Trastorno por atracón

El trastorno por atracón se caracteriza por episodios de ingesta de comida en grandes cantidades y una sensación de falta de control durante los mismos. Por tanto, es frecuente que durante los atracones se coma muy rápidamente, incluso sin hambre, de forma aislada y hasta sentirse desagradablemente lleno. Tras ello, la persona suele sentirse culpable, triste y/o avergonzado.

La principal diferencia con la bulimia es que en el trastorno por atracón no se acude a comportamientos compensatorios tras la ingesta. Es decir, tras los atracones no se intenta compensar emitiendo conductas como vomitar, usar laxantes y diuréticos o realizar ejercicio físico de forma excesiva.

Las teorías explicativas que se manejan sobre esta patología indican, en primer lugar, una posible predisposición genética a poseer ciertos rasgos de personalidad o tendencia a desplegar un estilo alimentario concreto. Asimismo, regiones cerebrales como el núcleo accumbens, la amígdala y la corteza orbitofrontal parecen estar relacionadas con la aparición de la sintomatología debido a su implicación con los circuitos de recompensa y del control de impulsos. Por tanto,  una de las líneas de investigación es, precisamente, el estudio de las posibles similitudes con los procesos de adicción a sustancias y el juego patológico. Otros autores señalan que este problema suele formar parte de una cadena de otros trastornos relacionados con el comportamiento alimentario (como obesidad o anorexia)  o con el control de impulsos.

 De igual forma, hay teorías que hacen hincapié en distintos factores que facilitan, inician y mantienen la sintomatología del trastorno:

  • Factores predisponentes: influencia de los medios de comunicación, interacción social negativa, situaciones de abuso o abandono, ciertos patrones de interacción familiar, baja autoestima, perfeccionismo…
  • Factores desencadenantes: sensación de hambre o ansia por comer, críticas de terceras personas, crisis familiares o personales, estado emocional bajo, etc.
  • Factores mantenedores: intento de reducir sensaciones, pensamientos e interacciones aversivas, como vía de escape ante dietas restrictivas, ver la comida como premio o gratificación, entre otras.

La intervención ante este tipo de problemática se enfocará según la circunstancia personal del paciente y las variables que la influencian. No obstante, en términos generales, los objetivos principales son instaurar hábitos saludables, tratar la sintomatología física y emocional asociada al trastorno, la adquisición de estrategias y habilidades de afrontamiento y la prevención de recaídas en el futuro. Asimismo, en ocasiones también se realiza un trabajo terapéutico y de asesoramiento a los familiares del afectado.

BIBLIOGRAFIA

Baile Ayensa, J. I., González Calderón, M. J. (2016). Trastorno por atracón. Diagnóstico, evaluación y tratamiento. Ediciones Pirámide.

Raich, R. M. (2017). Anorexia, bulimia y otros trastornos alimentarios. Ediciones Pirámide.

Serra, M. (2015). Los trastornos de la conducta alimentaria. Editorial UOC

 

 

Desirée  Castellano  Olivera

Psicóloga sanitaria y neuropsicóloga

Intervención psicológica en obesidad

La obesidad es una de las grandes problemáticas de salud en la actualidad, afectando a millones de personas. Se trata de una enfermedad que, además de estar asociada a una condición física concreta, conlleva ciertas consecuencias psicológicas y sociales.

Por tanto, nos encontramos ante una patología crónica y de etiología multifactorial que involucra diferentes causas:

  • Causas biológicas: se han estudiado relaciones entre la genética y la obesidad. Hallándose, por ejemplo, diferencias en el metabolismo basal, en la activación del consumo de energía tras comer o en los niveles de leptina (la hormona que se encarga de regular el apetito).
  • Causas socioculturales: aspectos como el fácil acceso a los alimentos (y, especialmente, a la comida “rápida” y altamente calórica), los avances en tecnología y transporte que limitan la necesidad de realizar actividad física diaria, la promoción del ocio sedentario o los malos hábitos de sueño (hecho que conlleva el enlentecimiento del metabolismo) parecen ser claves en la aparición de esta enfermedad.
  • Causas psicobiológicas: destaca la llamada “Teoría del incentivo positivo” , indicando que lo que verdaderamente incita a los individuos a comer es la anticipación del placer que producirá. De hecho, hay investigaciones que indican que ciertos alimentos estimulan los sistemas de recompensa del sistema nervioso central.

Anteriormente, la psicología se centraba en el tratamiento de las alteraciones psicológicas que surgían a consecuencia de esta condición. Sin embargo, en las últimas décadas se está centrando también en la creación de intervenciones psicológicas específicas para la prevención y el abordaje de la obesidad.

Los pacientes necesitan técnicas concretas para cambiar sus hábitos y estilo de vida y que su uso se mantenga a lo largo del tiempo. Para ello, es imprescindible un proceso de evaluación previo para descartar la necesidad de intervención de otras patologías psicológicas que pueden ser la causa del problema de obesidad. Asimismo, requiere valorar los hábitos previos de alimentación, ejercicio físico y sueño y las circunstancias que están manteniendo la enfermedad.

Se hace imprescindible abordar cuestiones como las ideas irracionales y “de todo o nada”, la impulsividad o falta de inhibición y la resolución de problemas para hacer frente a posibles barreras que puedan ir apareciendo en el día a día. También debe hacerse hincapié en promover el sentimiento de autoeficacia, las habilidades sociales y el mantenimiento de los cambios.

En resumen, el enfoque psicológico es un elemento clave para abordar la obesidad junto al trabajo de otros profesionales. Con ello, se potenciará una intervención con un mayor grado de eficacia cuyo objetivo principal debe ser instaurar hábitos saludables, no llegar a un número concreto en la báscula. Es decir, dar prioridad a alcanzar pequeños cambios que den lugar poco a poco a la reducción de riesgos físicos y psicológicos, mejorar la calidad de vida y las relaciones personales y realizar actividades gratificantes que anteriormente no se llevaban a cabo.

Nuestros centros multidisciplinares cuentan con psicólogos sanitarios expertos en trastornos de la alimentación, y expertos en nutrición y dietética para mejorar el abordaje de la obesidad de forma conjunta.

 

 

 

 

 

Desirée Castellano Olivera, Psicóloga Sanitaria y Neuropsicóloga

Bibliografía

Baile Ayensa, J.I. y González Calderón, M. J. (2013). Intervención psicológica en obesidad. Ediciones Pirámide

Baile, J. I. (2019) ¿Por qué no somos eficaces en el tratamiento de la obesidad? La necesaria aportación de la psicología. Medicina Clínica, 152(2), 72-74.

Baile, J. I., González-Calderón, M. J., Palomo, R. y Rabito-Alcón, M. F. (2020). La intervención psicológica de la obesidad: desarrollo y perspectivas. Revista Clínica Contemporánea, 11(3), 1-14.

De La Vega Morales, R. I. y Cruz Hernández, L. (2018). Efectos de la terapia cognitivo-conductual en factores asociados a la obesidad: un estudio de caso. Psicología y Salud, 28(1), 85-94.

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