¿Funcionan los Programas de Mediación Escolar para la resolución de conflictos?

La siempre olvidada “Educación” cuenta con pocos apoyos empíricos para determinar si los Programas que se ponen en funcionamiento en los centros educativos tienen la validez para mantenerlos, o por el contrario, eliminarlos y buscar nuevas fórmulas.

Ya hablamos en otro post del Impacto socio-emocional que tiene sobre el alumnado la implantación de programas de actividad física como “La Milla Diaria” que puedes leer pinchando AQUÍ.

Pero hoy os traemos un nuevo estudio, realizado por Mehdi Nolte, docente con más de 20 años de profesión, Máster de Cambio Social y Profesiones Educativas y nominado durante tres años consecutivos a “Mejor Docente de España” en los premios Educa. Nadie mejor que él, que además ha encabezado la dirección de este programa en el C.E.I.P. El Tomillar, para hablar sobre la Valoración del impacto socioemocional en el alumnado mediador al aplicar un Programa de Mediación Escolar, en un colegio de educación primaria.

La mayoría de los estudios que se han realizado sobre la Mediación Escolar han sido siempre en educación secundaria, pero vemos como, cada vez en etapas más tempranas, se dan más problemas de conducta y conflictos más graves, algo que, si extrapolamos a la sociedad en general, coincide con el aumento de todo tipo de violencia (de género, filio-parental, sexual, …).

En los últimos años muchos centros educativos han introducido programas de mediación escolar entre iguales como herramienta para la resolución de conflictos y la promoción de la convivencia. El objetivo de la presente investigación es valorar, por boca de los propios protagonistas, qué aporta el proceso de mediación en el ámbito social, afectivo y emocional a través de la adquisición de recursos, herramientas y habilidades emocionales y comunicativas. Para ello, se ha llevado a cabo un estudio de caso del Programa de Mediación del CEIP El Tomillar, a partir de entrevistas semiestructuradas y cuestionarios realizados a los alumnos mediadores y a sus familias.

A través de éste se pretende profundizar en la comprensión del fenómeno de la mediación escolar y en el significado que los protagonistas atribuyen a su participación. Los resultados obtenidos pretenden servir para avalar la pertinencia de la aplicación de dichos programas en Educación Primaria, ya que actualmente siguen estando más extendidos en la Educación Secundaria.

Este Programa se inició en el curso escolar 2017-2018 tras la formación de prácticamente todo el claustro del centro en el Programa A.S.E.P.C.E. (Aprendizaje Social y Emocional Para la Convivencia Escolar), de la mano de Nieves López-Brea Serrat, neuropsicóloga infanto-juvenil, experta en Psicología Educativa y en Mediación Escolar, que pudo combinar en dicho programa, el aprendizaje de habilidades sociales y emocionales, con la neuropsicoeducación, el ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos) y la mediación escolar.

Uno de los retos a los que se enfrenta la educación en los últimos tiempos, es, sin duda, al reto de la gestión de la convivencia escolar. Quien no aprende a convivir en la escuela, difícilmente sabrá desenvolverse y convivir de forma equilibrada y respetuosa en la sociedad. Dicho de otra manera, si una de las funciones de la escuela es preparar a la infancia y a la juventud para desenvolverse de forma autónoma, participativa y activa en la sociedad, ¿no es en la escuela donde los niños y niñas deben adquirir los recursos y herramientas para poder compartir los espacios comunes? Los primeros pasos hacia la socialización de la primera infancia y la juventud se dan precisamente en las guarderías y los entornos escolares. De ahí el gran reto, si la formación académica no está acompañada y complementada con una educación en valores de respeto, tolerancia, solidaridad, empatía… no se podrá contribuir al desarrollo integral de las personas.

Para mantener la cohesión social es necesaria la convivencia, máxime cuando se ha producido un aumento en el número de conflictos y en distintos ámbitos en los entornos escolares. La mayoría de los estudios que hacen referencia a conductas disruptivas se centran en el ámbito de la educación secundaria, sin embargo, es significativa la aparición de estas conductas en educación primaria, concretamente en los cursos de 5o y 6o, lo que hace patente la aparición de dichos comportamientos a edades cada vez más tempranas. Para que el contexto escolar pueda ofrecer respuestas adecuadas y adaptadas, se les debe ofrecer a los propios alumnos y alumnas escenarios para que puedan desarrollar estas estrategias de resolución de conflictos que puedan llegar a ser estables, pacíficos y duraderos. En este marco es donde la mediación escolar comienza a adquirir su pleno sentido.

La escuela debe implantar estrategias alternativas de gestión de la convivencia escolar y de resolución de conflictos en consonancia con una sociedad que va cambiando hacia perspectivas de relaciones humanas en planos de igualdad y cooperación.

Cada vez más autores hacen alusión a las ventajas que ofrecen los programas de mediación escolar, ya que añaden el componente preventivo y educativo a la resolución de conflictos, frente a los métodos sancionadores y punitivos que se han venido llevando a cabo históricamente para el abordaje de los conflictos.

La mayoría de ellos coincide en la idea del conflicto como una oportunidad de aprendizaje, una oportunidad para el cambio que ofrece la aparición de un conflicto para la adquisición de habilidades sociales, emocionales y comunicativas y, por ende, para el crecimiento personal.

Una de las grandes ventajas que nos ofrece la mediación escolar es la oportunidad de hacer que sean los propios chicos y chicas los que pongan en marcha la resolución de su propio conflicto. Es decir, un conflicto generado por ellos mismos ha de contar con la opción de poder ser solucionado por ellos mismos. Históricamente, han sido y son los adultos los que intervienen de forma casi exclusiva en la resolución de los conflictos, administrando las sanciones, pero sin dotar de soluciones a largo plazo en un proceso restaurador. En este sentido, las resoluciones entre iguales se muestran mucho más efectivas y duraderas, ya que se dotan espacios de aprendizaje y oportunidades para que sean los protagonistas los que lleguen a los acuerdos.

¿Qué es la Mediación Escolar? Existen muchas definiciones, pero una de las que más gustan y que pensamos que mejor define este proceso es la de Lenard Marlow (s.f.), que pronunció la propia Carmen Boqué, una de las mayores expertas en el tema, en la ponencia desarrollada en el II Encuentro Provincial Intercentros de Mediación Escolar, celebrado en Málaga el pasado noviembre de 2019:

(…) “un proceso imperfecto, en el que dos personas imperfectas reciben la ayuda de una tercera persona imperfecta, para llegar a una solución imperfecta en un mundo imperfecto (…)”

Hablemos ahora del conflicto: “el conflicto es una situación de confrontación de dos o más protagonistas, entre los cuales existe un antagonismo motivado por una confrontación de intereses”.

Los conflictos son inherentes a nuestra condición humana, por lo que las tensiones producidas de manera natural en cualquier relación, en el ámbito educativo adquieren el carácter educativo y de oportunidad al que hace referencia.

Características esenciales del conflicto:

  • Carácter preventivo: que como ya hemos anotado con anterioridad, es una de las principales aportaciones que la mediación escolar aporta a la etapa de Educación Primaria, ya que se puede abordar el conflicto antes incluso de que se dé.
  • Voluntariedad: Total libertad de las partes y del equipo de mediadores para iniciar o no el proceso de mediación, así como abandonarlo una vez iniciado.
  • Imparcialidad: Ya que el mediador no dirige ni propone la solución al conflicto, aunque sí regula posibles desequilibrios de poder.
  • Confidencialidad: Contribuye a generar confianza en todo el proceso al mantener la información de forma privada, con la única excepción de que el mediador reciba información sobre actos o intenciones violentos, en cuyo caso deberá notificar, en un inicio, al equipo coordinador.
  • Carácter personalísimo: Supone la obligación a asistir personalmente a los encuentros de mediación, siendo imposible hacerlo a través de un representante, convirtiendo a todas las partes en verdaderos protagonistas de su aprendizaje y de la gestión y resolución de sus propios conflictos.
  • Todas las partes ganan: ya que se apoya en el binomio Ganar-Ganar, y satisface así las necesidades de todas las partes.

Conclusiones finales:

Los resultados que obtenemos de la presente investigación nos indican que la valoración que los alumnos mediadores perciben tras haber participado en el Programa de Mediación es altamente positiva. Valores como como el respeto, la tolerancia y la amabilidad han adquirido una mayor presencia en su desenvolvimiento personal. Además, la mejora de la empatía es destacable tanto por ellos mismos como por sus familias, lo que nos hace inferir que los aprendizajes adquiridos en el ámbito emocional poseen una alta transferibilidad a otros entornos sociales que van más allá del centro educativo.

Por otro lado, la toma de conciencia de estos alumnos sobre los aprendizajes que han adquirido como mediadores, confirma que participar en este tipo de programas promociona el desarrollo del metaprendizaje, de tal manera que el aprendizaje experiencial adquiere una importancia real para la adquisición de herramientas y recursos emocionales. Del mismo modo, el desarrollo de la asertividad a través de adquisición de habilidades comunicativas, influye positivamente en el abordaje de los conflictos y en la resolución de los mismos. Así lo expresa la madre de una de las alumnas mediadoras, que vincula dicho desarrollo con el aumento del rendimiento académico.

La adquisición de recursos durante el proceso de formación de mediación hace que obtengan herramientas para ser más sociables, comunicativ@s, resolutiv@s… El conjunto de todas estas habilidades favorece el rendimiento académico. Ellos se están formando para llevar a cabo un proceso del cual están obteniendo muchos beneficios.

Además, tras las aportaciones de las familias, se observa que éstas valoran en alto grado las habilidades sociales, emocionales y comunicativas adquiridas por sus hijos, destacando la empatía y la asertividad. Esta valoración coincide con las de los alumnos mediadores, de tal manera que su participación en el Programa de Mediación les ha proporcionado el desarrollo de un pensamiento alternativo y creativo, en la medida en que ofrece soluciones distintas a un mismo problema. Así lo expresaba la madre de uno de los mediadores: “Es más empático, ve otros puntos de vista que antes no veía, ve opciones y busca soluciones. Antes no.”

Creemos, en definitiva, que la implementación de este tipo de programas dota de un valor añadido al entorno escolar y proporciona una ventaja en el desarrollo integral de los individuos que participan en ellos. Los conflictos, como ya hemos mencionado, van a existir siempre, tanto en cuanto somos seres sociales. Es la forma de gestionarlos y las herramientas que proporciona el Programa de Mediación lo que mejora significativamente la forma de gestionarlos, contribuyendo así a la promoción de la convivencia pacífica.

No queremos olvidar tampoco, que la actual crisis sanitaria provocada por el Covid-19, influirá muy negativamente, tanto en este tipo de programas como en la adquisición de competencias socio-emocionales por parte del alumnado, por las medidas (o la falta de medidas adecuadas) en los entornos escolares, entornos donde la cognición social se verá alterada.

¿Y tu cole?¿Todavía no cuenta con un Programa de Mediación? Pregúntanos!!!

Por Mehdi Nolte y Nieves López-Brea Serrat

MEHDI NOLTE

 

 

 

 

 

*Referencias Bibliográficas recogidas en el propio estudio.

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