Trastorno del espectro autista (TEA)

TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo caracterizado por alteraciones en la comunicación, en la interacción social y la presencia de comportamientos repetitivos y/o intereses de tipo restringido. Las manifestaciones de este trastorno varían considerablemente, lo que hace que cada individuo se ubique en diferentes puntos de un espectro. Por tanto, abarca desde personas con altos niveles de funcionamiento (anteriormente clasificado como Síndrome de Asperger) hasta aquellas que presentan déficits muy significativos (Muñoz & Villanueva, 2021).

Las dificultades en la comprensión y el uso del lenguaje en contextos sociales engloban pacientes no verbales, con una limitación para iniciar y mantener conversaciones, con déficits en la interpretación de señales sutiles como expresiones faciales, gestos y/o tonos de voz, etc. (Cuevas et al., 2020). Este hecho puede apreciarse, en ocasiones, en una falta de reciprocidad que conlleva una tendencia a mantener comunicaciones centradas en el tema de interés de la persona, obviando las necesidades del otro (Álvarez et al., 2019).

Además, los pacientes suelen tener preferencia por seguir rutinas estrictas, presentando una resistencia al cambio en sus tareas del día a día (López, 2018). Suele ser habitual que muestren un interés excesivo en ciertos temas que dificultan la participación en otras actividades o interacciones sociales (González & Fernández, 2020).

Otra característica habitual es la alteración en el procesamiento sensorial. Muchos niños y adultos tienen una respuesta atípica, incluyendo tanto hipersensibilidad (molestias a ruidos, luces, texturas… ) como hiposensibilidad (falta de respuesta al dolor o la temperatura, hecho que puede ser muy peligroso) (Sánchez et al., 2018). Este hecho contribuye a la dificultad para adaptarse a nuevos entornos y situaciones, aumentando la ansiedad y el estrés. (Sánchez et al., 2018).

Desde un punto de vista diagnóstico, es crucial una evaluación que combine diversas fuentes de información, incluidas observaciones clínicas, entrevistas con los padres y el uso de herramientas estandarizadas. Entre las más utilizadas en el contexto clínico están el Autism Diagnostic Interview-Revised (ADI-R) y el Autism Diagnostic Observation Schedule (ADOS-2), que permiten evaluar tanto las características del trastorno en función del desarrollo temprano como los comportamientos actuales del individuo (Grados et al., 2018; López, 2018). Además, las pruebas de reconocimiento emocional y los autoinformes proporcionan mucha información sobre la capacidad del individuo para percibir y comprender las emociones de los demás (Saldarriaga et al., 2019).

La evaluación precisa es la base para ofrecer apoyos adecuados a la persona (González & Fernández, 2020). El tratamiento debe centrarse en conocer y potenciar las habilidades del paciente con su ritmo y estilo de aprendizaje, más allá de enfocarse únicamente en las dificultades. Entre las técnicas encontramos el entrenamiento en habilidades sociales, gestión y comprensión emocional, funciones ejecutivas (inhibición, flexibilidad cognitiva…), integración sensorial, etc.

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Referencias

Álvarez, S., Pérez, C., & Gómez, J. (2019). Trastorno del espectro autista: Perspectivas actuales en la evaluación y el tratamiento. Editorial Universidad de Salamanca.

Cuevas, K., Lázaro, S., & García-Pérez, R. (2020). Aspectos neuropsicológicos del autismo: Nuevas perspectivas en la comprensión del trastorno del espectro autista. Revista Latinoamericana de Psicología, 52(2), 168-179. https://doi.org/10.14349/rlp.2020.v52.n2.168

González, M., & Fernández, E. (2020). El diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista en la infancia: Estrategias y herramientas en la evaluación. Psicología en Desarrollo, 23(1), 45-58.

Grados, M., Salgado, J., & Martínez, G. (2018). Herramientas diagnósticas para el Trastorno del Espectro Autista: Avances y desafíos. Revista de Psicología y Neurociencias, 40(1), 45-56.

López, M. (2018). El diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista: Herramientas y técnicas de evaluación en la práctica clínica. Editorial Planteamiento.

Muñoz, A., & Villanueva, A. (2021). El Trastorno del Espectro Autista: Nuevas tendencias en la identificación y diagnóstico temprano. Revista Española de Pedagogía, 79(1), 85-99. https://doi.org/10.22550/REP2021.79.1.003

Saldarriaga, E., Vargas, C., & Saldarriaga, G. (2019). Evaluación y diagnóstico del autismo en niños: Herramientas y enfoques actuales. Revista de Psicología del Desarrollo, 30(4), 227-239. https://doi.org/10.1016/j.rpsd.2019.06.003

Sánchez, L., Rodríguez, S., & García, J. (2018). Trastornos del procesamiento sensorial en el Trastorno del Espectro Autista: Implicaciones para la intervención. Psicología y Salud, 28(2), 132-145. https://doi.org/10.1016/j.psysal.2018.03.004

Desirée Castellano
Neuropsicóloga Clínica

Microbiota y Autismo

Microbiota y Autismo

Diversos estudios han encontrado que las personas con TEA (Trastorno del espectro autista), tienen una microbiota intestinal significativamente diferente de la de los individuos neurotípicos. Este desequilibrio en la flora intestinal, conocido como disbiosis, podría influir en una serie de aspectos relacionados con los síntomas del Autismo, como la comunicación, el comportamiento y las respuestas emocionales.

Algunas de las posibles conexiones entre microbiota y TEA incluyen:

  1. Alteraciones en el eje intestino-cerebro: El intestino está conectado al cerebro a través del llamado eje intestino-cerebro, un complejo sistema de comunicación que involucra señales hormonales, inmunológicas y neuronales. Se ha sugerido que una microbiota desequilibrada podría influir en este eje, afectando el desarrollo cerebral y la función emocional en niños con TEA.
  2. Inflamación crónica y respuesta inmune: Los estudios han observado que las personas con TEA a menudo tienen una mayor inflamación intestinal y disfunciones en su sistema inmune. Como la microbiota juega un papel clave en la regulación del sistema inmune, un desequilibrio en las bacterias intestinales podría contribuir a esta inflamación, exacerbando los síntomas del TEA.
  3. Producción de neurotransmisores: Algunas bacterias intestinales están involucradas en la producción de neurotransmisores como la serotonina, que juega un papel importante en la regulación del estado de ánimo, el comportamiento y las emociones. En los niños con TEA, las alteraciones en la microbiota intestinal podrían interferir con la producción de estos neurotransmisores, afectando el bienestar emocional y social.
  4. Trastornos digestivos y comportamiento: Los niños con TEA a menudo experimentan problemas gastrointestinales, como estreñimiento, diarrea o dolor abdominal. Estos problemas digestivos pueden estar relacionados con una microbiota intestinal alterada, lo que podría contribuir a la irritabilidad o las conductas repetitivas características del TEA.

¿Cómo influir en la microbiota para mejorar los síntomas del TEA?

Aunque todavía se necesitan más investigaciones para comprender completamente la relación entre la microbiota intestinal y los síntomas del TEA, hay algunas estrategias que podrían ayudar a mejorar la salud intestinal en personas con TEA:

  1. Probióticos y prebióticos: Los probióticos (bacterias beneficiosas) y prebióticos (alimentos que favorecen el crecimiento de bacterias saludables) podrían ser útiles para restaurar el equilibrio de la microbiota intestinal. Algunos estudios preliminares sugieren que la administración de probióticos podría mejorar el comportamiento y las funciones gastrointestinales en niños con TEA.
  2. Dieta rica en fibra y alimentos fermentados: Una dieta rica en fibra y alimentos fermentados (como el yogur, el kéfir o el chucrut) puede promover la salud de la microbiota intestinal. Además, una alimentación equilibrada puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar la función digestiva.
  3. Evitar antibióticos innecesarios: El uso excesivo de antibióticos puede alterar el equilibrio de la microbiota intestinal, lo que podría tener efectos negativos en el comportamiento y el bienestar de los niños con TEA. Siempre es importante seguir las recomendaciones médicas para el uso de estos medicamentos.
  4. Enfoque integral: A medida que surgen más investigaciones sobre la microbiota y los TEA, se está reconociendo la importancia de un enfoque integral que combine tratamientos médicos, nutricionales y conductuales para mejorar la calidad de vida de las personas con TEA.

La relación entre la microbiota intestinal y los trastornos del espectro autista es un área de investigación prometedora que podría transformar nuestra comprensión de las causas y el tratamiento del TEA. Aunque aún estamos en las primeras etapas de este campo, los estudios sugieren que mejorar la salud intestinal podría ser una vía para aliviar algunos de los síntomas del TEA, promoviendo el bienestar general de los niños afectados.

La investigación continúa, y con el tiempo podríamos contar con enfoques más efectivos y personalizados para tratar el TEA, basados no solo en la genética o la psicoterapia, sino también en el cuidado y modulación de la microbiota intestinal.

De momento lo que sí sabemos es que la disbiosis puede comprometer la integridad de la barrera intestinal y hematoencefálica, facilitando que péptidos neurotóxicos de origen bacteriano, como los lipopolisacáridos (LPS) y las citocinas inflamatorias, pueden alcanzar el torrente sanguíneo llegando hasta la barrera hematoencefálica.

Por otra parte, el SNC regula los niveles de cortisol a través del eje hipotálamo-pituitario-adrenal. La elevación del cortisol afectaría a la actividad de las citocinas, al tiempo que exacerba los síntomas gastrointestinales. Estas citocinas podrían contribuir al desarrollo del autismo al influir en las primeras etapas del desarrollo cerebral.

Los días 17, 18, 24 y 25 de enero de 2025, tendrás la oportunidad de consultar a nuestros especialistas tus dudas sobre cómo afecta tu microbiota a tu salud mental o al neurodesarrollo de tu bebé.

Recuerda que durante la exposición, nuestros especialistas no ofrecerán formaciones regladas, sino que estarán en las instalaciones para que te dirijas a ellos cuando quieras.

Más adelante publicaremos fechas en las que sí realizaremos una Jornada de Formación sobre Microbiota y Psicobioma más reglada.

Consulta horarios de la exposición y la asistencia de nuestros especialistas AQUÍ.

Apúntate!!!

REFERENCIAS:

  1. Collado, M. C., et al. (2016). “The human microbiome during the first years of life.” FEMS Microbiology Reviews, 40(4), 600-619.
  2. Ozanne, S. E., & Hales, C. N. (2004). “The long-term consequences of intrauterine programming.” In: Fetal Development and Disease, Cambridge University Press.
  3. Molloy, C. A., et al. (2019). “Gastrointestinal symptoms in autism spectrum disorder: A meta-analysis.” Journal of Autism and Developmental Disorders, 49(8), 3121-3132.
  4. Kang, D. W., et al. (2013). “Differences in fecal microbiota of children with autism spectrum disorders and neurotypical children.” PLOS ONE, 8(2), e68322.
  5. De Angelis, M., et al. (2016). “The contribution of the gut microbiota to the development of the human brain.” Frontiers in Cellular Neuroscience, 10, 1-11.
  6. Hoban, A. E., et al. (2016). “The microbiome regulates amygdala-dependent fear recall.” Molecular Psychiatry, 21(5), 617-627.
  7. Martínez-González AE, Andreo-Martínez P. Prebióticos, probióticos y trasplante de   microbiota      fecal en el autismo: una revisión sistemática. Rev Psquiatr  Salud Ment.  2020;13(3):150-164
  8. Srikantha P, Mohajeri MH. The possible role of the microbiota-gut-brain-axis in autism spectrum disorder. I. J. Mol. Sci. 2019;20(2115):1-28.

    Zaida Gómez Pérez
    Psicopedagoga
    Pedagoga Terapéutica

Nieves López-Brea Serrat
Psicóloga Sanitaria
Experta en Neuropsicología Clínica Infanto-Juvenil

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