Orientación psicológica en Centros EQ:  Baja autoestima en las relaciones sociales

“Mi baja autoestima me afecta para establecer una relación de pareja y para mantenerme en los trabajos por falta de concentración y de seguridad en mí mismo. Tengo miedos internos infundados por los comentarios de mi padre como – ¿eres tonto? -, – ¡cállate! -, etc, que ya desde pequeño me dejaban sin capacidad de reaccionar y con miedo hacia mi padre. Me estreso muy fácilmente en el trabajo y me embarga la presión laboral, por lo que he perdido varios trabajos. Mis amigos me dicen que soy una persona muy inteligente y capaz, y yo sé que tengo talento y virtudes y he conseguido algunos éxitos, pero no logro expresarlo en mi vida. Cuando una mujer me gusta, algo me dice que ella nunca se fijará en mí. En otras ocasiones he logrado de vencer mis miedos, pero éstos aún me superan.”


Responde: Nieves López-Brea Serrat

Es común que en todas las definiciones de la autoestima se la relacione con un origen social. Nadie nace con alta o baja autoestima, sino que se desarrolla con la interacción social de las personas más significativas durante nuestra infancia, y posteriormente en la adolescencia, como familiares, amigos y profesores. Este proceso permanecerá siempre abierto y dependerá de cómo sean valoradas nuestras conductas de positivas o negativas por los demás.

Pero las personas no son meros receptivos de información, también somos agentes activos y nuestra estima depende también de la coherencia de nuestra conducta y de las atribuciones que hacemos de nuestras cualidades y habilidades. Existen muchos programas para mejorar la autoestima, y esto derivará en mejoras laborales y personales.

El efecto pigmalión o la teoría de la profecía auto cumplida nos dice que cuando tenemos una creencia firme respecto a alguien, acaba cumpliéndose. Nuestra conducta intenta ser coherente con las creencias que sostenemos. Si piensas que no gustarás a una mujer, tu comportamiento irá acorde a ese previsto rechazo y es lo que ella terminará viendo. No des nada por hecho, ni asumas opiniones, ajenas o propias sin antes someterlas a comprobación, ya que, sin ser conscientes, estamos cerrando puertas y oportunidades.

Algo que creo puede ayudarte, es la inteligencia emocional, que se define como la habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y la de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. Ésta juega un papel muy importante en el autocontrol emocional y en la capacidad adaptativa de las personas para afrontar situaciones estresantes usando estrategias de afrontamiento basadas en la reflexión y en la resolución de problemas.

Y como dice Elsa Punset cuando habla de la inteligencia social , ahora contamos con herramientas que aportan la psicología y la neurociencia que nos aseguran que la mente es flexible y se puede entrenar.

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