SIBO: Sobrecrecimiento bacteriano en el Intestino Delgado

SIBO: Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado

Los trastornos de la interacción digestivo-cerebro, recientemente conocidos como trastornos funcionales intestinales están presentes en el 30% de la población española. Alguno como el síndrome de distensión abdominal es mucho más frecuente en las mujeres que en los hombres.

Cuando comer duele…

Cuando hablamos de SIBO, hacemos referencia a un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado de origen oral o colonico. Es decir, hacemos referencia a una afección gastrointestinal que está caracterizada por una gran cantidad de bacterias. Una disbiosis que lleva a que haya una colonización bacteriana en el intestino delgado, pero que pertenecen al intestino grueso. Debido a esto van creciendo en el lugar erróneo, y produce un aumento de endotoxinas y compuestos bacterianos que provocan inflamación crónica de la mucosa intestinal. Dicha patología lleva a tener una gran variedad de síntomas como son:

  • Gases.
  • Diarrea y/o estreñimiento.
  • Inflamación abdominal.
  • Malestar.
  • Dolores articulares.
  • Sensación de sentirse demasiado lleno tras cualquier comida.
  • Dolor abdominal.
  • Perdida/ganancia de peso.
  • Caída del cabello, debilidad en las uñas, sequedad en la piel…
  • También puede dar lugar a intolerancia a la lactosa, fructosa/sorbitol, a una malabsorción de los alimentos y proteínas, déficits de diversas vitaminas como la B12, el zinc, el magnesio que son importantes para una buena salud del cerebro y una estabilidad emocional.

Para su diagnóstico se realiza un test de hidrogeno y metano, es decir un test de aliento con un sustrato de lactulosa o lactitol. Debido a la gran demanda y la disponibilidad de esta prueba, ha habido un sobrediagnóstico. Al simplificar la disbiosis y la influencia que han tenido las redes sociales, ha surgido confusión en los pacientes y los médicos. Son muchos los profesionales que relacionan la hinchazón abdominal propias de los trastornos funcionales con un test de aire espirado, cuya positividad depende de los niveles de hidrogeno y metano que se presenten en el aire expirado. Todo esto ha llevado a que sociedades científicas realicen publicaciones con recomendaciones sobre a quién y cómo diagnosticar SIBO.

En muchas ocasiones la solicitud del paciente de que se le realice este test, deriva de la desesperación que se tiene al tener tantos síntomas con tanto malestar que limita tu día a día, y no darles una explicación a sus síntomas ni una solución, así como estar repercutiendo en la salud mental de estos pacientes. Se hace indispensable mayor investigación sobre microbiota y psicobioma (los microorganismos precursores de la regulación emocional)

En el proceso por el que una enfermedad pasa y se desarrolla, y la interrelación con el sistema nervioso influyen muchos factores como la dieta, la respuesta inmunológica, el estado de ánimo, la microbiota, la mucosa intestinal. Desde un punto de vista médico no son considerados trastornos graves, pero sí que limitan la vida de las personas y afectan a su calidad de vida. Son síntomas parecidos a otras enfermedades como la enfermedad inflamatoria intestinal, la celiaquía, o el cáncer de colon. Los pacientes con SIBO suelen tener antecedentes de enfermedades, pérdidas o ganancias de peso, diarrea, así como ansiedad y depresión, que es totalmente normal debido a la intensidad de los síntomas, la ausencia de una explicación sobre lo que se padece a pesar de haber pasado por varios especialistas, y la nula solución a los síntomas aun poniendo medicación.

Se ha visto que hay una gran correlación en pacientes diagnosticados de SIBO y el estado de la salud mental, a parte de los síntomas mencionados anteriormente, se ha destacado también su relación con otras enfermedades y trastornos, incluyendo los de la salud mental. Es por esto, que se apoya el padecimiento de un trastorno llamado eje intestino-cerebro, el cual es un sistema bidireccional que tiene una comunicación entre el tracto gastrointestinal y el cerebro, el sistema inmunológico y el sistema endocrino, y es a través de dicho eje donde los problemas como el SIBO pueden repercutir en la salud mental. Dicho padecimiento genera mucha inflamación en el cuerpo, a consecuencia de las bacterias y toxinas que producen gases e inflamación, es así como dicha inflamación afecta al cerebro y se relaciona con síntomas como la fatiga mental, la ansiedad y la depresión. Se ha estudiado mucho como las bacterias del intestino participan en la fusión de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y GABA, que son piezas clave para regular el bienestar emocional (psicobioma o psicobiota).

Esta gran conexión que hay entre SIBO y la salud mental, nos lleva a que sea prioridad tener un enfoque integrativo del tratamiento. Sabemos ya que haber sufrido abusos de cualquier tipo en la infancia, altera la microbiota y afecta al psicobioma.

Debido al carácter multifactorial que tiene esta enfermedad, se han desarrollado diferentes tratamientos, el que ha resultado más eficaz ha sido la Terapia Cognitivo Conductual. Primeramente, se realiza una psicoeducación sobre cómo actúan las emociones, la acción que ejercen, sobre todo el estrés y como su respuesta estaría relacionada con el SIBO. Luego se realizaría una creación de conocimiento sobre las conductas, pensamientos y emociones que el paciente este teniendo ante los síntomas que va presentando cada día. Y, por último, se haría una modificación de las respuestas para poder reducir el malestar que produce este padecimiento y disminuir las respuestas de estrés que se están produciendo.

Se ha visto la eficacia de diversas herramientas como son: tablas que monitorean los síntomas, ejercicios de relajación, lectura que le ayude a entender la enfermedad y como puede repercutir en su salud mental, ejercicios de relajación, prevención en crisis o recaídas, entrenamiento en el manejo del malestar de los síntomas físicos y psicológicos, así como en caso de tener que seguir una dieta estricta con el tratamiento, darle una guía para que pueda llevar de la mejor forma posible esas restricciones y que no se vea afectada su vida social.

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Bibliografía

Rozas de Cos, M. (2024). Sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado en adultos: revisión bibliográfica.

Orea Haro, BG (2021). Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes / Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes. Pingüino Random House Grupo Editorial.

Barroso García, M. (2024). Intensidad de síntomas, ansiedad y depresión en pacientes a los que se solicita pruebas de malabsorción de azúcares y de SIBO.

Murillo, A. (2022). Abordaje psicológico como parte del tratamiento del Síndrome del Intestino Irritable (SII): Una revisión bibliográfica. PsicoInnova6(1), 8-25.

García, L. S., Pérez, A. H., Sánchez, I. M., Vega, M. L., Moreno, N. F., & Aisa, Á. P. (2024). Profile of patients diagnosed with hydrogen-producing intestinal bacterial overgrowth and intestinal methanogenic overgrowth in a second level hospital. Revista Andaluza De Patología Digestiva, 47(4), 144–151. https://doi.org/10.37352/2024474.1

DE LA MICOTERAPIA, C. D. É. CASOS CLÍNICOS EN SIBO

Ana Cañete Ángel Psicóloga Sanitaria Experta en Infancia, Duelo y Cuidados Paliativos

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

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