Cómo las hormonas digestivas afectan a la salud mental

Cómo las hormonas digestivas afectan a la salud mental

La Navidad y el Año Nuevo ya han quedado atrás, y la mayoría de nosotros pasamos esos días no solo rodeados de nuestros seres queridos, sino también disfrutando de deliciosos platos. Aunque esto nos deja una sensación de calidez y satisfacción, puede tener efectos mayores en nuestros cuerpos que solo darle un poco de trabajo extra a nuestra digestión. ¿Quién habría pensado que las hormonas liberadas durante el simple acto de comer podrían influir directamente en nuestra salud mental? ¿O que algo tan común como saborear una comida también podría moldear cómo nuestro cerebro procesa el estrés, el hambre o la saciedad?

En el centro de esta conexión compleja entre comida, cuerpo y cerebro están tres actores clave: la grelina, el cortisol y la colecistoquinina (CCK). Estas hormonas hacen más que regular el hambre o la digestión: también interactúan con el cerebro, a veces actuando como neurotransmisores. Pero, ¿qué significa eso? ¿Y cómo pueden las sustancias que viajan por el torrente sanguíneo tener un impacto tan profundo en nuestra comunicación neural?

Para responder a esto, es esencial entender los roles de los neurotransmisores y las hormonas. Los neurotransmisores son los mensajeros de respuesta rápida del cuerpo. Son liberados por las células nerviosas y actúan localmente, enviando señales a través de las sinapsis a otras neuronas, músculos o glándulas. Imagínalos como mensajes instantáneos enviados de un dispositivo a otro (University of Queensland, 2024). Las hormonas, en cambio, son más como cartas enviadas por correo postal. Producidas por las glándulas endocrinas y liberadas en el torrente sanguíneo, viajan por el cuerpo para alcanzar sus células objetivo, influyendo en procesos como el metabolismo, la respuesta al estrés y el crecimiento. Sus efectos son sistémicos y más lentos que la acción rápida de los neurotransmisores (Stárka & Dušková, 2020).

Pero aquí es donde se pone fascinante: algunas hormonas, como la grelina, el cortisol y la colecistoquinina CCK, pueden difuminar las líneas entre estos dos roles.

Por ejemplo, imagina que te saltas el desayuno y sientes ese rugido tan familiar en tu estómago. Eso es la grelina en acción. Producida en el estómago, le señala a tu cerebro que es hora de comer. Sin embargo, la grelina no se limita a ser una hormona del hambre; también puede funcionar como una molécula neuroactiva, aumentando tu concentración y motivándote a priorizar la comida (Pradhan, Samson, & Sun, 2013).

Ahora imagina que te estás recuperando de una presentación estresante. El cortisol, liberado por las glándulas suprarrenales, ayuda a tu cuerpo a afrontar el estrés (Knezevic, Nenic, Milanovic, & Knezevic, 2023). Pero esta “hormona del estrés” también influye en neurotransmisores como el GABA y el glutamato, que afectan el estado de ánimo y la regulación de la energía. Aunque el cortisol no es directamente un neurotransmisor, modula el equilibrio químico del cerebro, ilustrando su rol dual (Cleveland Clinic, 2024).

Finalmente, piensa en la satisfacción que sientes después de una comida abundante. Ahí está entrando la colecistoquinina. Liberada por el intestino delgado, activa las enzimas digestivas y estimula la vesícula biliar (National Institutes of Medicine, 2024). Al mismo tiempo, actúa como un neurotransmisor en el cerebro, señalando la saciedad y alentándote a dejar de comer (Rehfeld, 2017).

Grelina: más que solo la campana de rebato del hambre

Comencemos con la grelina, la llamada “hormona del hambre”. Aunque su función principal es indicarle al cerebro que es hora de comer, el alcance de la grelina va mucho más allá de señalar un estómago vacío. Esta hormona interactúa con los sistemas de recompensa del cerebro, particularmente en el área tegmental ventral, una parte clave del cerebro asociada con la motivación y el placer (Müller et al., 2015). Los estudios muestran que la grelina puede amplificar los aspectos gratificantes de la comida, especialmente en condiciones de estrés, empujándonos hacia la comida reconfortante (Schéle, Bake, Rabasa, & Dickson, 2016). Pero este mismo camino también significa que la grelina tiene un papel en la modulación del estado de ánimo y la resiliencia emocional.

Por ejemplo, el ayuno prolongado puede llevar no solo al hambre física, sino también a una irritabilidad o inquietud aumentada, un efecto emocional de la actividad de la grelina en el cerebro (Chuang & Zigman, 2020). Por el contrario, en el contexto del estrés crónico o los trastornos de ansiedad, los niveles elevados de grelina pueden desajustar el equilibrio de recompensa del cerebro, haciendo que sea más difícil resistir los hábitos alimenticios poco saludables (Müller et al., 2015).

Cortisol: el regulador del estrés que tiene un costo oculto

El cortisol, a menudo asociado con la respuesta de “lucha o huida” del cuerpo, es otra hormona que conecta la salud física y mental. En pequeñas dosis, el cortisol es invaluable, permitiéndonos responder a los desafíos, mantener el enfoque y recuperarnos del estrés. Pero cuando el estrés se vuelve crónico, el cortisol pasa de ser un regulador útil a una fuerza disruptiva. La elevación prolongada del cortisol puede suprimir la digestión, interrumpir la motilidad intestinal e incluso alterar el microbioma intestinal, que es crucial para la salud digestiva general (Chrousos, 2009).

En el lado de la salud mental, el cortisol elevado interfiere con neurotransmisores como la serotonina, un estabilizador clave del estado de ánimo. Esto puede llevar a síntomas de ansiedad, depresión e incluso dificultades cognitivas. Piensa en esos momentos en los que el estrés te deja incapaz de comer o, por el contrario, deseando alimentos azucarados y energéticos: el cortisol está trabajando a toda máquina, reorganizando tanto los sistemas de energía de tu cuerpo como tus respuestas emocionales (The Center for Health, 2024).

Colecistoquinina: de la saciedad al equilibrio emocional

La colecistoquinina puede no gozar del mismo reconocimiento que la grelina o el cortisol, pero sus funciones son igualmente intrigantes. Liberada durante las comidas, la CCK se comunica con el cerebro para frenar el apetito y ayuda en la digestión de las grasas (Rehfeld, 2017). Más allá de sus roles físicos, ejerce influencia sobre las emociones al activar el sistema límbico, fomentando sentimientos de satisfacción y relajación después de comer. Sin embargo, esta hormona tiene sus complejidades. La mayor sensibilidad a la CCK se ha relacionado con trastornos de ansiedad, ya que su activación del sistema límbico puede a veces provocar respuestas emocionales intensificadas (Rotzinger & Vaccarino, 2003).

Los estudios indican que una mayor actividad de la CCK, particularmente a través del receptor CCK-B, puede provocar ansiedad e incluso pánico en individuos vulnerables (Rotzinger & Vaccarino, 2003). Por ejemplo, la investigación ha demostrado que la administración de compuestos relacionados con la CCK puede provocar reacciones parecidas al pánico en quienes están predispuestos a estos síntomas. Esto revela la naturaleza dual de la CCK: mientras juega un papel vital en la regulación del apetito y la digestión, la disfunción en su señalización puede contribuir a trastornos del estado de ánimo, como la ansiedad generalizada y el trastorno de pánico. Estos hallazgos subrayan la conexión intrincada entre los procesos digestivos y la salud mental, destacando el eje intestino-cerebro como un área vital para la investigación continua.

En conclusión, la interacción entre la grelina, el cortisol y la colecistoquinina (CCK) va más allá del hambre y la regulación emocional para afectar significativamente el sistema digestivo. La grelina, que estimula el apetito y promueve la motilidad gástrica, prepara al cuerpo para la ingesta de alimentos (Pradhan, Samson, & Sun, 2013). El cortisol, una hormona del estrés, interrumpe la digestión cuando está elevado crónicamente, ralentizando la motilidad intestinal y alterando el microbioma intestinal, lo que puede causar problemas digestivos (Chrousos, 2009). Mientras tanto, la colecistoquinina, liberada después de comer, apoya la digestión al estimular la liberación de bilis y enzimas digestivas, mientras señala al cerebro que se ha alcanzado la saciedad (Rehfeld, 2017). Dado que estas hormonas desempeñan roles fundamentales tanto en la digestión como en la regulación emocional, su influencia en el sistema digestivo puede afectar directamente el estado de ánimo, los niveles de estrés y la salud mental en general, destacando la profunda conexión entre nuestro intestino y cerebro.

Al comprender estos mecanismos, podemos tomar decisiones más informadas sobre nuestros hábitos alimenticios y cómo gestionamos el estrés.

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental.

Recuerda que durante la exposición, nuestros especialistas no ofrecerán formaciones regladas, sino que estarán en las instalaciones para que te dirijas a ellos cuando quieras.

Más adelante publicaremos fechas en las que sí realizaremos una Jornada de Formación sobre Microbiota y Psicobioma más reglada.

Consulta horarios de la exposición y la asistencia de nuestros especialistas AQUÍ.

Apúntate!!!

 

Referencias

Chrousos, G. P. (2009). Stress and disorders of the stress system. Nature Reviews

Endocrinology, 5(7), 374-381. https://doi.org/10.1038/nrendo.2009.106

Chuang, J., & Zigman, J. M. (2010). Ghrelin’s roles in stress, mood, and anxiety regulation. International Journal of Peptides, 2010, 1–5. https://doi.org/10.1155/2010/460549

Cleveland Clinic. (2024). The cortisol connection. Retrieved from https://consultqd.clevelandclinic.org/the-cortisol-connection?utm_source=chatgpt.co m

Knezevic, E., Nenic, K., Milanovic, V., & Knezevic, N. N. (2023). The role of cortisol in chronic stress, neurodegenerative diseases, and psychological disorders. Cells, 12(23), 2726. https://doi.org/10.3390/cells12232726

Müller, T., Nogueiras, R., Andermann, M., Andrews, Z., Anker, S., Argente, J., Batterham, R., Benoit, S., Bowers, C., Broglio, F., Casanueva, F., D’Alessio, D., Depoortere, I., Geliebter, A., Ghigo, E., Cole, P., Cowley, M., Cummings, D., Dagher, A., … Tschöp, M. (2015). Ghrelin. Molecular Metabolism, 4(6), 437-460.https://doi.org/10.1016/j.molmet.2015.03.005

Okonkwo, O., Zezoff, D., & Adeyinka, A. (2023, May 1). Biochemistry, cholecystokinin. StatPearls – NCBI Bookshelf. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK534204/

Pradhan, G., Samson, S. L., & Sun, Y. (2013). Ghrelin: Much more than a hunger hormone. Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care, 16(6), 619-624. https://doi.org/10.1097/MCO.0b013e328365b9be

Müller, T., Nogueiras, R., Andermann, M., Andrews, Z., Anker, S., Argente, J., Batterham, R., Benoit, S., Bowers, C., Broglio, F., Casanueva, F., D’Alessio, D., Depoortere, I., Geliebter, A., Ghigo, E., Cole, P., Cowley, M., Cummings, D., Dagher, A., . . . Tschöp, M. (2015b). Ghrelin. Molecular Metabolism, 4(6), 437–460.https://doi.org/10.1016/j.molmet.2015.03.005

Rehfeld, J. F. (2017). Cholecystokinin – from local gut hormone to ubiquitous messenger. Frontiers in Endocrinology, 8, 47. https://doi.org/10.3389/fendo.2017.00047

Cholecystokinin receptor subtypes: role in the modulation of anxiety-related and reward-related behaviours in animal models. (2003, May 1). PubMed. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/12790157/

Schéle, E., Bake, T., Rabasa, C., & Dickson, S. L. (2016). Centrally administered ghrelin acutely influences food choice in rodents. PLoS ONE, 11(2), e0149456. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0149456

Stárka, L., & Dušková, M. (2020). What is a hormone? Physiological Research, S183–S185. https://doi.org/10.33549/physiolres.934509

The Center for Health. (2024). Cortisol and stress. Retrieved from https://www.thecenterforhas.com/increase-serotonin-by-improving-gut-health/

University of Queensland. (2024). What are neurotransmitters? Retrieved fromhttps://qbi.uq.edu.au/brain/brain-functions/what-are-neurotransmitters

Jana Isabel Vicente
@neuropsyblog

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

La respiración diafragmática en el control de la ansiedad

La respiración diafragmática en el control de la ansiedad

 

Existen dos técnicas que deberían aprenderse desde que vamos a la escuela para reducir la hiperactivación que se produce en el organismo en situaciones estresantes, en el Trastorno de Ansiedad e incluso en la Depresión.

  • La respiración diafragmática
  • La relajación muscular progresiva

En este post os hablaremos de esta hiperactivación del organismo y de su control mediante la técnica de la Respiración Diafragmática, técnica muy usada también por deportistas de élite para mejorar su rendimiento y por cantantes. También se usa para el dolor crónico, la fatiga física y en la gestión de emociones intensas como la ira y el miedo y para reducir la impulsividad en la infancia y la adolescencia.

La hiperactivación del sistema nervioso autónomo se desencadena por estímulos externos (traumas, estrés, exámenes,  sustos, sorpresas,…), donde la respuesta es impredecible. O por estímulos internos (pensamientos negativos, preocupaciones, incertidumbre, desesperanza,…).

El sistema nervioso autónomo es una de las subdivisiones del sistema nervioso que se encuentra especialmente vinculado con la respuesta de las funciones viscerales e involuntarias, por lo que no tenemos un completo control sobre él.

Podemos dividirlo en la rama “simpática” que se activa en situaciones de lucha o huida, produciendo cambios fisiológicos en nuestro organismos, que nos producen mucho malestar, pero que son totalmente adaptativos,  como:

  • Aumento de la frecuencia cardíaca, para distribuir sangre y oxígeno a mayor velocidad, a nuestros músculos para correr o pelear más rápido.
  • Dilatación pulmonar, o broncodilatación, con el fin de tomar más cantidad de oxígeno y optimizar el rendimiento.
  • Aumento de la presión arterial.
  • Dilatación de las pupilas, que en su día nos permitía tener una mayor capacidad visual ante eminentes depredadores.
  • Disminución de los procesos digestivos para conservar esa gran energía que consume el sistema gastrointestinal, produciendo sequedad de boca al detenerse también la producción de saliva.
  • Contracción de los esfínteres, postergando la necesidad de excretar a un momento donde la amenaza haya desaparecido. Aunque también se produce una contracción de la vejiga, lo que hace que esa presión aumente nuestras ganas de orinar e incluso podríamos tener alguna pérdida, ya que además, la reacción de lucha o huida hiperactiva los riñones y producen más orina de la habitual.
  • Liberación de adrenalina y noradrenalina para aumentar la activación física y psicológica.

La rama “parasimpática“, contrarresta los efectos del sistema simpático,  predominando en condiciones de descanso y relajación, que se ven alterados en situaciones de nerviosismo, estrés, ansiedad y depresión.

La respiración diafragmática, junto con la relajación muscular progresiva, que puedes escuchar a continuación de Patricia Ramírez, pueden ayudar a esta rama parasimpática en situaciones difíciles, o simplemente, en un mundo tan hiperestimulado como el nuestro, donde los momentos de descanso se ven alterados fácilmente. Al aumentar el aporte de oxígeno en nuestros pulmones, nuestro músculo cardíaco, puede bajar su frecuencia fácilmente.

Existen diferentes técnicas de respiración, por ejemplo, la técnica de respiración por coherencia cardiaca permite controlar las aceleraciones y desaceleraciones del corazón, inspirando y espirando lentamente para aumentar la amplitud de la frecuencia cardíaca y sincronizar la respiración con el ritmo cardíaco. A esto se le llama “coherencia cardíaca”. Teniendo esta técnica la máxima eficacia cuando la frecuencia de la respiración es de 6 ciclos por minuto, con lo que deberíamos realizar 6 inspiraciones/espiraciones de 5 segundos cada una, durante 5 minutos.

Respiración diafragmática Aquí, puedes encontrar una guía para su correcta práctica:

Nieves López-Brea Serrat
Neuropsicóloga infanto-juvenil

Referencias bibliográficas:

  • Kandel, E.R.; Schwartz, J.H. & Jessell, T.M. (2001). Principios de neurociencia. Cuarta edición. McGraw-Hill Interamericana. Madrid.
  • Guyton, A. C. & Hall, J. (2006). Tratado de Fisiología Médica. Elsevier; 11th edition.

Ansiedad y depresión, los términos más buscados en internet

Las palabras “ansiedad” y “depresión” se han disparado en los buscadores de internet desde que se inició  la pandemia por Covid-19, registrando récords en periodos de confinamientos.

Esto no es del todo nuevo, ya antes de la crisis sanitaria que estamos viviendo, 1 de cada 10 personas ya tenía problemas de salud mental. Ahora se ha reducido a 1 de cada 5, lo que supone un verdadero problema, ya que no sólo se está dando en la población adulta sino también en la población infantil y adolescente.

Estas personas acuden una media de 20 veces más al médico de cabecera que personas que no sufren estas patologías, y la solución que se les ha ofrecido es, en la mayoría de las ocasiones, farmacológica, cuya venta se ha disparado también un 43% más. Es un dato trágico que, por ejemplo, en Galicia son 20.000 niños ya los que consumen psicofármacos. Y ni siquiera es la primera en la lista.

Pero, ¿realmente esta es la mejor solución que puede dar el Sistema Público ante una crisis ya no sólo sanitaria y económica, sino también emocional. Evidentemente NO.

Los medios cada vez se interesan más por este preocupante empobrecimiento de la salud mental y recurren a nosotros para recibir respuestas.

Compartimos con vosotros una entrevista que nos ha realizado ProntoPro para conocer un poco más sobre la ansiedad y la depresión. Puede acceder a ella en su canal pinchando AQUÍ.

 

1. ¿Puede proporcionar alguna información acerca de usted, como su nombre, su edad, su lugar de nacimiento y cualquier otra información que desee compartir?
Nieves López-Brea Serrat, 45 años, nacida en Madrid, adoptada en Benalmádena, pero me considero ciudadana del mundo.
2. ¿Puede describir su empresa y su historia? ¿Trabaja sola o en equipo? ¿Se han producido cambios en los últimos años?
En 2012 inicié mi carrera como Psicóloga Sanitaria autónoma tras entrar en el equipo de atención psicológica de la Fundación Punset, en ese año, fundé Psycolab, una Sociedad Científica Sanitaria Emocional que actualmente está reorganizándose debido a que en 2017 me centré en abrir Centros EQ, de la que soy gerente. Anteriormente a 2012 mi campo era el de la Psicología Industrial.
Trabajar en equipo es una de las cosas más enriquecedoras de nuestra profesión, de hecho, ambos proyectos han contado con equipos multidisciplinares de campos muy afines como la psicología, psiquiatría, neuropsicología, neurología, psicopedagogía, logopedia, nutrición,…
3. ¿Cuál es su área de especialización? ¿Qué le gustaría hacer dentro de su área de especialización? ¿Lo que más a menudo le piden sus clientes?
Tras 10 años como Psicóloga Industrial, la ciencia era mi curiosidad principal, por eso intenté y conseguí acercarme a quien en ese momento era el mejor ejemplo de difusión de la ciencia, Eduardo Punset. Decidí entonces estudiar Neuropsicología y me especialicé en Neuropsicología Infanto-Juvenil, además soy experta en Psicología de la Educación e intento acercar la neurociencia a través de formaciones, charlas y cursos online.
Soy una gran activista por los Derechos de la Infancia.
La gran demanda hoy en día es sobre trastornos de ansiedad y depresión y sobre dificultades en la infancia y la adolescencia.
4. ¿Cuáles fueron sus motivos que le llevaron a elegir este trabajo? ¿Cuáles son las razones que le empujan al cumplimiento de su trabajo día a día?
Más bien diría esta profesión o esta pasión, por lo que no tengo que “cumplir” con mi trabajo, es un placer realizarlo y es muy gratificante ver cómo las personas mejoran, superan o consiguen aquello para lo que te piden ayuda. 
Tengo redacciones de cuando iba a EGB en la que ya hablaba de mi curiosidad hacia el funcionamiento del cerebro, así que creo que el motivo vivía ya en mí antes de saberlo.

5. ¿Qué consejos me darías para superar problemas de ansiedad y depresión?

Bueno, son dos trastornos diferentes, aunque es habitual que se den de forma conjunta.

El primer consejo para la ansiedad, sin duda, es su abordaje en los colegios de educación primaria, l@s niñ@s a partir de unos 8 años están empezando a experimentar ansiedad, y a partir de 10 años estamos viendo menores medicados con ansiolíticos y esta medida no debería extenderse como está ocurriendo cada vez más. De hecho, la ansiedad llega a interferir de forma muy concreta hasta en el aprendizaje de las matemáticas. Cuando se les explica a los menores por qué ocurre esta sobre-activación y aprenden las técnicas para que ellos mismos puedan reducirla, tiene unos efectos muy positivos sobre su bienestar, sobre su rendimiento académico y sobre sus relaciones sociales.

El segundo consejo para la ansiedad viene de una frase que me encanta: “no eres tú, es tu cerebro”, avanzamos más rápido cuando entendemos que lo que ocurre “ahí dentro”, explica muchas de las conductas que vemos por fuera y que son el motivo de toda la sintomatología fisiológica, cognitiva y conductual que acarrea la ansiedad. El cerebro crea sus propias asociaciones, por lo que hay que tratar de modificar esas asociaciones con sencillos pasos como realizar pequeños cambios en nuestro entorno o en nuestras actividades de forma consciente para entender que algo que ocurrió en el pasado o la anticipación de algo que puede ocurrir en el futuro, no está ocurriendo en estos momentos. Por poner un ejemplo tonto, el cerebro sigue interpretando esa activación como cuando tenía que huir hacia una caverna o trepar a un árbol porque le perseguía un depredador. Evidentemente no siempre es tan sencillo, pero existen dos técnicas que todos deberíamos conocer y practicar, la respiración diafragmática y la relajación muscular progresiva.

Sobre la depresión, que también se observa de forma cada vez más frecuente en la infancia (y esto nos debería de preocupar bastante), se ha comprobado, sobre todo en adultos, que mantener cierto rol vital nos ayuda a mantener un estado de ánimo estable. Cuando perdemos este rol vital nos deprimimos, por ejemplo cuando perdemos un empleo, nos divorciamos, nuestr@s hij@s se van de casa, nos jubilamos, etc.

Y de nuevo no podemos simplificar tanto, ya que pueden darse desajustes en ciertos neurotransmisores que pueden explicar también una depresión endógena.

Finalmente, para ambos trastornos, una inversión real en la sanidad pública con profesionales que puedan dar una respuesta rápida no farmacológica a gran parte de la población que acude por estos motivos al médico de cabecera.

 

6. ¿Cuál es la metodología de trabajo que empleáis a tratar a pacientes con problemas de ansiedad y depresión?

Sabemos que la terapia cognitivo conductual es la que mejor y más rápidos resultados tiene, pero no podemos hacer que un paciente se adapte a un tratamiento, sino que debemos adaptar el tratamiento al paciente. 

Y sobre todo desconfiar de terapias ofrecidas por personas sin la cualificación necesaria. La Psicología es la ciencia que estudia la conducta humana, el aprendizaje, los procesos de pensamiento, las emociones, el comportamiento, tanto en su desarrollo normal como en los diferentes trastornos o problemas, dispone de modelos explicativos de la conducta normal y de los trastornos y de técnicas adecuadas para la evaluación, diagnóstico y tratamiento.

El psicólogo cognitivo-conductual es, además, un educador y un entrenador de habilidades de afrontamiento, con las que se pretende, no sólo solucionar los trastornos y problemas actuales, sino entrenar a la persona para la prevención de recaídas, de modo que el aprendizaje se mantiene a lo largo del tiempo.

7. ¿Cuál es el coste de una consulta con vuestros psicólogos especialistas en ansiedad y depresion?¿Qué factores se toman en cuenta para definir este coste?

Nuestra tarifa para psicología es de 60€ la consulta de una hora aproximada, este coste se encuentra definido entre unos mínimos y unos máximos que indica nuestro Colegio Profesional. Evidentemente no todo el mundo puede pagar esto, por eso defendemos que la Sanidad Pública debe ofrecer una solución real a la salud mental que no se está dando, como si la salud mental, no fuera salud.

8. ¿Qué problema puedo resolver con tu servicio de consultas como psicólogo especialista en manejo de ansiedad y depresión?

Evidentemente si acudes a un profesional, es para resolver aquello que no has podido resolver tú solo, como cuando puedes cuidarte por tí mismo ante una torcedura de tobillo, pero acudes a un especialista para resolver un esguince o una fractura, en ese caso, tienes que salir recuperado, si no, no tiene mucho sentido un tratamiento.

 

 

 

 

 

Nieves López-Brea Serrat, Psicóloga Sanitaria, Col. AO07687

(Pincha en la imagen para ver su CV)

Trastorno por estrés postraumático (TEPT)

Trastorno por estrés postraumático (TEPT)

La gran mayoría de personas han sufrido o sufrirán, en algún momento de su vida, una experiencia traumática o que conlleve un gran impacto emocional. Cuando, a raíz de esto, aparece una sintomatología desadaptativa que genera malestar e influye en la vida diaria de la persona podemos estar ante un trastorno por estrés postraumático.

(Baile Ayensa y Rabito Alcón, 2020)

¿Qué observamos cuando esto ocurre?:

  • Reexperienciación del suceso: puede presentarse en forma de recuerdos intrusivos, flashbacks o pesadillas.
  • Evitación de todo lo relacionado con la circunstancia: tanto pensamientos o recuerdos como lugares y personas que evoquen el hecho traumático.
  • Presencia de conductas y emociones que interfieren en el día a día: hipervigilancia o reacciones de sobresalto exageradas. Esta problemática puede alargarse varias semanas, deteriorando las áreas importantes para el funcionamiento diario.

En ciertas ocasiones, la experiencia traumática es tan grave y/o continuado en el tiempo que puede desarrollarse un tipo de trastorno por estrés postraumático complejo. Por ejemplo, puede aparecer en veteranos de guerra, personas secuestradas, víctimas de violencia y/o abusos sexuales, pero también ante catástrofes naturales, accidentes graves o ser testigo de muertes violentas. Además de los síntomas típicos del trastorno por estrés postraumático se unen problemas de regulación del afecto, sentimientos de vergüenza, culpa o fracaso y dificultades para relacionarse con los demás.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por tanto, la gravedad de la sintomatología depende de diferentes factores:

  • Intensidad o gravedad del suceso traumático: grado de exposición, duración, severidad, probabilidad de que no haya finalizado o pueda volver a repetirse.
  • Vulnerabilidad personal.
  • Percibir el suceso como inevitable o no.
  • Culpabilidad ante el hecho.
  • Apoyo social.
  • Factores previos: edad, género, exposición previa a la circunstancia, sufrir otros sucesos traumáticos en la infancia o a lo largo de la vida, antecedentes psiquiátricos.

Pero ¿por qué, ante un mismo hecho, les ocurre a unas personas y a otras no?  En el trastorno por estrés postraumático entran en juego muchas variables que interactúan entre sí. En primer lugar, una predisposición genética que determina una mayor vulnerabilidad psicológica para enfrentarse a situaciones estresantes (éstas, a su vez, mediadas por experiencias del pasado), el tipo de reacción durante el evento traumatizante y la ausencia de apoyo social tras el mismo.

Por tanto, se inicia un proceso de aprendizaje en el cual, por un lado, se asocian diversos estímulos al evento estresante y, por otro, se refuerzan las conductas y pensamientos que se realizan para evitar enfrentarse al problema.

Muchas personas llevan una vida de sufrimiento al creer que este tipo de estrés les acompañará siempre, pero existe suficiente evidencia como para saber que un tratamiento eficaz reduce los síntomas asociados como la ansiedad, los problemas de sueño y las dificultades de concentración.

Por Desirée Castellano Olivera, Psicóloga Sanitaria y Neuropsicóloga.

La atención y el estrés en el cerebro de los niños y las niñas

Estoy viendo muchas situaciones donde se les grita, presiona e incluso se les está pegando a los niños y niñas porque no están haciendo las tareas del cole “como deben”, “no se enteran” o “se distraen mucho”.

A los padres y madres que pegan, sólo les diré un par de cosas:

  • “Si pegas a un adulto es delito, ¿si pegas a un niño o a una niña es educación?, piénsalo bien, porque yo creo que es todo un abuso de poder injustificable en un contexto de confianza.
  • “Si pegas a un niño o a una niña, no va a dejar de quererte, pero aprenderá a dejar de quererse a sí mism@”, piénsalo también.

(Y por favor, absteneros de esos comentarios que oigo de “a mí me pegaron y no me ha creado ningún trauma”, antes de que lo hagáis pensad si alguna vez habéis escuchado esto otro: “a mí me trataron con respeto y me ha causado un trauma”, ¿verdad que no? Pues eso).

Ahora sí vamos a hablar un poco sobre la atención y sobre el estrés.

Parece que se está difundiendo el tiempo de atención que puede mantener un niño o una niña en base a su edad, y claro, si tu niño o tu niña no entra dentro de esos tiempos ya empezamos a agobiarnos, a pensar que se distrae mucho, que es torpe, y lo peor de todo, a hacérselo sentir a ellos y a ellas y a estresarles aún más, con lo cual su cerebrito no es capaz de soportar más presión y se bloquea.

Para que lo entendamos un poco, en primer lugar, la atención no puede ser evaluada con una simple prueba de tiempo para dictaminar que con 6 años deben mantener su atención unos 30 minutos y con 10 años unos 50 minutos como se está afirmando en redes sociales. Además el concepto de atención, aún hoy en día, es muy difuso, ya que habría que definir si nos referimos a la atención como filtro para elegir estímulos relevantes o como mecanismo que regula los procesos cognitivos que dirigen el aprendizaje donde entran conceptos como percepción, dirección, selección, alternancia, velocidad de procesamiento,…lo que daría lugar a diferentes tipos de atención (selectiva, alternante, sostenida,…) y si vamos más allá visual/auditiva, controlada/automática, voluntaria/involuntaria, global/selectiva,… (por ejemplo, los bebés nacen con una capacidad increíble para atender de forma global todo lo que les rodea como si de un gran foco se tratase, es cuando crecemos cuando vamos forzando este proceso atencional para que se dirija únicamente a estímulos concretos como si ahora fuéramos una linterna, entrenando al menor a que deje en la oscuridad todo lo que hay alrededor y que antes sí veía)…

Para resumir, ya que el tema de la atención es bastante amplio y podríamos estar días hablando de ello, como norma general, y posiblemente en cualquier edad comprendida entre los 3 y los 99 años, si el estímulo es un rollazo, no podremos mantener nuestra atención por mucho que queramos, y aunque parezca que tenemos los ojos fijos en la tarea, bien podría estar dirigiendo mi atención a la última peli que he visto que era bien chula. Es la novedad y la curiosidad que despierta la tarea (o el docente) lo que permite “captar” la atención más o menos tiempo, se tenga la edad que se tenga. Aún así, en otro post,  os traeremos truquillos para entrenar diferentes atenciones.

Vamos ahora con el estrés. No hace falta nombrar todos los estudios que existen donde se indican claramente, los efectos negativos que tiene el estrés sobre el aprendizaje, la conducta y la salud. Y no sólo en la infancia, sino que el estrés prolongado en el tiempo, tendrá consecuencias a largo plazo, perturba el correcto desarrollo del cerebro y debilita el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de enfermedades además de aumentar el riesgo de adicciones y otros trastornos mentales.

¿Por qué es tan sensible el cerebro infantil al estrés? Pues porque precisamente es el momento evolutivo donde más conexiones neuronales se darán al estar el sistema nervioso aún en desarrollo. El perfil neuropsicológico de niños maltratados se caracteriza por déficits de atención, memoria, retraso en el lenguaje y en el neurodesarrollo….,por lo que vamos a pararnos a reflexionar un momento:

Le gritas, le insultas o le golpeas porque “no aprende adecuadamente”, o “no se porta adecuadamente”, esto genera estrés en sus cabecitas y justo lo que estás haciendo, es impedirle que “aprenda adecuadamente” o “aprenda a portarse de una forma diferente”. Ahí lo dejo.

Evidentemente, que yo haya algún día que me estrese, que me enfade o que pegue algún grito, no es para que piense que estoy maltratando a nadie, pero cuando esto se convierte en el día a día, entonces debo pararme un poco a pensar si es lo que quiero seguir haciendo, porque yo sí soy adulto, y puedo poner en práctica el autocontrol que le exijo a mis peques.

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2014) define el maltrato infantil como los abusos y la desatención de que son objeto los menores de dieciocho años. Incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo, que causen o puedan causar daño a la salud y desarrollo físico o mental, la dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.

Para suavizar el tema, os animo a ver este precioso vídeo en familia:

ALIKE

Por Nieves López-Brea Serrat, neuropsicóloga infanto-juvenil

El estrés y el arte de amargarnos la vida

El estrés se ha convertido en la epidemia personal, laboral y social de nuestros días, y se presagia que de nuestro futuro. El 30% de las consultas médicas presentan síntomas de ansiedad y depresión, y el consumo de psicofármacos en nuestro país se ha disparado. La ansiedad y la depresión serán la causa de enfermedad número uno en los países desarrollados.

Aparte del terrible coste económico, está el insufrible coste humano para todos nosotros y para nuestros hijos, ya que según numerosos estudios, el estrés nos arrastrará hacia enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, los trastornos cardiovasculares, las enfermedades respiratorias y numerosos trastornos mentales.

Poco a poco iremos abandonando la crisis económica para derivar en una crisis emocional.

Desde Psycolab no nos cansamos en pedir prevención a los organismos públicos y nosotros intentamos poner nuestro granito de arena impartiendo talleres gratuitos a la población para lograr bienestar personal y algo de la tan ansiada psico-felicidad.

Muchos de vosotros ya habréis leído este magnífico librito que publicó la Comunidad de Madrid y que a través de sus fábulas nos hace ver otra perspectiva para la solución de algunos problemas cotidianos que nos siguen causando mucho estrés. Puedes descargarla pinchando aquí: El estres y el arte de amargarnos la vida

Nieves López-Brea Serrat

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