Miedo a hacer caca en la infancia

¿Por qué mi caca no quiere salir en el inodoro?

 

El control de esfínteres es un proceso que requiere la maduración y el aprendizaje necesarios para controlar la micción y la defecación. Esta maduración depende de cada niño.
Se suele alcanzar en torno a los dos o tres años para el control diurno. El control nocturno es poco más tardío. En ocasiones esta maduración puede llegar a conseguirse en torno a los cinco o seis años.
Mamás y papás, no os alarméis si vuestro peque tarda un poco más en controlar su pipí y su caca. Es normal.

Generalmente, el control del esfínter anal (caca) se produce en torno a los dos o tres años y el control del esfínter vesical (pipí) entre los tres y cuatro años (Consolini, M.D., 2023).

La secuencia en la adquisición del control voluntario de los esfínteres se inicia con el control intestinal durante el sueño, seguido del control fecal en las horas de vigilia. Posteriormente el control diurno de la orina y al final el nocturno.

Se pueden adquirir ambos controles juntos, pero en otras ocasiones se pueden alcanzar a destiempo. La Educación, cultura, situaciones familiares, etc., pueden influir en esta adquisición (Garza-Elizondo, R.,2019).

Este proceso requiere de paciencia por parte de los padres y personas implicadas en el cuidado de los pequeños. La retirada del pañal puede ser un camino largo, pero suelen darse pequeñas señales que nos avisan de que el momento de retirar el pañal se acerca:
Pueden mantenerse secos durante 2 horas; cuando tiene el pañal manchado, se dan cuenta y piden un cambio de pañal; muestran interés por el inodoro y piden estar a solas cuando notan que tienen ganas de hacer caca o pipí, etc…

Durante esta labor, algunos niños se niegan a sentarse en el inodoro o experimentan miedo a hacer caca. Puede deberse a multitud de factores tales como una baja capacidad en la percepción de ganas de evacuar o algún problema médico. Una alimentación baja en fibra y/o la falta de hidratación, ocasionan que las heces se endurezcan, pudiendo producir estreñimiento y provocando malestar y dolor a la hora de evacuar.

En muchas ocasiones, este rechazo a sentarse en el WC, puede deberse a que los peques empiezan a experimentar miedo a la hora de hacer caca en el inodoro. Así mismo, puede influir otros factores como la llegada de un nuevo hermano/a,  problemas emocionales, una situación familiar difícil para el peque, etc…

Estos son momentos claves que se deben abordar con paciencia y mimo.  En ocasiones, este rechazo puede producir retenciones de pipí y/o caca. También aumenta la posibilidad de desarrollar trastornos como la enuresis (incontinencia urinaria) o encopresis (incontinencia fecal) y estreñimiento.

¿En qué consiste la fobia a hacer caca en el inodoro?

Es el miedo a la sensación de expulsar algo fuera de cuerpo. Suele aparecer entre el inicio de la retirada del pañal y los cuatro años, pero puede aparecer en cualquier momento de la infancia e incluso en la adolescencia.

¿Cómo podemos reconocer sus señales?

No les gusta hablar sobre “hacer caca”, se pueden mostrar incómodos o incluso sienten enfado. Se niegan a sentarse en el inodoro. Cuando perciben que tienen ganas de hacer caca, se contraen o saltan para que se les pase las ganas de hacer caca. Pueden mostrarse ansiosos, gritar o llorar cuando se les dice que se sienten en el inodoro. A veces, incluso, se muestran aprensivos con las sustancias que en general puedan salir del cuerpo, no solo la caca, también la saliva, cortar el pelo, ver un poquito de sangre al hacerse una heridita, etc.

¿Qué podemos hacer para abordarlo?

Es fundamental mantener la calma y, ante todo, mostrar una actitud positiva y empática con ellos. No hacen caca en el inodoro porque no quieran, sino que realmente experimentan un malestar. Sentirse comprendido es el primer paso para empezar a afrontarlo.

Nunca se debe amenazar, castigar o gritar por tener que usar aún el pañal o no conseguir hacer caca en el inodoro. Esto no solo aumentará su miedo, también se frustrarán, lo que puede hacer que se sientan avergonzados, dañando su autoestima y rechazando aún más la idea de hacer caca en el WC.

Como menciona Consolini, M.D., (2023), el entrenamiento en control de esfínteres mediante la modificación de la conducta, otorgando una recompensa por el control de esfínteres exitoso, es una opción excelente para abordar dicho miedo. Es interesante leer cuentos con los peques sobre el miedo a hacer caca adaptado a cada edad. Cuanto más lúdico sea el abordaje de este problema, antes podrán resolverlo, evitando problemas físicos como estreñimiento y encopresis, así como problemas emocionales.

Una dieta variada y equilibrada y una correcta hidratación, harán que su microbiota intestinal sea más diversa y ayudará a la correcta evacuación de las heces, evitando también el estreñimiento y aportando salud física y mental en la infancia.

En Psycolab realizamos una evaluación detallada del problema y establecemos un programa de entrenamiento específico y personalizado para alcanzar el control de esfínteres fecal y vesical, venciendo el miedo a sentarse en el inodoro.

Además, durante la Exposición EXCRETA, te acompañaré para resolver tus dudas y será un momento muy divertido para que puedas venir con tu peque a hablar de “caca“.

REFERENCIAS:

Barrios Torres, J. (2014).  Incontinencia fecal en niños. Servicio de Pediatría. Gastroenterología Infantil. Hospital Universitario de Fuenlabrada. Fuenlabrada. Madrid. España. DOI: 10.1016/S1696-2818(14)70187-8

Bezos, S.L., Escribano, C.E. (2012). ¿Qué esconden los problemas de control de esfínteres? A propósito de un caso. Rev Pediátrica. Aten Primaria. 2012; 14: 317-21.

Consolini, D.B. (2023). Thomas Jefferson University Hospital. https://www.msdmanuals.com/es/professional/pediatr%C3%ADa/puericultura/control-de-esf%C3%ADnteres

Garza-Elizondo R. (2020). Control de esfínteres. Acta Pediatr Mex. (2020);41(1):40-2. DOI: http://dx.doi.org/10.18233/APM41No1pp40-421974

Howe, A.C., Walker, C.E. (1992).  Behavioral management of toilet training, enuresis and encopresis. Pediatr Clin North Am. 1992; 39: 413-32. https://doi.org/10.1016/S0031-3955(16)38336-5.

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental o al neurodesarrollo de tu bebé.

Recuerda que durante la exposición, nuestros especialistas no ofrecerán formaciones regladas, sino que estarán en las instalaciones para que te dirijas a ellos cuando quieras.

Más adelante publicaremos fechas en las que sí realizaremos una Jornada de Formación sobre Microbiota y Psicobioma más reglada.

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Lourdes Romero Montero
Psicóloga Sanitaria

Síndrome del Intestino Irritable (SII)

Síndrome del Intestino Irritable (SII)

El síndrome del intestino irritable (SII), anteriormente conocido como colon irritable, es uno de los trastornos funcionales digestivos más comunes, con una prevalencia en España en torno al 7-10% (Mearin et al., 2016). Se caracteriza por dolor abdominal recurrente, hinchazón y alteraciones en el hábito intestinal (diarrea, estreñimiento o una combinación de ambos). Es un trastorno que representa un alto porcentaje de consultas en atención primaria y derivaciones a gastroenterología. Durante los últimos años, las investigaciones han resaltado el papel central de la microbiota intestinal y su relación con las implicaciones psicológicas asociadas a este trastorno.

La microbiota intestinal, compuesta por miles de millones de microorganismos que habitan el tracto gastrointestinal, desempeña un papel esencial en funciones metabólicas, inmunológicas y de comunicación con el sistema nervioso central (SNC). En el SII, los estudios han señalado desequilibrios significativos en la composición microbiana como la disminución de bacterias beneficiosas [fundamentales para la regulación de la inflamación] (Rodríguez de Santiago et al., 2019), el aumento de bacterias patógenas [hecho que contribuye a la inflamación y el aumento de la permeabilidad intestinal] (Cañete & Esteban, 2020) y la pérdida de diversidad microbiana [asociado a una menor capacidad de la microbiota a adaptarse a cambios externos como el estrés] (Molina-Infante et al., 2018).

El eje intestino-cerebro es clave para entender la interacción entre el sistema digestivo y el nervioso central. Esta comunicación bidireccional permite que los factores físicos y los emocionales se influyan mutuamente. En pacientes con SII, este eje está particularmente alteado:

La Inflamación sistémica de bajo grado provocado por el desequilibrio en la microbiota: desencadena una serie de respuesta inflamatorias, contribuyendo al dolor abdominal y al incremento de la ansiedad y depresión (Gutiérrez & Olmedo, 2020).

Desequilibrio a nivel neuroquímico: las bacterias intestinales tienen dificultades para producir con normalidad neurotransmisores como la serotonina y el GABA que son esenciales para regular el estado de ánimo y la percepción del dolor (Rodríguez de Santiago et al., 2019).

Hiperactivación del eje HPA (hipotalámico-hipofisario-adrenal): implicando una mayor respuesta al estrés y al agravamiento de la sintomatología, afectando al estado de ánimo y el bienestar emocional (Cañete & Esteban, 2020).

Estos factores conforman un círculo vicioso: el estrés aumenta los síntomas digestivos, la alteración de la microbiota y la inflamación aumentan el dolor y la sintomatología emocional, y estos, a su vez, intensifican la sensación de malestar psicológico.

El diagnóstico de SII puede generar un gran impacto psicológico en los pacientes debido al carácter crónico, impredecible y multifactorial del mismo. Entre las principales consecuencias se incluyen ansiedad anticipatoria (miedo a los síntomas en situaciones sociales y laborales) (Gutiérrez & Olmedo, 2020), depresión y aislamiento social debido a la frustración derivada de los síntomas recurrentes y las limitaciones en la calidad de vida (Molina-Infante et al., 2018), somatización que incrementa la atención a las señales físicas y perpetúa el malestar emocional (Rodríguez de Santiago et al., 2019) e, incluso, estigma y vergüenza.

Para abordar estas consecuencias, se recomienda un enfoque integral que combine diferentes enfoques: educación sobre el SII para comprender el trastorno, planificación dietética (consultar con un nutricionista especializado), cambios en el estilo de vida, control del estrés, conseguir una red de apoyo, tratamiento médico y terapia psicológica con exposición ante situaciones temidas (eficaz para reducir la ansiedad y modificar las creencias disfuncionales sobre el dolor y los síntomas digestivos) (Gutiérrez & Olmedo, 2020).

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental o al neurodesarrollo de tu bebé.

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Referencias

Cañete, F., & Esteban, M. (2020). Avances en el conocimiento del eje intestino-cerebro en el síndrome de intestino irritable. Gastroenterología y Hepatología, 43(4), 203-214. https://doi.org/10.1016/j.gastrohep.2019.12.004

Gutiérrez, M. M., & Olmedo, M. (2020). Relación entre microbiota intestinal y trastornos emocionales en el síndrome de intestino irritable. Revista Española de Enfermedades Digestivas, 112(5), 345-352. https://doi.org/10.17235/reed.2020.6859/2019

Mearin, F., Ciriza, C., Mínguez, M., Rey, E., Mascort, J. J., & Peña, E. (2016). Guía clínica para el manejo del síndrome del intestino irritable. Medicina Clínica (Barcelona), 147(8), 345-351. https://doi.org/10.1016/j.medcli.2016.06.001

Molina-Infante, J., Serra, J., Fernández-Bañares, F., & Mearin, F. (2018). Dieta baja en FODMAPs en el tratamiento del síndrome de intestino irritable. Gastroenterología y Hepatología, 41(1), 10-22. https://doi.org/10.1016/j.gastrohep.2017.11.005

Rodríguez de Santiago, E., Rodríguez Ferrer, I., & Yago, F. (2019). Disbiosis intestinal en el síndrome del intestino irritable: nuevas perspectivas terapéuticas. Revista de Gastroenterología de México, 84(1), 35-43. https://doi.org/10.1016/j.rgmx.2018.04.002

Desirée Castellano
Neuropsicóloga Clínica

Cómo las hormonas digestivas afectan a la salud mental

Cómo las hormonas digestivas afectan a la salud mental

La Navidad y el Año Nuevo ya han quedado atrás, y la mayoría de nosotros pasamos esos días no solo rodeados de nuestros seres queridos, sino también disfrutando de deliciosos platos. Aunque esto nos deja una sensación de calidez y satisfacción, puede tener efectos mayores en nuestros cuerpos que solo darle un poco de trabajo extra a nuestra digestión. ¿Quién habría pensado que las hormonas liberadas durante el simple acto de comer podrían influir directamente en nuestra salud mental? ¿O que algo tan común como saborear una comida también podría moldear cómo nuestro cerebro procesa el estrés, el hambre o la saciedad?

En el centro de esta conexión compleja entre comida, cuerpo y cerebro están tres actores clave: la grelina, el cortisol y la colecistoquinina (CCK). Estas hormonas hacen más que regular el hambre o la digestión: también interactúan con el cerebro, a veces actuando como neurotransmisores. Pero, ¿qué significa eso? ¿Y cómo pueden las sustancias que viajan por el torrente sanguíneo tener un impacto tan profundo en nuestra comunicación neural?

Para responder a esto, es esencial entender los roles de los neurotransmisores y las hormonas. Los neurotransmisores son los mensajeros de respuesta rápida del cuerpo. Son liberados por las células nerviosas y actúan localmente, enviando señales a través de las sinapsis a otras neuronas, músculos o glándulas. Imagínalos como mensajes instantáneos enviados de un dispositivo a otro (University of Queensland, 2024). Las hormonas, en cambio, son más como cartas enviadas por correo postal. Producidas por las glándulas endocrinas y liberadas en el torrente sanguíneo, viajan por el cuerpo para alcanzar sus células objetivo, influyendo en procesos como el metabolismo, la respuesta al estrés y el crecimiento. Sus efectos son sistémicos y más lentos que la acción rápida de los neurotransmisores (Stárka & Dušková, 2020).

Pero aquí es donde se pone fascinante: algunas hormonas, como la grelina, el cortisol y la colecistoquinina CCK, pueden difuminar las líneas entre estos dos roles.

Por ejemplo, imagina que te saltas el desayuno y sientes ese rugido tan familiar en tu estómago. Eso es la grelina en acción. Producida en el estómago, le señala a tu cerebro que es hora de comer. Sin embargo, la grelina no se limita a ser una hormona del hambre; también puede funcionar como una molécula neuroactiva, aumentando tu concentración y motivándote a priorizar la comida (Pradhan, Samson, & Sun, 2013).

Ahora imagina que te estás recuperando de una presentación estresante. El cortisol, liberado por las glándulas suprarrenales, ayuda a tu cuerpo a afrontar el estrés (Knezevic, Nenic, Milanovic, & Knezevic, 2023). Pero esta “hormona del estrés” también influye en neurotransmisores como el GABA y el glutamato, que afectan el estado de ánimo y la regulación de la energía. Aunque el cortisol no es directamente un neurotransmisor, modula el equilibrio químico del cerebro, ilustrando su rol dual (Cleveland Clinic, 2024).

Finalmente, piensa en la satisfacción que sientes después de una comida abundante. Ahí está entrando la colecistoquinina. Liberada por el intestino delgado, activa las enzimas digestivas y estimula la vesícula biliar (National Institutes of Medicine, 2024). Al mismo tiempo, actúa como un neurotransmisor en el cerebro, señalando la saciedad y alentándote a dejar de comer (Rehfeld, 2017).

Grelina: más que solo la campana de rebato del hambre

Comencemos con la grelina, la llamada “hormona del hambre”. Aunque su función principal es indicarle al cerebro que es hora de comer, el alcance de la grelina va mucho más allá de señalar un estómago vacío. Esta hormona interactúa con los sistemas de recompensa del cerebro, particularmente en el área tegmental ventral, una parte clave del cerebro asociada con la motivación y el placer (Müller et al., 2015). Los estudios muestran que la grelina puede amplificar los aspectos gratificantes de la comida, especialmente en condiciones de estrés, empujándonos hacia la comida reconfortante (Schéle, Bake, Rabasa, & Dickson, 2016). Pero este mismo camino también significa que la grelina tiene un papel en la modulación del estado de ánimo y la resiliencia emocional.

Por ejemplo, el ayuno prolongado puede llevar no solo al hambre física, sino también a una irritabilidad o inquietud aumentada, un efecto emocional de la actividad de la grelina en el cerebro (Chuang & Zigman, 2020). Por el contrario, en el contexto del estrés crónico o los trastornos de ansiedad, los niveles elevados de grelina pueden desajustar el equilibrio de recompensa del cerebro, haciendo que sea más difícil resistir los hábitos alimenticios poco saludables (Müller et al., 2015).

Cortisol: el regulador del estrés que tiene un costo oculto

El cortisol, a menudo asociado con la respuesta de “lucha o huida” del cuerpo, es otra hormona que conecta la salud física y mental. En pequeñas dosis, el cortisol es invaluable, permitiéndonos responder a los desafíos, mantener el enfoque y recuperarnos del estrés. Pero cuando el estrés se vuelve crónico, el cortisol pasa de ser un regulador útil a una fuerza disruptiva. La elevación prolongada del cortisol puede suprimir la digestión, interrumpir la motilidad intestinal e incluso alterar el microbioma intestinal, que es crucial para la salud digestiva general (Chrousos, 2009).

En el lado de la salud mental, el cortisol elevado interfiere con neurotransmisores como la serotonina, un estabilizador clave del estado de ánimo. Esto puede llevar a síntomas de ansiedad, depresión e incluso dificultades cognitivas. Piensa en esos momentos en los que el estrés te deja incapaz de comer o, por el contrario, deseando alimentos azucarados y energéticos: el cortisol está trabajando a toda máquina, reorganizando tanto los sistemas de energía de tu cuerpo como tus respuestas emocionales (The Center for Health, 2024).

Colecistoquinina: de la saciedad al equilibrio emocional

La colecistoquinina puede no gozar del mismo reconocimiento que la grelina o el cortisol, pero sus funciones son igualmente intrigantes. Liberada durante las comidas, la CCK se comunica con el cerebro para frenar el apetito y ayuda en la digestión de las grasas (Rehfeld, 2017). Más allá de sus roles físicos, ejerce influencia sobre las emociones al activar el sistema límbico, fomentando sentimientos de satisfacción y relajación después de comer. Sin embargo, esta hormona tiene sus complejidades. La mayor sensibilidad a la CCK se ha relacionado con trastornos de ansiedad, ya que su activación del sistema límbico puede a veces provocar respuestas emocionales intensificadas (Rotzinger & Vaccarino, 2003).

Los estudios indican que una mayor actividad de la CCK, particularmente a través del receptor CCK-B, puede provocar ansiedad e incluso pánico en individuos vulnerables (Rotzinger & Vaccarino, 2003). Por ejemplo, la investigación ha demostrado que la administración de compuestos relacionados con la CCK puede provocar reacciones parecidas al pánico en quienes están predispuestos a estos síntomas. Esto revela la naturaleza dual de la CCK: mientras juega un papel vital en la regulación del apetito y la digestión, la disfunción en su señalización puede contribuir a trastornos del estado de ánimo, como la ansiedad generalizada y el trastorno de pánico. Estos hallazgos subrayan la conexión intrincada entre los procesos digestivos y la salud mental, destacando el eje intestino-cerebro como un área vital para la investigación continua.

En conclusión, la interacción entre la grelina, el cortisol y la colecistoquinina (CCK) va más allá del hambre y la regulación emocional para afectar significativamente el sistema digestivo. La grelina, que estimula el apetito y promueve la motilidad gástrica, prepara al cuerpo para la ingesta de alimentos (Pradhan, Samson, & Sun, 2013). El cortisol, una hormona del estrés, interrumpe la digestión cuando está elevado crónicamente, ralentizando la motilidad intestinal y alterando el microbioma intestinal, lo que puede causar problemas digestivos (Chrousos, 2009). Mientras tanto, la colecistoquinina, liberada después de comer, apoya la digestión al estimular la liberación de bilis y enzimas digestivas, mientras señala al cerebro que se ha alcanzado la saciedad (Rehfeld, 2017). Dado que estas hormonas desempeñan roles fundamentales tanto en la digestión como en la regulación emocional, su influencia en el sistema digestivo puede afectar directamente el estado de ánimo, los niveles de estrés y la salud mental en general, destacando la profunda conexión entre nuestro intestino y cerebro.

Al comprender estos mecanismos, podemos tomar decisiones más informadas sobre nuestros hábitos alimenticios y cómo gestionamos el estrés.

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Referencias

Chrousos, G. P. (2009). Stress and disorders of the stress system. Nature Reviews

Endocrinology, 5(7), 374-381. https://doi.org/10.1038/nrendo.2009.106

Chuang, J., & Zigman, J. M. (2010). Ghrelin’s roles in stress, mood, and anxiety regulation. International Journal of Peptides, 2010, 1–5. https://doi.org/10.1155/2010/460549

Cleveland Clinic. (2024). The cortisol connection. Retrieved from https://consultqd.clevelandclinic.org/the-cortisol-connection?utm_source=chatgpt.co m

Knezevic, E., Nenic, K., Milanovic, V., & Knezevic, N. N. (2023). The role of cortisol in chronic stress, neurodegenerative diseases, and psychological disorders. Cells, 12(23), 2726. https://doi.org/10.3390/cells12232726

Müller, T., Nogueiras, R., Andermann, M., Andrews, Z., Anker, S., Argente, J., Batterham, R., Benoit, S., Bowers, C., Broglio, F., Casanueva, F., D’Alessio, D., Depoortere, I., Geliebter, A., Ghigo, E., Cole, P., Cowley, M., Cummings, D., Dagher, A., … Tschöp, M. (2015). Ghrelin. Molecular Metabolism, 4(6), 437-460.https://doi.org/10.1016/j.molmet.2015.03.005

Okonkwo, O., Zezoff, D., & Adeyinka, A. (2023, May 1). Biochemistry, cholecystokinin. StatPearls – NCBI Bookshelf. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK534204/

Pradhan, G., Samson, S. L., & Sun, Y. (2013). Ghrelin: Much more than a hunger hormone. Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care, 16(6), 619-624. https://doi.org/10.1097/MCO.0b013e328365b9be

Müller, T., Nogueiras, R., Andermann, M., Andrews, Z., Anker, S., Argente, J., Batterham, R., Benoit, S., Bowers, C., Broglio, F., Casanueva, F., D’Alessio, D., Depoortere, I., Geliebter, A., Ghigo, E., Cole, P., Cowley, M., Cummings, D., Dagher, A., . . . Tschöp, M. (2015b). Ghrelin. Molecular Metabolism, 4(6), 437–460.https://doi.org/10.1016/j.molmet.2015.03.005

Rehfeld, J. F. (2017). Cholecystokinin – from local gut hormone to ubiquitous messenger. Frontiers in Endocrinology, 8, 47. https://doi.org/10.3389/fendo.2017.00047

Cholecystokinin receptor subtypes: role in the modulation of anxiety-related and reward-related behaviours in animal models. (2003, May 1). PubMed. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/12790157/

Schéle, E., Bake, T., Rabasa, C., & Dickson, S. L. (2016). Centrally administered ghrelin acutely influences food choice in rodents. PLoS ONE, 11(2), e0149456. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0149456

Stárka, L., & Dušková, M. (2020). What is a hormone? Physiological Research, S183–S185. https://doi.org/10.33549/physiolres.934509

The Center for Health. (2024). Cortisol and stress. Retrieved from https://www.thecenterforhas.com/increase-serotonin-by-improving-gut-health/

University of Queensland. (2024). What are neurotransmitters? Retrieved fromhttps://qbi.uq.edu.au/brain/brain-functions/what-are-neurotransmitters

Jana Isabel Vicente
@neuropsyblog

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

Psycolab celebra el X Aniversario de Neuropsicología Clínica

En 2025, PSYCOLab celebra su X Aniversario de práctica de Neuropsicología Clínica en Benalmádena y su mayoría de edad, 18 años, como centro referente de Psicología en Málaga.

Con motivo de ello, estamos organizando unas Jornadas de Difusión Científica sobre “Microbiota y Psicobioma”, que acompañaremos con la exposición EXCRETA, realizada por el Museo Nacional de Ciencias Naturales en colaboración con el CSIC y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (MNCN-CSIC), presenta una perspectiva ecológica, médica, social y cultural que no solemos tener en cuenta por el tabú que representa.

A lo largo de nuestra trayectoria en Benalmádena, hemos realizado diferentes actividades solidarias para devolver de algún modo, el apoyo que nos venís prestando desde hace tantos años y que siempre habéis acogido con gran interés.

Por señalar algunas, los proyectos “Otra Oportunidad”, mantenido durante varios años y dirigido a menores en riesgo de exclusión, a los que se le dio la oportunidad de evaluar sus dificultades cognitivas y socio-emocionales para después abordarlo terapéuticamente y conseguir una mejora de su gestión emocional, un entrenamiento en habilidades sociales y un fortalecimiento de sus funciones ejecutivas.

También iniciamos el proyecto “CUIDA-me”, orientado a ofrecer apoyo psicológico a mujeres embarazadas, a mujeres con depresión post-parto y a mujeres con duelo perinatal. También asistimos a menores con depresión.

Otros proyectos realizados por PSYCOLab, han abordado el facilitar técnicas a la población para la gestión de la ansiedad y mejorar el estado emocional; talleres de inteligencia emocional o Aprendizaje Socio Emocional (ASE) en la población infantil y adolescente y sus familias; nuestros famosos talleres ASEPCE (Aprendizaje Socio Emocional Para la Convivencia Escolar) para ayudar a Prevenir y Abordar el Acoso Escolar en las escuelas y el Ciberbullying; hemos realizado campamentos de verano para estimular talentos múltiples; hemos diseñado proyectos digitales para trabajar la Coeducación en los Colegios (“Si tú eres tú y yo soy yo, quién es más libre de los dos”); hemos hecho Chequeos Gratuitos de Memoria para la población de Benalmádena a mayores de 45 años con antecedentes familiares de trastornos neurodegenerativos; y un largo etcétera que nos animan a seguir ofreciendo este tipo de iniciativas por la buena acogida que siempre demostráis.

Hemos hablado del cerebro del bebé, del cerebro infantil, del cerebro adolescente, del cerebro adulto, del cerebro en la vejez,…

Preparaos porque ahora vamos a hablar de “caca”:

La EXCRETA son productos del metabolismo que el organismo expulsa, y nos guste o no, forma parte de nuestras vidas. Excretamos porque estamos vivos. Pero es que, además, existen multitud de aspectos relevantes en relación a nuestra salud física y mental (por su interacción en el eje intestino-cerebro), y para la salud del planeta.

Nuestro equipo de especialistas de la Medicina, Psiquiatría, Neuropsicología y Psicología Sanitaria, hablarán de microbiota y psicobioma, de gran interés hoy en día en la población en general; y explicarán el por qué de muchos trastornos digestivos, inmunitarios, metabólicos, endocrinos, psicológicos y emocionales se dan hoy en día por la alteración o disbiosis de la microbiota, y que son causantes, de la larga lista de espera que han empezado a tener especialistas de la Medicina Digestiva.

Podrás interactuar con ellos y preguntarles las dudas que tengas sobre diferentes temas que hemos preparado para ti.

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental.

Recuerda que durante la exposición, nuestros especialistas no ofrecerán formaciones regladas, sino que estarán en las instalaciones para que te dirijas a ellos cuando quieras.

Más adelante publicaremos fechas en las que sí realizaremos una Jornada de Formación sobre Microbiota y Psicobioma más reglada.

Consulta horarios de la exposición y la asistencia de nuestros especialistas AQUÍ.

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“Los seres vivos NACEN, una vez. CRECEN, durante un tiempo. SE REPRODUCEN, si les dejan, y MUEREN, aunque no quieran.

Pero… EXCRETAN de continuo”.

 

 

SIBO: Sobrecrecimiento bacteriano en el Intestino Delgado

SIBO: Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado

Los trastornos de la interacción digestivo-cerebro, recientemente conocidos como trastornos funcionales intestinales están presentes en el 30% de la población española. Alguno como el síndrome de distensión abdominal es mucho más frecuente en las mujeres que en los hombres.

Cuando comer duele…

Cuando hablamos de SIBO, hacemos referencia a un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado de origen oral o colonico. Es decir, hacemos referencia a una afección gastrointestinal que está caracterizada por una gran cantidad de bacterias. Una disbiosis que lleva a que haya una colonización bacteriana en el intestino delgado, pero que pertenecen al intestino grueso. Debido a esto van creciendo en el lugar erróneo, y produce un aumento de endotoxinas y compuestos bacterianos que provocan inflamación crónica de la mucosa intestinal. Dicha patología lleva a tener una gran variedad de síntomas como son:

  • Gases.
  • Diarrea y/o estreñimiento.
  • Inflamación abdominal.
  • Malestar.
  • Dolores articulares.
  • Sensación de sentirse demasiado lleno tras cualquier comida.
  • Dolor abdominal.
  • Perdida/ganancia de peso.
  • Caída del cabello, debilidad en las uñas, sequedad en la piel…
  • También puede dar lugar a intolerancia a la lactosa, fructosa/sorbitol, a una malabsorción de los alimentos y proteínas, déficits de diversas vitaminas como la B12, el zinc, el magnesio que son importantes para una buena salud del cerebro y una estabilidad emocional.

Para su diagnóstico se realiza un test de hidrogeno y metano, es decir un test de aliento con un sustrato de lactulosa o lactitol. Debido a la gran demanda y la disponibilidad de esta prueba, ha habido un sobrediagnóstico. Al simplificar la disbiosis y la influencia que han tenido las redes sociales, ha surgido confusión en los pacientes y los médicos. Son muchos los profesionales que relacionan la hinchazón abdominal propias de los trastornos funcionales con un test de aire espirado, cuya positividad depende de los niveles de hidrogeno y metano que se presenten en el aire expirado. Todo esto ha llevado a que sociedades científicas realicen publicaciones con recomendaciones sobre a quién y cómo diagnosticar SIBO.

En muchas ocasiones la solicitud del paciente de que se le realice este test, deriva de la desesperación que se tiene al tener tantos síntomas con tanto malestar que limita tu día a día, y no darles una explicación a sus síntomas ni una solución, así como estar repercutiendo en la salud mental de estos pacientes. Se hace indispensable mayor investigación sobre microbiota y psicobioma (los microorganismos precursores de la regulación emocional)

En el proceso por el que una enfermedad pasa y se desarrolla, y la interrelación con el sistema nervioso influyen muchos factores como la dieta, la respuesta inmunológica, el estado de ánimo, la microbiota, la mucosa intestinal. Desde un punto de vista médico no son considerados trastornos graves, pero sí que limitan la vida de las personas y afectan a su calidad de vida. Son síntomas parecidos a otras enfermedades como la enfermedad inflamatoria intestinal, la celiaquía, o el cáncer de colon. Los pacientes con SIBO suelen tener antecedentes de enfermedades, pérdidas o ganancias de peso, diarrea, así como ansiedad y depresión, que es totalmente normal debido a la intensidad de los síntomas, la ausencia de una explicación sobre lo que se padece a pesar de haber pasado por varios especialistas, y la nula solución a los síntomas aun poniendo medicación.

Se ha visto que hay una gran correlación en pacientes diagnosticados de SIBO y el estado de la salud mental, a parte de los síntomas mencionados anteriormente, se ha destacado también su relación con otras enfermedades y trastornos, incluyendo los de la salud mental. Es por esto, que se apoya el padecimiento de un trastorno llamado eje intestino-cerebro, el cual es un sistema bidireccional que tiene una comunicación entre el tracto gastrointestinal y el cerebro, el sistema inmunológico y el sistema endocrino, y es a través de dicho eje donde los problemas como el SIBO pueden repercutir en la salud mental. Dicho padecimiento genera mucha inflamación en el cuerpo, a consecuencia de las bacterias y toxinas que producen gases e inflamación, es así como dicha inflamación afecta al cerebro y se relaciona con síntomas como la fatiga mental, la ansiedad y la depresión. Se ha estudiado mucho como las bacterias del intestino participan en la fusión de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y GABA, que son piezas clave para regular el bienestar emocional (psicobioma o psicobiota).

Esta gran conexión que hay entre SIBO y la salud mental, nos lleva a que sea prioridad tener un enfoque integrativo del tratamiento. Sabemos ya que haber sufrido abusos de cualquier tipo en la infancia, altera la microbiota y afecta al psicobioma.

Debido al carácter multifactorial que tiene esta enfermedad, se han desarrollado diferentes tratamientos, el que ha resultado más eficaz ha sido la Terapia Cognitivo Conductual. Primeramente, se realiza una psicoeducación sobre cómo actúan las emociones, la acción que ejercen, sobre todo el estrés y como su respuesta estaría relacionada con el SIBO. Luego se realizaría una creación de conocimiento sobre las conductas, pensamientos y emociones que el paciente este teniendo ante los síntomas que va presentando cada día. Y, por último, se haría una modificación de las respuestas para poder reducir el malestar que produce este padecimiento y disminuir las respuestas de estrés que se están produciendo.

Se ha visto la eficacia de diversas herramientas como son: tablas que monitorean los síntomas, ejercicios de relajación, lectura que le ayude a entender la enfermedad y como puede repercutir en su salud mental, ejercicios de relajación, prevención en crisis o recaídas, entrenamiento en el manejo del malestar de los síntomas físicos y psicológicos, así como en caso de tener que seguir una dieta estricta con el tratamiento, darle una guía para que pueda llevar de la mejor forma posible esas restricciones y que no se vea afectada su vida social.

En enero, Psycolab Benalmádena te trae la exposición EXCRETA, del CSIC, para acercarte a un mundo que hasta ahora se consideraba tabú, y sus especialistas de la Medicina, Psiquiatría, Neuropsiquiatría, Psicología, Neuropsicología y Psicopedagogía, nos ofrecerán charlas y resolverán tus dudas.

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental.

Recuerda que durante la exposición, nuestros especialistas no ofrecerán formaciones regladas, sino que estarán en las instalaciones para que te dirijas a ellos cuando quieras.

Más adelante publicaremos fechas en las que sí realizaremos una Jornada de Formación sobre Microbiota y Psicobioma más reglada.

Consulta horarios de la exposición y la asistencia de nuestros especialistas AQUÍ.

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Bibliografía

Rozas de Cos, M. (2024). Sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado en adultos: revisión bibliográfica.

Orea Haro, BG (2021). Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes / Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes. Pingüino Random House Grupo Editorial.

Barroso García, M. (2024). Intensidad de síntomas, ansiedad y depresión en pacientes a los que se solicita pruebas de malabsorción de azúcares y de SIBO.

Murillo, A. (2022). Abordaje psicológico como parte del tratamiento del Síndrome del Intestino Irritable (SII): Una revisión bibliográfica. PsicoInnova6(1), 8-25.

García, L. S., Pérez, A. H., Sánchez, I. M., Vega, M. L., Moreno, N. F., & Aisa, Á. P. (2024). Profile of patients diagnosed with hydrogen-producing intestinal bacterial overgrowth and intestinal methanogenic overgrowth in a second level hospital. Revista Andaluza De Patología Digestiva, 47(4), 144–151. https://doi.org/10.37352/2024474.1

DE LA MICOTERAPIA, C. D. É. CASOS CLÍNICOS EN SIBO

Ana Cañete Ángel Psicóloga Sanitaria Experta en Infancia, Duelo y Cuidados Paliativos

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

Microbiota y psicobioma: Eres lo que comes

Microbiota y Psicobiota: Eres lo que comes

¿Sabías que en nuestro cuerpo habita un vasto mundo de microorganismos? ¡Así es!

La microbiota, o microbioma se refiere a la comunidad de bacterias, virus, hongos y otros microbios que viven en nuestro intestino y en otras partes de nuestro cuerpo. Estos pequeños habitantes son esenciales para nuestra salud, ya que ayudan en la digestión, fortalecen nuestro sistema inmunológico y pueden influir en nuestro estado de ánimo.

Mucha gente desconoce cómo puede influir en nuestro estado de ánimo y dan poco valor a la relación que existe entre lo que comen y cómo se sienten, pero es que ya sabemos que “soy lo que como”.

La psicobioma, o psicobiota, es el término que usamos para referirnos a esta conexión entre nuestra microbiota intestinal y nuestra salud mental. Investigaciones recientes sugieren que los microorganismos en nuestro intestino pueden afectar cómo nos sentimos y cómo pensamos. Por ejemplo, ciertas bacterias pueden producir neurotransmisores como la serotonina, que es conocida como la “hormona de la felicidad”.

¡Increíble, ¿verdad?!

Sabiendo esto, urge la necesidad, en un mundo donde la ansiedad y la depresión se están apoderando de la población, y no sólo de la adulta, sino también en la infancia y en la adolescencia.

¿Qué efectos protectores conocemos ya?:

Digestión Saludable: La microbiota ayuda a descomponer los alimentos que nuestro cuerpo no puede digerir por sí solo. Produce enzimas que facilitan la digestión de fibras y otros carbohidratos complejos.

Sistema Inmunológico: Un intestino sano puede fortalecer nuestras defensas y protegernos de enfermedades. Algunas bacterias en la microbiota son capaces de producir vitaminas (como la vitamina K y algunas del grupo B) que son esenciales para nuestro organismo.

Bienestar Emocional: Mantener una microbiota equilibrada puede contribuir a una mejor salud mental y emocional. Influye en el Sistema Nervioso Central a través del eje intestino-cerebro.

Fuente: Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes

Los consejos para cuidar de nuestra microbiota, y por ende, nuestra psicobiota, son de sobra conocidos, pero aún nos resistimos a darle la importancia que merece, descuidando nuestra alimentación y la de nuestra familia:

  • Alimentación balanceada: Incluye alimentos ricos en fibra, probióticos, microorganismos vivos que pueden ofrecer beneficios para la salud cuando se consumen en cantidades adecuadas, como yogur y kéfir; y prebióticos, tipos de fibra que alimentan a las bacterias buenas y se encuentran en alimentos como el ajo, la cebolla, los plátanos y espárragos). También debemos comer frutas, verduras, legumbres y granos variados, que hacen que aumenten las bacterias buenas de nuestro intestino. Y no sólo eso, intenta comer pequeñas cantidades distribuidas en unas 5 veces al día en lugar de sólo 3 comidas copiosas. En este post te contamos por qué.
  • Hidratación: Beber suficiente agua es clave para mantener un intestino saludable. Descompone mejor los alimentos para absorber los nutrientes y ablanda las heces, ayudando a evitar el estreñimiento.
  • Ejercicio regular: La actividad física no solo beneficia el cuerpo, sino también a nuestra microbiota y a nuestro cerebro, liberando una proteína, la BDNF que es responsable de la neurogénesis (creación de nuevas neuronas) y de la sinaptogénesis (creación de sinapsis y conexiones interneurales).
  • Reducción del Estrés: Practicar técnicas de relajación como las que enseñamos en consulta, pueden tener un impacto positivo en nuestra salud intestinal. El estrés llega a tener un impacto tan negativo sobre la salud como el tabaco o la radiación.
  • Dormir bien: Un buen descanso es esencial para la salud mental y física. La falta de sueño puede afectar negativamente la microbiota, así que asegurarte de tener un horario de sueño regular y de calidad es clave. Además durante el sueño, se hace una especie de limpieza de nuestro cerebro, fundamental para su correcto desarrollo y aprendizaje.
  • Evitar el uso excesivo de antibióticos: Aunque a veces son necesarios, el uso excesivo de antibióticos puede alterar la microbiota intestinal. Siempre es bueno seguir las indicaciones de un profesional de la salud y considerar alternativas cuando sea posible.

La investigación sobre la microbiota y la psicobiota está en constante evolución, y cada vez hay más evidencia que respalda la idea de que cuidar nuestra salud intestinal puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental.

Adoptar un estilo de vida consciente y una dieta saludable puede ayudar a fomentar un microbioma equilibrado.

En enero, PSYCOLab y su equipo de médicos, psicólogos, psiquiatras, neuropsicólogos y psicopedagogos en Benalmádena, te trae la exposición EXCRETA, del CSIC, con motivo de “10 años de práctica de Neuropsicología en nuestra sede”, con charlas y curiosidades para que aprendas mucho más sobre tu microbiota. Síguenos en RRSS para conocer los detalles y horarios del evento:

 

Diario Sur ya se ha hecho eco de la noticia. Apúntate pinchando en la foto:

Exposición EXCRETA en Psycolab Benalmádena

Bibliografía:

“The Human Microbiome Project: A Community Resource for the Healthy Human Microbiome” – Nature (2012)

“Role of the gut microbiota in health and disease” – Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology (2016)

“Gut microbiota’s effect on mental health: The gut-brain axis” – Journal of Psychiatry & Neuroscience (2017)

“Dietary modulation of the human gut microbiome: A systematic review” – Nutrients (2019)

“The Gut Microbiome and Mental Health: A Review of the Literature” Kelly, J. R., et al. Psychiatry Research (2016)

“Microbiota and the gut-brain axis: A review” Cryan, J. F., & Dinan, T. G. Neuroscience & Biobehavioral Reviews (2012)

“Gut microbiota’s effect on mental health: The gut-brain axis”. Sudo, N., et al. Journal of Psychiatry & Neuroscience (2017)

“The Role of the Gut Microbiome in the Development of Anxiety and Depression”. Foster, J. A., & McVey Neufeld, K.-A. Nature Reviews Neuroscience (2013)

“Probiotics and Prebiotics in Mental Health: A Review”. M. R. O’Neill, et al. Nutrients (2020)

“The Psychobiome: The Role of the Gut Microbiome in Mental Health and Disease”. Dinan, T. G., & Cryan, J. F.

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental o al neurodesarrollo de tu bebé.

Recuerda que durante la exposición, nuestros especialistas no ofrecerán formaciones regladas, sino que estarán en las instalaciones para que te dirijas a ellos cuando quieras.

Más adelante publicaremos fechas en las que sí realizaremos una Jornada de Formación sobre Microbiota y Psicobioma más reglada.

Consulta horarios de la exposición y la asistencia de nuestros especialistas AQUÍ.

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Nieves López-Brea Serrat Psicóloga Sanitaria Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

Consecuencias del abuso de la tecnología en el psicodesarrollo adolescente

USO Y ABUSO DE LA TECNOLOGÍA, RRSS, VIDEOJUEGOS Y CHATGPT

La semana pasada, el equipo de expertos de Psycolab a través de su gerente, Nieves López-Brea Serrat, tuvieron el placer de contestar a la Agencia EFE algunas cuestiones sobre cómo afectaba ChatGPT u otras Apps de IA (Inteligencia Artificial), así como el abuso de RRSS (Redes Sociales) o videojuegos:

  1. ¿Cómo puede afectar ChatGPT al desarrollo pedagógico y psicológico de los niños y los adolescentes?

Hablar de ChatGPT es hablar de Internet, de RRSS, de videojuegos o de cualquier IA. Todo ha aparecido para cambiar, entretener y mejorar nuestras vidas. Pero si los datos nos dicen que ya 1 de cada 10 menores pueden hacer un uso compulsivo de ellas, debemos ser prudentes. Y ojo, me considero una usuaria experta en tecnología, me crié con el primer Spectrum y no concibo mi trabajo sin grandes herramientas que trae mi ordenador de mesa y mi ordenador de bolsillo (el móvil).

Cualquier dispositivo o herramienta mal usado, puede acarrear problemas de memoria y de atención. La sobrecarga de información y de estímulos audiovisuales pueden saturar nuestro cerebro, dificultando nuestros procesos atencionales, de filtración de datos y nuestra memoria tanto a corto como a largo plazo. Y aquí, claro está, que podemos usar ChatGPT para filtrar esos datos y que nos traiga calentito del horno lo que nuestro cerebro debería haber procesado por él mismo, pero, ¿para qué malgastar energía?

Bueno, sabemos que ChatGPT también comete errores, así que no parece una herramienta tan infalible como creíamos, y es que, evidentemente, si se alimenta de la información almacenada en la Red, también lo hace de los sesgos y errores que en ella viven también.

De hecho, se le han presentado 20 preguntas del examen MIR más reciente y contestó 10 bien, 5 fueron dudosas, y 5 fallidas.

Para un adecuado desarrollo infanto-juvenil, cualquier sistema educativo (o al menos ese esperamos), debería potenciar y entrenar en esta población los diferentes procesos atencionales, la inhibición conductual (saber frenar), la flexibilidad cognitiva, la memoria de trabajo, la planificación y organización, el pensamiento crítico, el aprendizaje social y emocional, el sentido de la privacidad y de la intimidad, un adecuado conocimiento de sexualidad afectiva, sensibilidad, empatía, respeto,…Y esto señores y señoras, aún no puede hacerlo una App por muy mejorado que sea su funcionamiento en unos años.

  1. ¿Considera que el uso de estas herramientas de inteligencia artificial puede perjudicar el pensamiento crítico y el aprendizaje memorístico?

El pensamiento crítico se desarrolla para filtrar la información que disponemos y organizar ideas para luego decidir y orientar nuestros pensamientos, valores y creencias. Si la información que recibimos proviene de una misma App, no podremos desarrollarlo. De hecho, es la lectura (eso que teníamos en la mano de vez en cuando antes de que apareciera el móvil) siempre fue el medio que nos acercaba a diferentes pensamientos, diferentes culturas, diferentes escenarios y diferentes emociones, que desembocarían en ese desarrollo de ese pensamiento crítico. La variedad de textos y de autores, era garantía de una transmisión de la información variada de entre la que elegir nuestro propio pensamiento.

Los libros trajeron la alfabetización y la tecnología está acabando con ellos por mucho que internet porte periódicos, libros de divulgación científica, artículos, libros de texto digitales, pero ¿quién los lee? Precisamente los adultos que tras leer muchos libros, crearon la tecnología, algo que muchos jóvenes parecen haber olvidado cuando aseguran que no les gusta leer.

  1. ¿Cómo se pueden preparar nuestras mentes para lidiar con estas herramientas?

Cuenta la historia que al principio apareció el homo habilis, maestro de las herramientas. Después apareció el homo ergaster o erectus, cazador, recolector y nómada. Por último, el homo sapiens, inventor de la escritura y la literatura, de las matemáticas y las ciencias, creador de las más bellas esculturas, pinturas y canciones.

Y de repente, sin necesitar miles de años de evolución, sino apenas unas generaciones, aparece el homo digitalis, creador de internet, las redes sociales, la IA y ChatGPT…

Algunas mentes se atreven a aventurar que el cerebro (y nuestras vidas) mejorarán con esta llegada tecnológica, pero lamentablemente la realidad que encontramos en gran parte del planeta es que lo que llegó con esta transformación, ha sido la “Era ansiolítica”. El consumo de ansiolíticos y antidepresivos incluso en la población infanto-juvenil se ha disparado, siendo España uno de los países que encabeza estas estadísticas, y que según las encuestas, se debe, entre otras causas al sentimiento de soledad (paradójicamente en tiempos donde se supone estamos más conectados que nunca) y a la incertidumbre (por mucha información que tengamos ya a golpe de click en Google. También el índice de suicidios y autolesiones ha aumentado en la población infanto-juvenil, alertando ya el año pasado, la AEP, de los riesgos y violación de derechos que estaban observando en los menores, debido al uso de dispositivos móviles con “barra libre” de datos.

Herramientas han aparecido en la historia desde ese primer homo habilis, que han sido de gran utilidad y revolucionaron la vida del ser humano, pero dudamos que tuvieran un impacto tan negativo en la población, y menos en la población infantil. Hablamos de la rueda, de la bicicleta, del metro, de la imprenta, del telescopio, del microscopio, del termómetro, de máquinas de rayos X y hasta de un cohete espacial para llegar a la Luna…

  1. En el caso de que exista cierto grado de dependencia con el uso de las mismas, ¿puede afectar al desarrollo cognitivo de los más jóvenes?

El cerebro adolescente es diferente del cerebro adulto en muchos aspectos, pero sobre todo por dos patrones principales:

  • El primero es que los niños y adolescentes tienen conexiones para aprender más rápido que los adultos, ellos tienen más sinapsis, que es lo que permite que las células cerebrales se comuniquen. También tienen más capacidad para aprender a fortalecer esas sinapsis que un adulto, esto es lo que llamamos plasticidad sináptica o cómo las neuronas responden o pueden ser moldeadas por el ambiente para aumentar la excitabilidad de sus cerebros.
  • Lo segundo, en lo que el cerebro adolescente es muy diferente es la forma en que nuestras áreas cerebrales están conectadas entre sí. El cerebro se desarrolla de atrás hacia delante. No es hasta los 25 o 30 años que termina de madurar el cerebro (el de las chicas un poco antes, sobre los 20). Y precisamente, es su lóbulo frontal, más precisamente la corteza prefrontal, lo último que se conecta y del que depende la toma de decisiones, el control de los impulsos, el juicio, las consecuencias, la gestión emocional o la empatía, también llamadas funciones ejecutivas. Pero los adultos esperamos que puedan lograr todo esto desde que nuestros hijos entran en primaria, y somos nosotros, los adultos que rodeamos a la infancia, quienes debemos ser sus lóbulos frontales para guiarles en ese difícil proyecto de madurar.

Esta inmadurez de los lóbulos prefrontales, es la principal causa por lo que su sistema límbico, el gran sistema emocional, seguirá interesado únicamente en recibir una gratificación inmediata y asumir no pocos riesgos.

Esa plasticidad sináptica de la que hemos hablado, permite que aprendan cosas realmente buenas, pero también realmente malas, como puede ser el abuso de sustancias. En la adolescencia, serás adicto más rápido y de una forma más intensa. Y el verdadero peligro es que una adicción puede cambiar la forma en que sus cerebros se desarrollan. Cuanto más temprano comienza la adicción (también las tecnológicas o comportamentales), más dificultades tendrán en el futuro.

También el estrés puede afectar a su cerebro durante la infancia y la adolescencia y puede tener efectos a largo plazo como el aumento del riesgo de sufrir trastornos mentales. Pensad ese alumnado que ha hecho todos los trabajos con ChatGPT y luego tiene que exponerlo delante de toda la clase. ¿Cuánto cortisol creéis que acumulará en ese momento si no tuvo que crearlo o interiorizarlo y debe exponerse a la evaluación, no solo del profesor sino del resto del alumnado?

Gracias a la plasticidad y especialización del cerebro, podemos remodelar su cerebro motivándoles con las cosas que les apasionan, ya que esto hará que sus neuronas se conecten de una forma más efectiva al recubrirse de mielina (aprendizaje 100 veces más rápido). De esto saben mucho los creadores de contenido tan llamativo para hacer de la juventud los grandes consumidores de nuestro siglo.

El símil CEREBRO-ORDENADOR se ha desvirtuado de tal modo, que ChatGPT sustituye al Área de Broca (producción del lenguaje); Google Maps sustituye al cuerpo calloso (procesamiento visoespacial); Google Calendar sustituye al hipocampo (funciones memorísticas)…Como dice el Premio Nacional de Neurociencias Javier Tirapu Ustarroz, ¿realmente esto es un cerebro?

“Si no tienes datos (científicos)*,

solo eres una persona más con una opinión”.

Andreas Schleicher (matemático, estadístico, investigador y Director de Educación de la OCDE)

*Añadido de la autora de este post, Nieves López-Brea Serrat

(Psicóloga Sanitaria experta en Neuropsicología Infanto-Juvenil)

 

Aquí puedes consultar los medios que se han hecho eco de la noticia:

https://www.eldebate.com/ciencia/20240226/expertos-alertan-riesgos-chatgpt-no-infalible-puede-mermar-memoria_177438.html?utm_source=rrss&utm_medium=tw&utm_campaign=global

https://www.malagahoy.es/malaga/riesgos-ChatGPT-memoria-Malaga-Inteligencia-Artificial_0_1879313563.html?utm_source=twitter.com&utm_medium=social&utm_campaign=noticias

https://www.tribunasalamanca.com/noticias/359833/los-expertos-advierten-sobre-chat-gpt-y-su-uso-en-educacion-no-es-infalible-y-puede-mermar-la-memoria

https://www.infobae.com/espana/agencias/2024/02/26/los-expertos-alertan-de-los-riesgos-de-chatgpt-no-es-infalible-y-puede-mermar-la-memoria/

https://andaluciainformacion.es/andalucia/1571968/los-expertos-alertan-de-los-riesgos-de-chatgpt-no-es-infalible-y-puede-mermar-la-memoria/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter

Nieves López-Brea Serrat
Neuropsicóloga infanto-juvenil

 

Tricotilomanía y la pérdida de control sobre nuestro cabello.

Tricotilomanía y la pérdida de control sobre nuestro cabello.

 

La piel es el órgano más visible y extenso del cuerpo que presenta enfermedades intrínsecas de la misma, otras que son manifestación de órganos ajenos a la piel y, por último, también expresa desordenes propios de las emociones.

Nos ocupamos aquí de la tricotilomanía, que es una de entre tantas manifestaciones de la dermopsicopatología.

La expresión más clara de la misma es la de tocarse, retorcerse, enrularse y/o arrancarse el cabello de modo tal que es un comportamiento recurrente y como consecuencia pueden evidenciarse zonas de perdida de pelo.

Este comportamiento presenta dos características distintivas. Por un lado una sensación de tensión interna que va creciendo hasta el acto del arrancamiento y por otro lado una sensación de calma interior una vez realizado. Cabe mencionar que este comportamiento se realiza a pesar de los intentos de la persona por disminuirlos o detenerse.

Muchas veces el arrepentimiento que el individuo tiene después del acto, lo lleva a ocultar dentro del grupo familiar o social su padecimiento ocasionando disfunción en los ámbitos donde se desempeña.

No es infrecuente que se encuentre asociado o en comorbilidad con otros fenómenos como la tricofagia que consiste en tragarse el cabello arrancado y que en cuadros graves deriven en cuadros gastroenterológicos que requieren el ingreso hospitalario. Si bien es considerado como un trastorno del control de impulsos entendemos que el elemento compulsivo a la repetición es un elemento que nos acerca a las conductas de tipo obsesivas.

Los estudios epidemiológicos informan que lo padecen de 3 a 5 personas cada 100, siendo más frecuente en mujeres.

Si bien en general las primeras manifestaciones aparecen en la infancia pueden tener una continuidad en la vida adulta.

¿Cuál es su tratamiento?

El consenso internacional aconseja abordar de manera interdisciplinaria el tratamiento de la tricotilomanía. Nuestra experiencia nos lleva también a asentir dicho consejo y utilizamos tanto las herramientas psicológicas como también, en los casos en los que requiera, las medicaciones pertinentes.

Antiguamente se encuadraba dentro de los trastornos del control de impulsos (visto como una adicción). No obstante, actualmente la visión se decanta más por clasificarlo como un problema con sintomatología afín a los trastornos obsesivos-compulsivos y patologías relacionadas.

Su tratamiento psicológico, tras la evaluación de la sintomatología, está encaminada en aportar herramientas para gestionar la ansiedad, el control de estímulos para evitar los disparadores y reducir la probabilidad de iniciar la tracción, realizar un entrenamiento en conductas incompatibles o respuestas competitivas , examinar creencias irracionales y prevenir recaídas.

En cuanto al tratamiento médico utilizamos distintos medicamentos según el caso, la intercurrencia de otras enfermedades tanto físicas como de salud mental, la edad del paciente y la dificultad del cuadro.

Varios estudios apuntan a que se produce un desequilibrio en el balance de neurotransmisores aunque todavía no se han encontrado cuales son los daños estructurales o funcionales que llevan a dicho desequilibrio.

Por ese motivo utilizamos medicamentos que actúan sobre el equilibrio de los grupos de neurotransmisores implicados. Comenzamos con los medicamentos llamados inhibidores de recaptación de serotonina y evaluamos la respuesta, si es necesario en segunda instancia se utilizan los antidepresivos tricíclicos como la clomipramina, si el cuadro requiere el uso de otros medicamentos por la escasa respuesta de los anteriores otra opción que se tiene en cuenta es el uso de otros medicamentos llamados antipsicóticos de los cuales el más estudiado para uso en el tratamiento de la tricotilomanía es la olanzapina. También el antioxidante N acetil cisteina ha sido muy estudiado como complemento en el tratamiento.

Consulta a nuestros expertos pinchando en su imagen.

BIBLIOGRAFÍA

Ha EL, Magid M. Psychopharmacology in dermatology: Five common disorders. Clin Dermatol: Jan-Feb;41(1):112-120, 2023.

Farhat LC, Olfson E, Nasir M, et al: Pharmacological and behavioral treatment for trichotillomania: An updated systematic review with meta-analysis. Depress Anxiety 37(8):715-727, 2020.


Fobias específicas

Las fobias especificas forman parte de los denominados trastornos de ansiedad, e implican un miedo intenso y persistente a objetos o situaciones no proporcional al riesgo real, provocando un elevado nivel de ansiedad, llevando a la persona a evitar dichos estímulos o resistirlos soportando un elevado malestar.

Como respuesta a este miedo intenso, se produce la activación del sistema nervioso simpático, dando lugar a taquicardia, palpitaciones, respiración acelerada, presión en el pecho, temblor, tensión muscular, sudoración o malestar intestinal. Además, otros síntomas que se pueden experimentar son dolor en el pecho, sequedad de boca, pensamientos distorsionados, mareos, incluso desmayo. En el caso de los niños, este miedo puede traducirse en lloros, ira y rabietas.

Dentro de los trastornos se considera el trastorno menos grave, pero el más prevalente. Las fobias suelen comenzar en la niñez y adolescencia, manteniéndose si no se trata de manera adecuada, en la edad adulta. Existe una prevalencia mayor en mujeres, alcanzando el pico máximo entre los 25 y 54 años.

Se distinguen los siguientes tipos de fobia específica:
– Animal. Los animales más temidos son las serpientes, arañas, perros, ratas y ratones.
– Ambiente natural. Las situaciones naturales más temidas son las tormentas, el viento, alturas y oscuridad.
– Sangre, inyecciones y daño corporal.
– Situaciones. Entre las situaciones específicas más temidas se encuentran los transportes públicos, túneles, volar en avión, lugares cerrados.
– Otros tipos. Los estímulos que no se engloban en las categorías anteriores, se incluyen aquí, como es el atragantamiento o vómito.

Aunque en algunos casos puede producirse una remisión espontánea de los síntomas, existen tratamientos eficaces para abordar la sintomatología de la fobia específica. El más investigado y contrastado empíricamente es la exposición en vivo a los estímulos temidos. Se ha demostrado su eficacia para la fobia a los animales, alturas, lugares cerrados, volar en avión, inyecciones, tormentas y atragantamiento. Una exposición gradual, progresiva y con resultados exitoso, tiene como resultado una reducción de la actividad de la amígdala y aumento de la actividad del córtex orbitofrontal, implicado en la regulación de emociones y del reaprendizaje estímulo-consecuencia. La exposición en vivo reduce el miedo, las conductas de evitación, las cogniciones amenazantes y la valencia negativa del estímulo fóbico.

Otros tratamientos que también se han encontrado eficaces son el modelado participante, la realidad virtual, terapia cognitiva y la relajación aplicada. Nuestra compañera Alba Ruiz, psicóloga sanitaria, te ayuda a superar tus miedos y fobias en Benalmádena. ¿Tienes alguna duda? Contacta o reserva cita con ella:

Alba Ruiz Gómez, Psicóloga Sanitaria

 

 

 

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Referencias Bibliográficas:

Bados López, A. (2017). Fobias específicas: Naturaleza, evaluación y tratamiento. Universidad de Barcelona.
Bosch, C. G. B., Vindel, A. C., Rodríguez, P. R., Martínez, S. B., & Priede, A. (2021). Tratamientos psicológicos para los trastornos de ansiedad. Manual de tratamientos psicológicos: adultos. pp. 367-391. Pirámide.
Subdirección General de Información Sanitaria. Salud mental en datos: prevalencia de los problemas de salud y consumo de psicofármacos y fármacos relacionados a partir de registros clínicos de atención primaria. BDCAP Series 2. Madrid: Ministerio de Sanidad. 2021.

TOC EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA

TOC INFANTIL

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se caracteriza por la presencia de pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes (obsesiones) y pueden llevar a comportamientos repetitivos (compulsión) para prevenir o disminuir la ansiedad o malestar que genera la obsesión.

En el TOC, estos síntomas pueden darse de forma conjunta o separados. Estos síntomas interfieren en las actividades del día a día, ya que en la mayoría de las ocasiones requieren mucho tiempo, afectando al trabajo, escuela, relaciones personales…

Los síntomas del TOC tienden a aparecer en la niñez, en torno a los 10 años, o alrededor de los 20 años. Es importante señalar que en los varones suelen tener un comienzo más temprano, por ello, durante las etapas del desarrollo, el TOC es más frecuente en niños. Es llegando a la adolescencia cuando la prevalencia se iguala entre chicos y chicas. En la edad adulta, las mujeres se ven ligeramente más afectadas por este trastorno.

En cuanto a las manifestaciones de la sintomatología del TOC en la niñez, son similares al adulto, aunque si existen diferencias en función de la edad del inicio. El TOC con un inicio temprano se caracteriza por mayor sintomatología, mayor gravedad, más compulsiones sin obsesiones y mayor comorbilidad con otros trastornos. Además, el TOC en la infancia tiene unas características específicas. Presentan más compulsiones que obsesiones, perciben las compulsiones como contrarias a sus necesidades, tienen dificultad para describir los síntomas y esto hace que el tiempo entre la aparición de los primeros síntomas y el diagnóstico sea muy superior al de adultos.

Es importante tener en cuenta que los niños aprenden repitiendo, lo que no significa que padezcan este trastorno. A lo largo del desarrollo, los niños establecen rutinas, juegos para no pisar rayas, coleccionan cromos o llevan a cabo un ritual para una actividad determinada, pero todos ellos son agradables, contribuyen al aprendizaje y no interfieren en su vida. Es en el momento en el que estos rituales comienzan a generar malestar, no son agradables, cuando hay que prestar atención y acudir a un profesional.

En cuanto al tratamiento que puede aplicarse en niños y adolescentes con TOC, es importante tener en cuentas las características individuales de cada sujeto. En el caso de esta población adulta, la terapia combinada de Terapia Cognitivo Conductual (TCC) y tratamiento farmacológico, es la opción más eficaz en la reducción de síntomas obsesivos-compulsivos, pero en la infancia y la adolescencia sólo se recomienda la medicación si los síntomas son muy graves. Si tenemos en cuenta estas dos opciones de tratamiento (TCC y tratamiento farmacológico) de manera aislada, la TCC ha mostrado ser más eficaz que el tratamiento farmacológico, ya que la tasa de recaída en 9 meses es menor.

Dentro de la intervención de TCC, destacar los dos componentes principales. La exposición con prevención de respuesta (EPR) y terapia cognitiva. Con la exposición repetida al estímulo que genera ansiedad, la intensidad va disminuyendo progresivamente. Además, la terapia cognitiva tiene como objetivo modificar aquellos pensamientos disfuncionales que pueden estar provocando malestar. En el caso del TOC infanto-juvenil, es importante tener en cuenta el papel de la familia, e incluirlos en la terapia, ya que van a ser los coterapeutas que van a ayudar a supervisar el proceso.

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Contacto

Alba Ruiz
Psicóloga Sanitaria

Nieves López-Brea Serrat, experta en Neuropsicología y Neuroeducación

 

 

 

 

 

 

 

REFERENCIAS:

American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (DSM-5®), American Psychiatric Association Publishing.

Arroyo López, N., Bobabilla González, I., Bravo Sánchez, M., García Delgar, B., Jiménez Cabré, G., y Úbeda Gómez, J. (s.f.). Guía de Tratamiento del Trastorno Obsesivo-Compulsivo en niños y adolescentes.

Organización Mundial de la Salud (2004). Clasificación Internacional de Enfermedades, 10ª Revisión, Segunda Edición (CIE-10), OMS Ginebra.

Ulloa Flores, R.E., Palacios Cruz, L., y Sauer Vera, T.R. (2011). Trastorno obsesivo-compulsivo en niños y adolescentes: una revisión del tratamiento. Salud Mental, 34(5)

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