://doi.org/10.1097/MCO.0b013e328365b9be

Müller, T., Nogueiras, R., Andermann, M., Andrews, Z., Anker, S., Argente, J., Batterham, R., Benoit, S., Bowers, C., Broglio, F., Casanueva, F., D’Alessio, D., Depoortere, I., Geliebter, A., Ghigo, E., Cole, P., Cowley, M., Cummings, D., Dagher, A., . . . Tschöp, M. (2015b). Ghrelin. Molecular Metabolism, 4(6), 437–460.https://doi.org/10.1016/j.molmet.2015.03.005

Rehfeld, J. F. (2017). Cholecystokinin – from local gut hormone to ubiquitous messenger. Frontiers in Endocrinology, 8, 47. https://doi.org/10.3389/fendo.2017.00047

Cholecystokinin receptor subtypes: role in the modulation of anxiety-related and reward-related behaviours in animal models. (2003, May 1). PubMed. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/12790157/

Schéle, E., Bake, T., Rabasa, C., & Dickson, S. L. (2016). Centrally administered ghrelin acutely influences food choice in rodents. PLoS ONE, 11(2), e0149456. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0149456

Stárka, L., & Dušková, M. (2020). What is a hormone? Physiological Research, S183–S185. https://doi.org/10.33549/physiolres.934509

The Center for Health. (2024). Cortisol and stress. Retrieved from https://www.thecenterforhas.com/increase-serotonin-by-improving-gut-health/

University of Queensland. (2024). What are neurotransmitters? Retrieved fromhttps://qbi.uq.edu.au/brain/brain-functions/what-are-neurotransmitters

Jana Isabel Vicente
@neuropsyblog

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

Psycolab celebra el X Aniversario de Neuropsicología Clínica

En 2025, PSYCOLab celebra su X Aniversario de práctica de Neuropsicología Clínica en Benalmádena y su mayoría de edad, 18 años, como centro referente de Psicología en Málaga.

Con motivo de ello, estamos organizando unas Jornadas de Difusión Científica sobre “Microbiota y Psicobioma”, que acompañaremos con la exposición EXCRETA, realizada por el Museo Nacional de Ciencias Naturales en colaboración con el CSIC y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (MNCN-CSIC), presenta una perspectiva ecológica, médica, social y cultural que no solemos tener en cuenta por el tabú que representa.

A lo largo de nuestra trayectoria en Benalmádena, hemos realizado diferentes actividades solidarias para devolver de algún modo, el apoyo que nos venís prestando desde hace tantos años y que siempre habéis acogido con gran interés.

Por señalar algunas, los proyectos “Otra Oportunidad”, mantenido durante varios años y dirigido a menores en riesgo de exclusión, a los que se le dio la oportunidad de evaluar sus dificultades cognitivas y socio-emocionales para después abordarlo terapéuticamente y conseguir una mejora de su gestión emocional, un entrenamiento en habilidades sociales y un fortalecimiento de sus funciones ejecutivas.

También iniciamos el proyecto “CUIDA-me”, orientado a ofrecer apoyo psicológico a mujeres embarazadas, a mujeres con depresión post-parto y a mujeres con duelo perinatal. También asistimos a menores con depresión.

Otros proyectos realizados por PSYCOLab, han abordado el facilitar técnicas a la población para la gestión de la ansiedad y mejorar el estado emocional; talleres de inteligencia emocional o Aprendizaje Socio Emocional (ASE) en la población infantil y adolescente y sus familias; nuestros famosos talleres ASEPCE (Aprendizaje Socio Emocional Para la Convivencia Escolar) para ayudar a Prevenir y Abordar el Acoso Escolar en las escuelas y el Ciberbullying; hemos realizado campamentos de verano para estimular talentos múltiples; hemos diseñado proyectos digitales para trabajar la Coeducación en los Colegios (“Si tú eres tú y yo soy yo, quién es más libre de los dos”); hemos hecho Chequeos Gratuitos de Memoria para la población de Benalmádena a mayores de 45 años con antecedentes familiares de trastornos neurodegenerativos; y un largo etcétera que nos animan a seguir ofreciendo este tipo de iniciativas por la buena acogida que siempre demostráis.

Hemos hablado del cerebro del bebé, del cerebro infantil, del cerebro adolescente, del cerebro adulto, del cerebro en la vejez,…

Preparaos porque ahora vamos a hablar de “caca”:

La EXCRETA son productos del metabolismo que el organismo expulsa, y nos guste o no, forma parte de nuestras vidas. Excretamos porque estamos vivos. Pero es que, además, existen multitud de aspectos relevantes en relación a nuestra salud física y mental (por su interacción en el eje intestino-cerebro), y para la salud del planeta.

Nuestro equipo de especialistas de la Medicina, Psiquiatría, Neuropsicología y Psicología Sanitaria, hablarán de microbiota y psicobioma, de gran interés hoy en día en la población en general; y explicarán el por qué de muchos trastornos digestivos, inmunitarios, metabólicos, endocrinos, psicológicos y emocionales se dan hoy en día por la alteración o disbiosis de la microbiota, y que son causantes, de la larga lista de espera que han empezado a tener especialistas de la Medicina Digestiva.

Podrás interactuar con ellos y preguntarles las dudas que tengas sobre diferentes temas que hemos preparado para ti.

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental.

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“Los seres vivos NACEN, una vez. CRECEN, durante un tiempo. SE REPRODUCEN, si les dejan, y MUEREN, aunque no quieran.

Pero… EXCRETAN de continuo”.

 

 

SIBO: Sobrecrecimiento bacteriano en el Intestino Delgado

SIBO: Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado

Los trastornos de la interacción digestivo-cerebro, recientemente conocidos como trastornos funcionales intestinales están presentes en el 30% de la población española. Alguno como el síndrome de distensión abdominal es mucho más frecuente en las mujeres que en los hombres.

Cuando comer duele…

Cuando hablamos de SIBO, hacemos referencia a un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado de origen oral o colonico. Es decir, hacemos referencia a una afección gastrointestinal que está caracterizada por una gran cantidad de bacterias. Una disbiosis que lleva a que haya una colonización bacteriana en el intestino delgado, pero que pertenecen al intestino grueso. Debido a esto van creciendo en el lugar erróneo, y produce un aumento de endotoxinas y compuestos bacterianos que provocan inflamación crónica de la mucosa intestinal. Dicha patología lleva a tener una gran variedad de síntomas como son:

  • Gases.
  • Diarrea y/o estreñimiento.
  • Inflamación abdominal.
  • Malestar.
  • Dolores articulares.
  • Sensación de sentirse demasiado lleno tras cualquier comida.
  • Dolor abdominal.
  • Perdida/ganancia de peso.
  • Caída del cabello, debilidad en las uñas, sequedad en la piel…
  • También puede dar lugar a intolerancia a la lactosa, fructosa/sorbitol, a una malabsorción de los alimentos y proteínas, déficits de diversas vitaminas como la B12, el zinc, el magnesio que son importantes para una buena salud del cerebro y una estabilidad emocional.

Para su diagnóstico se realiza un test de hidrogeno y metano, es decir un test de aliento con un sustrato de lactulosa o lactitol. Debido a la gran demanda y la disponibilidad de esta prueba, ha habido un sobrediagnóstico. Al simplificar la disbiosis y la influencia que han tenido las redes sociales, ha surgido confusión en los pacientes y los médicos. Son muchos los profesionales que relacionan la hinchazón abdominal propias de los trastornos funcionales con un test de aire espirado, cuya positividad depende de los niveles de hidrogeno y metano que se presenten en el aire expirado. Todo esto ha llevado a que sociedades científicas realicen publicaciones con recomendaciones sobre a quién y cómo diagnosticar SIBO.

En muchas ocasiones la solicitud del paciente de que se le realice este test, deriva de la desesperación que se tiene al tener tantos síntomas con tanto malestar que limita tu día a día, y no darles una explicación a sus síntomas ni una solución, así como estar repercutiendo en la salud mental de estos pacientes. Se hace indispensable mayor investigación sobre microbiota y psicobioma (los microorganismos precursores de la regulación emocional)

En el proceso por el que una enfermedad pasa y se desarrolla, y la interrelación con el sistema nervioso influyen muchos factores como la dieta, la respuesta inmunológica, el estado de ánimo, la microbiota, la mucosa intestinal. Desde un punto de vista médico no son considerados trastornos graves, pero sí que limitan la vida de las personas y afectan a su calidad de vida. Son síntomas parecidos a otras enfermedades como la enfermedad inflamatoria intestinal, la celiaquía, o el cáncer de colon. Los pacientes con SIBO suelen tener antecedentes de enfermedades, pérdidas o ganancias de peso, diarrea, así como ansiedad y depresión, que es totalmente normal debido a la intensidad de los síntomas, la ausencia de una explicación sobre lo que se padece a pesar de haber pasado por varios especialistas, y la nula solución a los síntomas aun poniendo medicación.

Se ha visto que hay una gran correlación en pacientes diagnosticados de SIBO y el estado de la salud mental, a parte de los síntomas mencionados anteriormente, se ha destacado también su relación con otras enfermedades y trastornos, incluyendo los de la salud mental. Es por esto, que se apoya el padecimiento de un trastorno llamado eje intestino-cerebro, el cual es un sistema bidireccional que tiene una comunicación entre el tracto gastrointestinal y el cerebro, el sistema inmunológico y el sistema endocrino, y es a través de dicho eje donde los problemas como el SIBO pueden repercutir en la salud mental. Dicho padecimiento genera mucha inflamación en el cuerpo, a consecuencia de las bacterias y toxinas que producen gases e inflamación, es así como dicha inflamación afecta al cerebro y se relaciona con síntomas como la fatiga mental, la ansiedad y la depresión. Se ha estudiado mucho como las bacterias del intestino participan en la fusión de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y GABA, que son piezas clave para regular el bienestar emocional (psicobioma o psicobiota).

Esta gran conexión que hay entre SIBO y la salud mental, nos lleva a que sea prioridad tener un enfoque integrativo del tratamiento. Sabemos ya que haber sufrido abusos de cualquier tipo en la infancia, altera la microbiota y afecta al psicobioma.

Debido al carácter multifactorial que tiene esta enfermedad, se han desarrollado diferentes tratamientos, el que ha resultado más eficaz ha sido la Terapia Cognitivo Conductual. Primeramente, se realiza una psicoeducación sobre cómo actúan las emociones, la acción que ejercen, sobre todo el estrés y como su respuesta estaría relacionada con el SIBO. Luego se realizaría una creación de conocimiento sobre las conductas, pensamientos y emociones que el paciente este teniendo ante los síntomas que va presentando cada día. Y, por último, se haría una modificación de las respuestas para poder reducir el malestar que produce este padecimiento y disminuir las respuestas de estrés que se están produciendo.

Se ha visto la eficacia de diversas herramientas como son: tablas que monitorean los síntomas, ejercicios de relajación, lectura que le ayude a entender la enfermedad y como puede repercutir en su salud mental, ejercicios de relajación, prevención en crisis o recaídas, entrenamiento en el manejo del malestar de los síntomas físicos y psicológicos, así como en caso de tener que seguir una dieta estricta con el tratamiento, darle una guía para que pueda llevar de la mejor forma posible esas restricciones y que no se vea afectada su vida social.

En enero, Psycolab Benalmádena te trae la exposición EXCRETA, del CSIC, para acercarte a un mundo que hasta ahora se consideraba tabú, y sus especialistas de la Medicina, Psiquiatría, Neuropsiquiatría, Psicología, Neuropsicología y Psicopedagogía, nos ofrecerán charlas y resolverán tus dudas.

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental.

Recuerda que durante la exposición, nuestros especialistas no ofrecerán formaciones regladas, sino que estarán en las instalaciones para que te dirijas a ellos cuando quieras.

Más adelante publicaremos fechas en las que sí realizaremos una Jornada de Formación sobre Microbiota y Psicobioma más reglada.

Consulta horarios de la exposición y la asistencia de nuestros especialistas AQUÍ.

Apúntate!!!

Bibliografía

Rozas de Cos, M. (2024). Sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado en adultos: revisión bibliográfica.

Orea Haro, BG (2021). Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes / Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes. Pingüino Random House Grupo Editorial.

Barroso García, M. (2024). Intensidad de síntomas, ansiedad y depresión en pacientes a los que se solicita pruebas de malabsorción de azúcares y de SIBO.

Murillo, A. (2022). Abordaje psicológico como parte del tratamiento del Síndrome del Intestino Irritable (SII): Una revisión bibliográfica. PsicoInnova6(1), 8-25.

García, L. S., Pérez, A. H., Sánchez, I. M., Vega, M. L., Moreno, N. F., & Aisa, Á. P. (2024). Profile of patients diagnosed with hydrogen-producing intestinal bacterial overgrowth and intestinal methanogenic overgrowth in a second level hospital. Revista Andaluza De Patología Digestiva, 47(4), 144–151. https://doi.org/10.37352/2024474.1

DE LA MICOTERAPIA, C. D. É. CASOS CLÍNICOS EN SIBO

Ana Cañete Ángel Psicóloga Sanitaria Experta en Infancia, Duelo y Cuidados Paliativos

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

Microbiota y psicobioma: Eres lo que comes

Microbiota y Psicobiota: Eres lo que comes

¿Sabías que en nuestro cuerpo habita un vasto mundo de microorganismos? ¡Así es!

La microbiota, o microbioma se refiere a la comunidad de bacterias, virus, hongos y otros microbios que viven en nuestro intestino y en otras partes de nuestro cuerpo. Estos pequeños habitantes son esenciales para nuestra salud, ya que ayudan en la digestión, fortalecen nuestro sistema inmunológico y pueden influir en nuestro estado de ánimo.

Mucha gente desconoce cómo puede influir en nuestro estado de ánimo y dan poco valor a la relación que existe entre lo que comen y cómo se sienten, pero es que ya sabemos que “soy lo que como”.

La psicobioma, o psicobiota, es el término que usamos para referirnos a esta conexión entre nuestra microbiota intestinal y nuestra salud mental. Investigaciones recientes sugieren que los microorganismos en nuestro intestino pueden afectar cómo nos sentimos y cómo pensamos. Por ejemplo, ciertas bacterias pueden producir neurotransmisores como la serotonina, que es conocida como la “hormona de la felicidad”.

¡Increíble, ¿verdad?!

Sabiendo esto, urge la necesidad, en un mundo donde la ansiedad y la depresión se están apoderando de la población, y no sólo de la adulta, sino también en la infancia y en la adolescencia.

¿Qué efectos protectores conocemos ya?:

Digestión Saludable: La microbiota ayuda a descomponer los alimentos que nuestro cuerpo no puede digerir por sí solo. Produce enzimas que facilitan la digestión de fibras y otros carbohidratos complejos.

Sistema Inmunológico: Un intestino sano puede fortalecer nuestras defensas y protegernos de enfermedades. Algunas bacterias en la microbiota son capaces de producir vitaminas (como la vitamina K y algunas del grupo B) que son esenciales para nuestro organismo.

Bienestar Emocional: Mantener una microbiota equilibrada puede contribuir a una mejor salud mental y emocional. Influye en el Sistema Nervioso Central a través del eje intestino-cerebro.

Fuente: Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes

Los consejos para cuidar de nuestra microbiota, y por ende, nuestra psicobiota, son de sobra conocidos, pero aún nos resistimos a darle la importancia que merece, descuidando nuestra alimentación y la de nuestra familia:

  • Alimentación balanceada: Incluye alimentos ricos en fibra, probióticos, microorganismos vivos que pueden ofrecer beneficios para la salud cuando se consumen en cantidades adecuadas, como yogur y kéfir; y prebióticos, tipos de fibra que alimentan a las bacterias buenas y se encuentran en alimentos como el ajo, la cebolla, los plátanos y espárragos). También debemos comer frutas, verduras, legumbres y granos variados, que hacen que aumenten las bacterias buenas de nuestro intestino. Y no sólo eso, intenta comer pequeñas cantidades distribuidas en unas 5 veces al día en lugar de sólo 3 comidas copiosas. En este post te contamos por qué.
  • Hidratación: Beber suficiente agua es clave para mantener un intestino saludable. Descompone mejor los alimentos para absorber los nutrientes y ablanda las heces, ayudando a evitar el estreñimiento.
  • Ejercicio regular: La actividad física no solo beneficia el cuerpo, sino también a nuestra microbiota y a nuestro cerebro, liberando una proteína, la BDNF que es responsable de la neurogénesis (creación de nuevas neuronas) y de la sinaptogénesis (creación de sinapsis y conexiones interneurales).
  • Reducción del Estrés: Practicar técnicas de relajación como las que enseñamos en consulta, pueden tener un impacto positivo en nuestra salud intestinal. El estrés llega a tener un impacto tan negativo sobre la salud como el tabaco o la radiación.
  • Dormir bien: Un buen descanso es esencial para la salud mental y física. La falta de sueño puede afectar negativamente la microbiota, así que asegurarte de tener un horario de sueño regular y de calidad es clave. Además durante el sueño, se hace una especie de limpieza de nuestro cerebro, fundamental para su correcto desarrollo y aprendizaje.
  • Evitar el uso excesivo de antibióticos: Aunque a veces son necesarios, el uso excesivo de antibióticos puede alterar la microbiota intestinal. Siempre es bueno seguir las indicaciones de un profesional de la salud y considerar alternativas cuando sea posible.

La investigación sobre la microbiota y la psicobiota está en constante evolución, y cada vez hay más evidencia que respalda la idea de que cuidar nuestra salud intestinal puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental.

Adoptar un estilo de vida consciente y una dieta saludable puede ayudar a fomentar un microbioma equilibrado.

En enero, PSYCOLab y su equipo de médicos, psicólogos, psiquiatras, neuropsicólogos y psicopedagogos en Benalmádena, te trae la exposición EXCRETA, del CSIC, con motivo de “10 años de práctica de Neuropsicología en nuestra sede”, con charlas y curiosidades para que aprendas mucho más sobre tu microbiota. Síguenos en RRSS para conocer los detalles y horarios del evento:

 

Diario Sur ya se ha hecho eco de la noticia. Apúntate pinchando en la foto:

Exposición EXCRETA en Psycolab Benalmádena

Bibliografía:

“The Human Microbiome Project: A Community Resource for the Healthy Human Microbiome” – Nature (2012)

“Role of the gut microbiota in health and disease” – Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology (2016)

“Gut microbiota’s effect on mental health: The gut-brain axis” – Journal of Psychiatry & Neuroscience (2017)

“Dietary modulation of the human gut microbiome: A systematic review” – Nutrients (2019)

“The Gut Microbiome and Mental Health: A Review of the Literature” Kelly, J. R., et al. Psychiatry Research (2016)

“Microbiota and the gut-brain axis: A review” Cryan, J. F., & Dinan, T. G. Neuroscience & Biobehavioral Reviews (2012)

“Gut microbiota’s effect on mental health: The gut-brain axis”. Sudo, N., et al. Journal of Psychiatry & Neuroscience (2017)

“The Role of the Gut Microbiome in the Development of Anxiety and Depression”. Foster, J. A., & McVey Neufeld, K.-A. Nature Reviews Neuroscience (2013)

“Probiotics and Prebiotics in Mental Health: A Review”. M. R. O’Neill, et al. Nutrients (2020)

“The Psychobiome: The Role of the Gut Microbiome in Mental Health and Disease”. Dinan, T. G., & Cryan, J. F.

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental o al neurodesarrollo de tu bebé.

Recuerda que durante la exposición, nuestros especialistas no ofrecerán formaciones regladas, sino que estarán en las instalaciones para que te dirijas a ellos cuando quieras.

Más adelante publicaremos fechas en las que sí realizaremos una Jornada de Formación sobre Microbiota y Psicobioma más reglada.

Consulta horarios de la exposición y la asistencia de nuestros especialistas AQUÍ.

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Nieves López-Brea Serrat Psicóloga Sanitaria Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

Duelo tras la muerte de un hijo

DUELO TRAS LA MUERTE DE UN HIJO

Cuando un ser querido fallece es una experiencia dolorosa, que provoca diversas reacciones en las personas, pudiendo cambiar desde una inmensa tristeza, como sentir mucha soledad y desgarro. En los casos de más gravedad puede perdurar años e incluso el resto de la vida.

Se ha estudiado que una de las pérdidas que causan mayor sufrimiento y dolor es la muerte de un hijo/a, pudiendo dejar cicatrices profundas. Ya que el fallecimiento de un hijo/a es algo antinatural, y provoca un cambio del ciclo biológico normal. Dicha perdida repercute en la calidad de vida de las personas, en el sistema de valores en el que convive con relación a sus metas, objetivos y preocupaciones, así como en el contexto cultural. Con frecuencia se corre el riesgo de entrar en una depresión, de la cual es complicado salir sin ayuda.

Se afirma que alrededor del 20% de los padres que pierden a un hijo/a no pueden llegar a superarlo. Aunque la vida continua, la ven desde lejos y sin ninguna motivación, ni ilusiones, como si la vida le fuese algo ajeno e incluso le provoca dolor el seguir vivos. Pierden el interés por las cosas y no disfrutan con nada. Acompañando todo esto de mucha tristeza, cansancio físico y mental e inseguridad, aparecen muchos sentimientos de culpa, alteraciones del sueño, falta de apetito y deseo sexual. Dicha perdida puede llevar a tener efectos negativos con los otros hijos/as y con la pareja. Todo esto nos lleva a episodios depresivos.

Son muchas las personas que tras la muerte de su hijo/a desarrollan un duelo complejo persistente. El cual se presenta cuando tras un año del fallecimiento, la persona padece diversos síntomas como son; dolor, dificultades para aceptar la perdida, ira, aturdimiento, culpa, deseos de muerte, soledad, etc.

Hay varios factores protectores ante la posibilidad de padecer un duelo complejo, entre estos podemos ver la comunicación, la espiritualidad, el autocuidado, la flexibilidad mental, capacidad para encontrar sentido a lo que se hace, capacidad para estar en el presente y la autocompasión.

Cuando se trabaja con personas en duelo, lo principal es conocer que necesidades hay detrás de cada uno, sus asuntos no resueltos y si les queda algo por terminar, y ver cuales están más dañados por la pérdida para poder ayudar y conseguir una mejor calidad de vida.

Cuando hablamos de duelo, nos encontramos con tres tipos:

  • Duelo anticipado; hace referencia a un complicado proceso que se vive cuando se enfrenta a la posibilidad de anticipar el fallecimiento de un ser querido y va formándose una adaptación a lo que va a ocurrir.
  • Duelo normal; cuando se vive un sentimiento de soledad y tristeza, y se llora por el fallecimiento de la persona amada. También puede ocurrir que se viva de forma que la persona se sienta como aislado o indiferente, o con sentimientos de agresividad.
  • Duelo patológico; se da cuando las reacciones ante la perdida son de una intensidad fuerte, duran mucho en el tiempo y hace imposible el que su vida diaria pueda funcionar, teniendo altibajos emocionales. También se da mucho enojo, negatividad para seguir con su propia vida, sentimientos de vacío con respecto a todo. Tienen pérdida de apetito, insomnio, cefaleas, así como diversos síntomas psicológicos, principalmente una inmensa pena y dolor.

También nos encontramos con diferentes etapas del duelo:

  • Negación; se utiliza como mecanismo de defensa ante la incapacidad para asimilar la perdida.
  • Enojo/ira; se comienza a ir asimilando la perdida, pero aparecen sentimientos de enfado e ira hacia el exterior.
  • Negociación; siente mucho resentimiento con Dios o lo que le tenga fe, e intenta hacer promesas para conseguir sentirse mejor o para intentar recuperar a su ser querido.
  • Depresión/tristeza; al no encontrar solución a tanto dolor, los sentimientos de enfado y frustración se convierten en una gran tristeza y desesperanza.
  • Aceptación/reorganización; se va adaptando a su nueva vida, en la cual ya no está su ser querido.

La elaboración de un duelo es un camino largo, y doloroso. Este se termina cuando la persona se ve capaz de recordar a su hijo/a fallecido sintiendo poco dolor, aprendiendo a vivir sin él, dejando de vivir en el pasado y pudiendo así centrarse en el presente poniendo toda su energía en ello. El objetivo no es olvidar al ser querido, si no aprender a vivir con el dolor.

Se ha visto que, para el tratamiento del duelo, una de las técnicas más eficaces es la técnica Gestalt de la “silla vacía”, para poder hablar con la persona fallecida en el presente y expresar lo que se necesite. También hay varias técnicas que resultan de gran utilidad como son; el uso de la escritura, esto le ayudara a resolver los asuntos que hayan quedado pendientes y poder decir todo lo que necesite. La reestructuración cognitiva, ya que los pensamientos influyen en nuestros sentimientos, es muy importante ayudar a poder identificar esos pensamientos y compararlos con la realidad. Estas son algunas de las técnicas que son eficaces para tratar el duelo, así como también la imaginación guiada, el role playing, el libro de los recuerdos, el uso de símbolos, el lenguaje evocador, entre otras.

Bibliografia.

Rosas, A. M. A., & Ayala, M. D. L. C. (2020). Evaluación de una intervención psicoterapeútica con padres en duelo por la muerte de un hijo. Revista Salud y Bienestar social [ISSN: 2448-7767]4(2), 33-50.

Alonso-Llácer, L., Lacomba-Trejo, L., & Pérez-Marín, M. (2021). Duelo complicado por la muerte de un hijo: presentación de un caso. Medicas UIS34(3), 85-92.

Worden, J. W., Aparicio, Á., & Barberán, G. S. (2013). El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Barcelona: Paidós.

Psicóloga Sanitaria Experta en Infancia, Duelo y Cuidados Paliativos

Nieves López-Brea
Neuropsicóloga Clínica Infanto-Juvenil

Tricotilomanía y la pérdida de control sobre nuestro cabello.

Tricotilomanía y la pérdida de control sobre nuestro cabello.

 

La piel es el órgano más visible y extenso del cuerpo que presenta enfermedades intrínsecas de la misma, otras que son manifestación de órganos ajenos a la piel y, por último, también expresa desordenes propios de las emociones.

Nos ocupamos aquí de la tricotilomanía, que es una de entre tantas manifestaciones de la dermopsicopatología.

La expresión más clara de la misma es la de tocarse, retorcerse, enrularse y/o arrancarse el cabello de modo tal que es un comportamiento recurrente y como consecuencia pueden evidenciarse zonas de perdida de pelo.

Este comportamiento presenta dos características distintivas. Por un lado una sensación de tensión interna que va creciendo hasta el acto del arrancamiento y por otro lado una sensación de calma interior una vez realizado. Cabe mencionar que este comportamiento se realiza a pesar de los intentos de la persona por disminuirlos o detenerse.

Muchas veces el arrepentimiento que el individuo tiene después del acto, lo lleva a ocultar dentro del grupo familiar o social su padecimiento ocasionando disfunción en los ámbitos donde se desempeña.

No es infrecuente que se encuentre asociado o en comorbilidad con otros fenómenos como la tricofagia que consiste en tragarse el cabello arrancado y que en cuadros graves deriven en cuadros gastroenterológicos que requieren el ingreso hospitalario. Si bien es considerado como un trastorno del control de impulsos entendemos que el elemento compulsivo a la repetición es un elemento que nos acerca a las conductas de tipo obsesivas.

Los estudios epidemiológicos informan que lo padecen de 3 a 5 personas cada 100, siendo más frecuente en mujeres.

Si bien en general las primeras manifestaciones aparecen en la infancia pueden tener una continuidad en la vida adulta.

¿Cuál es su tratamiento?

El consenso internacional aconseja abordar de manera interdisciplinaria el tratamiento de la tricotilomanía. Nuestra experiencia nos lleva también a asentir dicho consejo y utilizamos tanto las herramientas psicológicas como también, en los casos en los que requiera, las medicaciones pertinentes.

Antiguamente se encuadraba dentro de los trastornos del control de impulsos (visto como una adicción). No obstante, actualmente la visión se decanta más por clasificarlo como un problema con sintomatología afín a los trastornos obsesivos-compulsivos y patologías relacionadas.

Su tratamiento psicológico, tras la evaluación de la sintomatología, está encaminada en aportar herramientas para gestionar la ansiedad, el control de estímulos para evitar los disparadores y reducir la probabilidad de iniciar la tracción, realizar un entrenamiento en conductas incompatibles o respuestas competitivas , examinar creencias irracionales y prevenir recaídas.

En cuanto al tratamiento médico utilizamos distintos medicamentos según el caso, la intercurrencia de otras enfermedades tanto físicas como de salud mental, la edad del paciente y la dificultad del cuadro.

Varios estudios apuntan a que se produce un desequilibrio en el balance de neurotransmisores aunque todavía no se han encontrado cuales son los daños estructurales o funcionales que llevan a dicho desequilibrio.

Por ese motivo utilizamos medicamentos que actúan sobre el equilibrio de los grupos de neurotransmisores implicados. Comenzamos con los medicamentos llamados inhibidores de recaptación de serotonina y evaluamos la respuesta, si es necesario en segunda instancia se utilizan los antidepresivos tricíclicos como la clomipramina, si el cuadro requiere el uso de otros medicamentos por la escasa respuesta de los anteriores otra opción que se tiene en cuenta es el uso de otros medicamentos llamados antipsicóticos de los cuales el más estudiado para uso en el tratamiento de la tricotilomanía es la olanzapina. También el antioxidante N acetil cisteina ha sido muy estudiado como complemento en el tratamiento.

Consulta a nuestros expertos pinchando en su imagen.

BIBLIOGRAFÍA

Ha EL, Magid M. Psychopharmacology in dermatology: Five common disorders. Clin Dermatol: Jan-Feb;41(1):112-120, 2023.

Farhat LC, Olfson E, Nasir M, et al: Pharmacological and behavioral treatment for trichotillomania: An updated systematic review with meta-analysis. Depress Anxiety 37(8):715-727, 2020.


Depresión infantil y aprendizaje

¿Cómo afecta la depresión al aprendizaje?

Referirnos a que alguien tiene depresión simplemente porque está más triste de lo habitual o que algo nos la provoca porque nos hace sentir un profundo malestar en un momento concreto, es cada vez más común entre las personas que no han vivido en primera o tercera persona dicha enfermedad. Para evitarlo, es conveniente educar desde la infancia en el uso adecuado de las palabras, haciéndoles conscientes de lo importante que es no emplear términos de los que desconocemos su significado.

Al igual que un adulto, un infante puede poseer numerosos cambios en su estado de ánimo. Diferenciar la distimia de la depresión es importante a la hora de detectarla en los niños y adolescentes, pues cuando la tristeza se produce de forma prolongada el punto de atención deberá recaer en el grado de tristeza que dicho sujeto presenta.

La depresión es una enfermedad que afecta de forma global a la persona que la sufre. Por tanto, no resulta complicado pensar que la depresión en niños y adolescentes afectará de manera directa en su proceso de aprendizaje, pues el tiempo que dedican a esta actividad es notorio.

En España un niño con edades comprendidas entre 6 y 12 años pasa un mínimo de cinco horas en un ambiente educativo, mientras que los niños de entre 12 y 16 años poseen un aumento diario de una hora y media lectiva con respecto al nivel educativo anterior.

Asimismo, el número de población infanto-juvenil que asiste a clases particulares o de refuerzo grupal es cada vez mayor, lo que conlleva un incremento del número de horas dedicadas al aprendizaje. Y si la situación económica no se lo permite, desde la Administración Pública se han llevado a cabo diversas estrategias para ayudar a aquellas personas que necesitan ese refuerzo educativo de forma gratuita, como por ejemplo el PROA (Plan de Refuerzo, Orientación y Apoyo) que lleva en funcionamiento desde el año 2005 y cada vez son más centros los que demandan este servicio. También desde el ámbito privado, iniciativas solidarias como las que realiza PSYCOLab cada año, atiende a numerosa población infantil de forma gratuita.

A nivel cerebral, el aprendizaje se produce gracias a las conexiones neuronales y la estimulación de áreas cerebrales concretas, teniendo en cuenta la variabilidad de la plasticidad cerebral de cada individuo a través de los estímulos recibidos por el ambiente.

Cuando se establece un proceso de aprendizaje son numerosos factores implicados, algunos de los cuales podemos clasificar como:

  • Fisiológicos: Constituidos por aspectos como el control motor, la edad, la salud o los niveles de ansiedad del estudiante.
  • Socioafectivos: Se refiere a los sentimientos y emociones de un individuo y la relación que establece con los demás.
  • Contextuales: Encontramos los de origen personal, social y familiar, entre otros.
  • Cognitivos: Entre ellos encontramos la percepción, la inteligencia, la memoria, la atención, las funciones ejecutivas, la autoestima o la motivación.

Fundamentando una relación a nivel puramente teórico de aspectos comunes del proceso de aprendizaje y la depresión, caben destacar los componentes cognitivos, motivaciones y afectivos. El hecho de basarnos en teorías para llegar a la conclusión de que puede existir influencia de la depresión en el proceso de aprendizaje de la población infanto-juvenil, deja patente la necesidad de estudios empíricos que sustenten la correlación de ambas variables para así poder mejorar la calidad del aprendizaje de esta población que  sufre depresión y cuyo número ha aumentado de forma considerable tras la pandemia.

Si crees que tu hijo o hija puede estar sufriendo depresión, consulta a nuestros especialistas.

Contacto

Bibliografía:

Canter and S. Carroll (Eds.), Helping Children at Home and School: Handouts From Your School Psychologist (Bethesda, Md.: National Association of School Psychologists, 1998), pp. 237–240.

Bermejo, V. 1994. Desarrollo cognitivo. Madrid: Síntesis.

Gómez León, M.I. (2001) Depresión infantil: Estrategias cognitivas y rendimiento académico. Revista de Psicología General y Aplicaciones, 54(1), 67-80

Subdirección General de Cooperación Territorial e Innovación Educativa (Ministerio de Educación y Formación Profesional) Recuperado de: https://www.educacionyfp.gob.es/mc/sgctie/cooperacion-territorial/programas-cooperacion.html

Por Aida Cabello Carrillo y Nieves López-Brea Serrat

Nieves López-Brea Serrat, experta en Neuropsicología y Neuroeducación

Depresión Perinatal y Depresión Postparto

DEPRESIÓN PERINATAL

 

¿Que ocurre en nuestro cerebro durante la depresión perinatal?

Según a The American Congress of Obstetricians and Gynecologists (ACOG), entre 14-23% de mujeres lidiarán con algunos de los síntomas típicos de la depresión. Quedando descartado desde el inicio que estas mujeres puedan tener parte de culpa con la aparición de la depresión perinatal, pues no se trata de algo que hayan hecho o dejado de hacer y no hay una causa única para su aparición; más bien, las investigaciones sugieren que es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales, centrándose en discernir de cuales se tratan y cómo la combinación de estos afecta durante el periodo perinatal.

Entre estos factores ambientales, el propio estrés de la vida y los factores que favorecerían la aparición de la depresión (por ejemplo, las complicaciones durante el embarazo, haber sufrido experiencias traumáticas anteriores o los conflictos graves de pareja, señalado este como el más ligado a su aparición en un estudio de Urquia M.L, Pulver A., Heaman M.I. y otros), las exigencias físicas y emocionales de tener hijos y de cuidar a un nuevo bebé, y los cambios hormonales que tienen lugar alrededor del embarazo pueden contribuir a la depresión perinatal. Indicando un mayor riesgo si existen antecedentes familiares de depresión, trastorno bipolar o depresión perinatal anterior.

¿Cómo afecta el embarazo al cerebro?

            El embarazo es comúnmente conocido por afectar al sistema endocrino y las hormonas, pero también altera fisiológicamente el cerebro de la futura madre. La materia gris baja su volumen en numerosas estructuras cerebrales que reducen su actividad y no regresan a su tamaño previo hasta meses más tarde. Una de las regiones más estudiadas es el hipocampo, estructura muy ligada al aprendizaje y la memoria y que personas con depresión de cualquier tipo suele encontrarse con menor tamaño respecto a otras adultas sanas. Su funcionalidad general se ve reducida, relacionándose con problemas del estado de ánimo, y con su plasticidad, no pudiendo adaptarse correctamente a las nuevas exigencias que las células nerviosas plantean. Esto podría deberse a la neurotrofina BDNF (Factor neurotrófico derivado del cerebro) encargada del buen funcionamiento y la migración neuronal, se ve reducida por el alto nivel de corticosterona derivada del estrés del embarazo, provocando la atrofia del hipocampo.

            La amígdala, comúnmente encargada de las emociones intensas, durante la depresión común se encuentra hipersensibilizada a los estímulos de valor emocional y especialmente receptiva hacia los de valencia negativa; pero se encuentra hipoactiva durante la depresión perinatal y con un menor volumen de materia gris. Estas dos áreas junto al tálamo dorsomedialestán muy ligadas a la depresión, y todas ven su actividad y volúmenes alterados durante el embarazo alterando los patrones típicos de actividad cerebral.

MONOAMINAS Y POSTPARTO

Habiéndose constatado que las anormalidades durante la depresión en el funcionamiento del eje hipotalámico – pituitario – adrenal producen cierta desactivación y falta de feedback, existe una teoría de gran aceptación que profundiza sobre el efecto en la depresión de las monoaminas, específicamente sobre la deficiencia  o bloqueo de neurotransmisores como norepinefrina y serotonina, principalmente, pero también de dopamina y melatonina.

La acción de estas influiría en la aceleración o freno en la liberación posterior de estas mismas y la dopamina en otras regiones cerebrales como el tálamo, la amígdala o inhibiendo el funcionamiento de circuitos de recompensa como el núcleo accumbens, provocando así la sintomatología característica de la depresión y afectando a zonas como la corteza prefrontal.

Recientes estudios han relacionado los cambios de humor post natal con una alta presencia de la enzima MAO-A(Monoamino oxidasa A). Normalmente, esta enzima es la encargada de metabolizar monoaminas estrechamente relacionadas con la depresión, como son la serotonina y norepinefrina entre otras, evitando un exceso. Un estudio de 2006 encontró alta concentración de esta enzima en estructuras cerebrales como la corteza prefrontal, cingulada anterior y posterior, caudado, putamen, tálamo, corteza temporal anterior, mesencéfalo, hipocampo y parahipocampo.

Para su DETECCIÓN se emplea la Escala de Depresion Perinatal de Edimburgo, inicialmente dedicada a evaluar exclusivamente la depresión postparto pero en la actualidad se utiliza también durante el embarazo ofreciendo mejores resultados que pruebas típicas como el Inventario sobre la Depresión de Beck (BDI) incluye preguntas sobre síntomas físicos que podrían estar incluidos entre los síntomas comunes del embarazo, generando confusión. Su TRATAMIENTO a menudo incluye psicoterapia como método principal de tratamiento, medicamentos o una combinación de ambos.

¿Estás embarazada? ¿Acabas de tener un bebé? ¿Cómo te encuentras?

BIBLIOGRAFIA

– Meyer JH, Ginovart N, Boovariwala A, et al. Niveles elevados de monoamina oxidasa A en el cerebro : una explicación para el desequilibrio de monoamina de la depresión mayor . Psiquiatría Arch Gen. 2006;63(11):1209–1216. doi:10.1001/archpsyc.63.11.1209.

– Pandya M, Altinay M, Malone DA Jr, Anand A. Where in the brain is depression? Curr Psychiatry Rep. 2012 Dec;14(6):634-42. doi: 10.1007/s11920-012-0322-7. PMID: 23055003; PMCID: PMC3619732.

– https://psicologiaymente.com/neurociencias/factor-neurotrofico-derivado-cerebro-bdnf

– Urquia ML, Pulver A, Heaman MI, Ray JG, Daoud N, O’Campo P.  Partner Disengagement from Pregnancy and Adverse Maternal and Infant Outcomes.  J Womens Health (Larchmt). 2016 Nov 18

– https://www.agenciasinc.es/Noticias/La-depresion-posparto-no-es-como-las-demas basado en el artículo:

– Jodi L.Pawluski, JosephS.Lonstein y Alison S.Fleming. “The Neurobiology of Postpartum Anxiety and Depression”. Trends in neurosciences, 24 enero 2017

Diego Fernández Perrin
Psicólogo

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria y Neuropsicóloga

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