Miedo a hacer caca en la infancia

¿Por qué mi caca no quiere salir en el inodoro?

 

El control de esfínteres es un proceso que requiere la maduración y el aprendizaje necesarios para controlar la micción y la defecación. Esta maduración depende de cada niño.
Se suele alcanzar en torno a los dos o tres años para el control diurno. El control nocturno es poco más tardío. En ocasiones esta maduración puede llegar a conseguirse en torno a los cinco o seis años.
Mamás y papás, no os alarméis si vuestro peque tarda un poco más en controlar su pipí y su caca. Es normal.

Generalmente, el control del esfínter anal (caca) se produce en torno a los dos o tres años y el control del esfínter vesical (pipí) entre los tres y cuatro años (Consolini, M.D., 2023).

La secuencia en la adquisición del control voluntario de los esfínteres se inicia con el control intestinal durante el sueño, seguido del control fecal en las horas de vigilia. Posteriormente el control diurno de la orina y al final el nocturno.

Se pueden adquirir ambos controles juntos, pero en otras ocasiones se pueden alcanzar a destiempo. La Educación, cultura, situaciones familiares, etc., pueden influir en esta adquisición (Garza-Elizondo, R.,2019).

Este proceso requiere de paciencia por parte de los padres y personas implicadas en el cuidado de los pequeños. La retirada del pañal puede ser un camino largo, pero suelen darse pequeñas señales que nos avisan de que el momento de retirar el pañal se acerca:
Pueden mantenerse secos durante 2 horas; cuando tiene el pañal manchado, se dan cuenta y piden un cambio de pañal; muestran interés por el inodoro y piden estar a solas cuando notan que tienen ganas de hacer caca o pipí, etc…

Durante esta labor, algunos niños se niegan a sentarse en el inodoro o experimentan miedo a hacer caca. Puede deberse a multitud de factores tales como una baja capacidad en la percepción de ganas de evacuar o algún problema médico. Una alimentación baja en fibra y/o la falta de hidratación, ocasionan que las heces se endurezcan, pudiendo producir estreñimiento y provocando malestar y dolor a la hora de evacuar.

En muchas ocasiones, este rechazo a sentarse en el WC, puede deberse a que los peques empiezan a experimentar miedo a la hora de hacer caca en el inodoro. Así mismo, puede influir otros factores como la llegada de un nuevo hermano/a,  problemas emocionales, una situación familiar difícil para el peque, etc…

Estos son momentos claves que se deben abordar con paciencia y mimo.  En ocasiones, este rechazo puede producir retenciones de pipí y/o caca. También aumenta la posibilidad de desarrollar trastornos como la enuresis (incontinencia urinaria) o encopresis (incontinencia fecal) y estreñimiento.

¿En qué consiste la fobia a hacer caca en el inodoro?

Es el miedo a la sensación de expulsar algo fuera de cuerpo. Suele aparecer entre el inicio de la retirada del pañal y los cuatro años, pero puede aparecer en cualquier momento de la infancia e incluso en la adolescencia.

¿Cómo podemos reconocer sus señales?

No les gusta hablar sobre “hacer caca”, se pueden mostrar incómodos o incluso sienten enfado. Se niegan a sentarse en el inodoro. Cuando perciben que tienen ganas de hacer caca, se contraen o saltan para que se les pase las ganas de hacer caca. Pueden mostrarse ansiosos, gritar o llorar cuando se les dice que se sienten en el inodoro. A veces, incluso, se muestran aprensivos con las sustancias que en general puedan salir del cuerpo, no solo la caca, también la saliva, cortar el pelo, ver un poquito de sangre al hacerse una heridita, etc.

¿Qué podemos hacer para abordarlo?

Es fundamental mantener la calma y, ante todo, mostrar una actitud positiva y empática con ellos. No hacen caca en el inodoro porque no quieran, sino que realmente experimentan un malestar. Sentirse comprendido es el primer paso para empezar a afrontarlo.

Nunca se debe amenazar, castigar o gritar por tener que usar aún el pañal o no conseguir hacer caca en el inodoro. Esto no solo aumentará su miedo, también se frustrarán, lo que puede hacer que se sientan avergonzados, dañando su autoestima y rechazando aún más la idea de hacer caca en el WC.

Como menciona Consolini, M.D., (2023), el entrenamiento en control de esfínteres mediante la modificación de la conducta, otorgando una recompensa por el control de esfínteres exitoso, es una opción excelente para abordar dicho miedo. Es interesante leer cuentos con los peques sobre el miedo a hacer caca adaptado a cada edad. Cuanto más lúdico sea el abordaje de este problema, antes podrán resolverlo, evitando problemas físicos como estreñimiento y encopresis, así como problemas emocionales.

Una dieta variada y equilibrada y una correcta hidratación, harán que su microbiota intestinal sea más diversa y ayudará a la correcta evacuación de las heces, evitando también el estreñimiento y aportando salud física y mental en la infancia.

En Psycolab realizamos una evaluación detallada del problema y establecemos un programa de entrenamiento específico y personalizado para alcanzar el control de esfínteres fecal y vesical, venciendo el miedo a sentarse en el inodoro.

Además, durante la Exposición EXCRETA, te acompañaré para resolver tus dudas y será un momento muy divertido para que puedas venir con tu peque a hablar de “caca“.

REFERENCIAS:

Barrios Torres, J. (2014).  Incontinencia fecal en niños. Servicio de Pediatría. Gastroenterología Infantil. Hospital Universitario de Fuenlabrada. Fuenlabrada. Madrid. España. DOI: 10.1016/S1696-2818(14)70187-8

Bezos, S.L., Escribano, C.E. (2012). ¿Qué esconden los problemas de control de esfínteres? A propósito de un caso. Rev Pediátrica. Aten Primaria. 2012; 14: 317-21.

Consolini, D.B. (2023). Thomas Jefferson University Hospital. https://www.msdmanuals.com/es/professional/pediatr%C3%ADa/puericultura/control-de-esf%C3%ADnteres

Garza-Elizondo R. (2020). Control de esfínteres. Acta Pediatr Mex. (2020);41(1):40-2. DOI: http://dx.doi.org/10.18233/APM41No1pp40-421974

Howe, A.C., Walker, C.E. (1992).  Behavioral management of toilet training, enuresis and encopresis. Pediatr Clin North Am. 1992; 39: 413-32. https://doi.org/10.1016/S0031-3955(16)38336-5.

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental o al neurodesarrollo de tu bebé.

Recuerda que durante la exposición, nuestros especialistas no ofrecerán formaciones regladas, sino que estarán en las instalaciones para que te dirijas a ellos cuando quieras.

Más adelante publicaremos fechas en las que sí realizaremos una Jornada de Formación sobre Microbiota y Psicobioma más reglada.

Consulta horarios de la exposición y la asistencia de nuestros especialistas AQUÍ.

Apúntate!!!

Lourdes Romero Montero
Psicóloga Sanitaria

Fobias específicas

Las fobias especificas forman parte de los denominados trastornos de ansiedad, e implican un miedo intenso y persistente a objetos o situaciones no proporcional al riesgo real, provocando un elevado nivel de ansiedad, llevando a la persona a evitar dichos estímulos o resistirlos soportando un elevado malestar.

Como respuesta a este miedo intenso, se produce la activación del sistema nervioso simpático, dando lugar a taquicardia, palpitaciones, respiración acelerada, presión en el pecho, temblor, tensión muscular, sudoración o malestar intestinal. Además, otros síntomas que se pueden experimentar son dolor en el pecho, sequedad de boca, pensamientos distorsionados, mareos, incluso desmayo. En el caso de los niños, este miedo puede traducirse en lloros, ira y rabietas.

Dentro de los trastornos se considera el trastorno menos grave, pero el más prevalente. Las fobias suelen comenzar en la niñez y adolescencia, manteniéndose si no se trata de manera adecuada, en la edad adulta. Existe una prevalencia mayor en mujeres, alcanzando el pico máximo entre los 25 y 54 años.

Se distinguen los siguientes tipos de fobia específica:
– Animal. Los animales más temidos son las serpientes, arañas, perros, ratas y ratones.
– Ambiente natural. Las situaciones naturales más temidas son las tormentas, el viento, alturas y oscuridad.
– Sangre, inyecciones y daño corporal.
– Situaciones. Entre las situaciones específicas más temidas se encuentran los transportes públicos, túneles, volar en avión, lugares cerrados.
– Otros tipos. Los estímulos que no se engloban en las categorías anteriores, se incluyen aquí, como es el atragantamiento o vómito.

Aunque en algunos casos puede producirse una remisión espontánea de los síntomas, existen tratamientos eficaces para abordar la sintomatología de la fobia específica. El más investigado y contrastado empíricamente es la exposición en vivo a los estímulos temidos. Se ha demostrado su eficacia para la fobia a los animales, alturas, lugares cerrados, volar en avión, inyecciones, tormentas y atragantamiento. Una exposición gradual, progresiva y con resultados exitoso, tiene como resultado una reducción de la actividad de la amígdala y aumento de la actividad del córtex orbitofrontal, implicado en la regulación de emociones y del reaprendizaje estímulo-consecuencia. La exposición en vivo reduce el miedo, las conductas de evitación, las cogniciones amenazantes y la valencia negativa del estímulo fóbico.

Otros tratamientos que también se han encontrado eficaces son el modelado participante, la realidad virtual, terapia cognitiva y la relajación aplicada. Nuestra compañera Alba Ruiz, psicóloga sanitaria, te ayuda a superar tus miedos y fobias en Benalmádena. ¿Tienes alguna duda? Contacta o reserva cita con ella:

Alba Ruiz Gómez, Psicóloga Sanitaria

 

 

 

Reservar Cita

 

 

 

 

Referencias Bibliográficas:

Bados López, A. (2017). Fobias específicas: Naturaleza, evaluación y tratamiento. Universidad de Barcelona.
Bosch, C. G. B., Vindel, A. C., Rodríguez, P. R., Martínez, S. B., & Priede, A. (2021). Tratamientos psicológicos para los trastornos de ansiedad. Manual de tratamientos psicológicos: adultos. pp. 367-391. Pirámide.
Subdirección General de Información Sanitaria. Salud mental en datos: prevalencia de los problemas de salud y consumo de psicofármacos y fármacos relacionados a partir de registros clínicos de atención primaria. BDCAP Series 2. Madrid: Ministerio de Sanidad. 2021.

Fobias

Tener miedo, en muchas ocasiones, se trata de un proceso adaptativo ya que nos prepara para desplegar conductas de supervivencia. ¿Pero qué ocurre cuando el estímulo que tememos realmente no es tan amenazante como indica nuestra reacción? Nos encontraríamos, pues, ante una fobia.

Las fobias, a diferencia del miedo adaptativo, cuentan con una serie de características concretas. En primer lugar, su intensidad, persistencia y el carácter irracional de las mismas ante el estímulo fóbico. De hecho, suelen ser los propios aquejados los que admiten que el miedo que les invade es totalmente excesivo. Asimismo, aparece una intensa angustia sólo con el hecho de pensar o ver una fotografía del objeto o la circunstancia temida. Con lo cual, el paciente evita directamente que se produzca la situación o, en el caso en el que aparezca de forma repentina el estímulo, le emerge una necesidad urgente de alejarse del mismo.

Los tipos de fobias más habituales son las referentes a animales (serpientes, arañas, insectos, entre otros), entornos o circunstancias naturales (por ejemplo, tormentas, agua, alturas o la oscuridad), ambientes sanitarios (realizarse un análisis de sangre o ponerse una inyección, ver heridas u otras intervenciones médicas invasoras) y situacionales (túneles, ascensores, transportes… ).

La exposición a lo temido (ya sea de forma presencial o a través de la imaginación o medios audiovisuales) conlleva una serie de respuestas de carácter fisiológico:

  • Cambios en la actividad cardiovascular: aceleración cardíaca e incremento de la presión arterial. No obstante, las fobias relacionadas con la sangre, inyecciones y heridas pueden tener patrón distinto, observándose tras ese incremento del ritmo y la presión una caída muy rápida que puede dar lugar a desmayos.
  • Respuesta galvánica de la piel: se produce un aumento de las respuestas provenientes de las glándulas sudoríparas.
  • Aumento de los reflejos: como, por ejemplo, la respuesta de sobresalto.
  • Cambios en la actividad cerebral: incremento de la actividad de un circuito cerebral conformado por distintas regiones como la amígdala, la ínsula, la corteza prefrontal y la corteza cingulada.

Existen diversas causas que contribuyen a la aparición de una fobia. En primer lugar, tener un contacto negativo con un estímulo o circunstancia y desplegar conductas de evitación tras producirse la situación desagradable. Por ejemplo, tener un choque con el coche y no conducir más por miedo a que vuelva a ocurrir (amaxofobia). Si bien es cierto que hay estímulos que se pueden convertir más fácilmente en fóbicos debido a que antiguamente amenazaban la supervivencia (como ciertos animales), que ese contacto haya sido grave y/o frecuente o que concuerde con nuestras expectativas de peligro (consideramos más lógico caerse desde un sitio alto que tener otro tipo de reacciones). Asimismo, también se puede producir debido a la observación en terceras personas de consecuencias aversivas tras el contacto con el estímulo o circunstancia o al recibir información al respecto (alertas de nuestros familiares, noticias en prensa sobre accidentes…). Estas variables pueden retroalimentarse: en el ejemplo anterior, podría darse la situación de que tras tener el choque con el coche y desarrollar ese miedo, un familiar tenga un accidente más grave y esté hospitalizado. En este caso, el hecho de conducir se ha convertido en un estimulo altamente aversivo almacenado en nuestra memoria.

Estas variables, a su vez, se encuentran bajo la influencia de ciertas características del individuo. Por un lado, contar con una hipersensibilidad neurobiológica al estrés y, por otro, una vulnerabilidad psicológica que potencia la creencia de que las situaciones amenazantes resultan totalmente incontrolables, miedo a los síntomas físicos y susceptibilidad al asco. Con lo cual, los pacientes entran en un círculo vicioso compuesto por ansiedad anticipatoria que sobreestima la amenaza y la percepción de no tener las habilidades suficientes para afrontar la situación. Este hecho, en última instancia, empuja al sujeto a emitir conductas evitativas. Y, además, en muchas ocasiones el entorno contribuye al mantenimiento de estas respuestas (en nuestro ejemplo: “no te preocupes, yo conduzco que sé que a ti te da mucho miedo”).

Por tanto, el tratamiento de las fobias va encaminado fundamentalmente a la exposición al objeto o situación temida. Pese a que lo ideal es la exposición en vivo, se realizan otras intervenciones menos invasoras según las características del paciente como el uso de la imaginación o la realidad virtual. Asimismo, también se suele compaginar con otras técnicas como el abordaje de creencias erróneas, la creación de nuevas asociaciones, el entrenamiento en habilidades relacionadas específicamente con lo temido o la relajación, entre otras.

Desirée Castellano Olivera

Psicóloga Sanitaria y Neuropsicóloga

INTELIGENCIA EMOCIONAL

TALLERES DE EDUCACIÓN EMOCIONAL

¿Quieres que tus hijos e hijas sepan identificar y gestionar sus emociones? ¡Éste es el taller perfecto para ellos!

“La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía y la agilidad mental”.

Hablaremos y trataremos problemas y conflictos, miedos, estrés, ansiedad, desmotivación…Veremos cómo trabajar las emociones agradables, ya que tienen el poder de deshacer los efectos fisiológicos de las emociones intensas y desagradables y son creadoras de recursos personales y sociales.

Entrenaremos las emociones, qué son, su función y su gestión mediante la inteligencia emocional, porque conociendo y entendiendo las propias emociones y las de los demás, se aprenderá a solucionar mejor los conflictos, a mejorar el rendimiento académico y, no menos importante, a enriquecer las relaciones interpersonales.

¡Os esperamos en Centros EQ – Psycolab!

Talleres impartidos de forma individual o en grupos por Nieves  López-Brea Serrat, neuropsicóloga infanto-juvenil experta en gestión emocional desde hace más de 10 años desde que inició su andadura en la Fundación Punset y por Zaida Gómez Pérez, psicopedagoga experta en altas capacidades, TEA, TDAH, pedagogía terapéutica y orientación educativa.

Fechas y horarios: Consulta según periodos lectivos o vacacionales

Lugar: Paseo del Generalife 8, 29631 Benalmádena
Precio: 15€ sesión suelta, consulta precios mensuales y descuentos por doble actividad o hermanos
Métodos de pago:

  • En efectivo: contáctanos en los teléfonos 654 618 193 ​ó 678 263 983 o a través de info@psycolab.com para elegir la fecha que desees y abona la sesión en persona.
  • Con tarjeta o Paypal: no tienes más que hacer clic en el botón siguiente y seguir los pasos indicados. COMPRA ONLINE

Search

+
0
    0
    Carrito de compra
    Su carrito está vacíoVolver a la tienda